El filme Sin señas particulares fue de los últimos proyectos aprobados por el extinto Foprocine (Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad), fideicomiso que era destinado para el apoyo a la producción o postproducción de filmes.

Al respecto, ahora que la cinta se convirtió en la máxima nominada para la entrega 63 del Premio Ariel al aparecer en 15 categorías con 16 nominaciones, su directora Fernanda Valadez reitera la importancia del apoyo al cine mexicano y señala que hay que ver hacia adelante.

“Los diputados cometieron un gran error, el poder ejecutivo y el legislativo, al extinguir los fideicomisos del cine, particularmente el Foprocine, pero eso ya está hecho. Esta película será de las últimas y lo que creo es que hay que ver para adelante, empujar como comunidad junto con los diputados y mejorar la Ley de cinematografía que ahorita está en discusión en la cámara de diputados”, dice en entrevista.

“Con la extinción de los fideicomisos lo que sucedió es que el cine mexicano perdió la protección de ley y eso es algo que hay que arreglar, fortalecer lo que queda de los apoyos al cine y pensar que ese error que se cometió se pueda saldar”, indica.

Valadez considera que lo hecho en este país ha mostrado cada vez más que sí tiene público, y para muestra, las cintas que competirán el próximo 25 de septiembre en los premios que entrega la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. Entre los títulos que destacan este año está Los lobos, sobre migración y que tiene 13 nominaciones, El baile de los 41, sobre la diversidad sexual, y Selva trágica, que sumaron 12, entre otros.

“De las que están nominadas varias han sido muy exitosas en taquilla y otras lo han sido en los nichos en los que se han podido exhibir; hay que seguir luchando por los espacios de exhibición y empujar porque los diputados enmienden la página de ese error que se cometió”.

Visibilizan problemáticas. Sin señas particulares está nominada en categorías como Guión original, donde aparecen tanto Fernanda como Astrid Rondero. La trama sigue a Magdalena (interpretada por Mercedes Hernández), una mujer que viaja buscando a su hijo (el actor Juan Jesús Varela), quien desapareció al querer cruzar a Estados Unidos.

“Empezamos por ahí de 2012 a imaginar una película que hablara de cómo se entrecruzan la desaparición forzada, la migración, y el reclutamiento forzado, hablarlo desde una perspectiva que se sintiera personal, la de una madre”, recuerda Valadez.

“Con Astrid Rondero empezamos a investigar y escribir un guión que pudiera reflejar esta crisis humanitaria tan profunda y amplia que estamos viviendo”, destaca la cineasta.

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