Con menos de un mes de nacida, " Cristalita" fue entregada a Naly Ramírez , en una caja de zapatos junto con ocho pesos y una carta de su antigua dueña, una niña de 7 años, en la que pedía que le dijeran a la cachorra que la quería.

El cuerpo de la pequeña perrita apenas cabe en el puño de una mano, aún batalla para abrir los ojos, duerme casi todo el día y es sensible a casi cualquier ruido. Sus colores se mezclan entre el café, blanco y un par de motitas negras en los ojos.

Naly tiene poco más de la semana desde que recibió a "Cristalita" frente a la puerta de su casa. En ese tiempo dice que ha reflexionado sobre la compasión del humano por los seres vivos, pero mientras hace una introspección no deja de estar pendiente de su último rescate.

Dice que desde hace año y medio se convirtió en activista a favor de derechos de animales , y aunque en ese tiempo ha sido testigo de actos despiadados contra seres vivos, el caso de Jazmín y Cristalita le dejan una sensación de esperanza de que no todo está perdido.

"Me habían dejado gatos... camadas pero no se involucran. Sólo me los dejaban pero aquí, me llamó mucho la atención porque hasta me dejó una carta diciéndome que le dijera que la quiere mucho. No la dejó porque haya querido", piensa Naly.

Ella detalla que el 31 de agosto la encontró cuando recién llegaba de su trabajo. Miró hacia el suelo y ahí estaba una caja de cartón para guardar zapatos; adentro estaba "Cristalita", las monedas y la carta firmada por Jazmín.

En ese escrito la niña de 8 años explicaba que no podía quedarse con la perrita porque sus padres no se lo permitieron. Investigó y supo que Naly rescataba animales por eso decidió entregársela a ella, con la única condición de que la cuidara.

"Yo no puedo cuidarla, sólo tengo 7 años y no me dan mucho de recreo para su comida. Cuídala mucho por favor, te dejó ocho pesos y dile que la quiero mucho", esas fueron las últimas palabras que le escribió Jazmín a Naly.

Desde ese entonces, Naly se encargó de los cuidados de "Cristalita". Ya tuvo su primera visita al veterinario y está en espera de alcanzar la edad suficiente para ser vacunada. Duerme casi todo el día pero según el doctor que la revisó su condición es estable.

Patricia Suale

es otra rescatista en Tijuana, ella fue quien publicó inicialmente la historia en su cuenta personal de Facebook, la cual terminó por compartirse decenas de veces a través de internet.

Para ella lo más importante es hacer conciencia sobre el cuidado de otro ser vivo, y sobre la lección para aprender a ser compasivos o solidarios con quienes realizan este trabajo para rescatar animales maltratados o en condición de calle.

"No siempre recibimos el apoyo que necesitamos y es muy difícil hacer y costear este trabajo, porque es como tener una familia ellos al final también ocupan de cuidados", advierte.

La historia de Naly, "Cristalita" y Jazmín se viralizó en redes sociales. Incluso hay compañías de alimentos para mascota que desde Ciudad de México contactaron a las rescatistas para proponer alguna campaña que todavía no se concreta pero está en planes.

Además, la empresa recién inició con la campaña #NUPECBuscaAJazmin para encontrar a la niña, apoyarla con el alimento y ayudarla a reencontrarse con su perrita.

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