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La voz de Gustavo Cerati volvió a retumbar en el escenario del Palacio de los Deportes, en donde Charly Alberti y Zeta Bosio estaban, pero no para cantar. Según ellos, la presencia de Cerati estaba ahí, siempre está ahí, y también estaba su hijo Benito Cerati.

Los integrantes de la legendaria agrupación argentina de rock fueron un espectador más, para sentir cómo los mexicanos revivían su amor por los temas de más de dos décadas.

El espectáculo Sép7imo día — No descansaré ofrecerá la experiencia de recordarlos hasta el 23 de diciembre en el domo de cobre. El show tiene algunas advertencias, entre las que se incluye evitar grabar el show en los dispositivos móviles.

“No se efuercen en grabar, mejor grabénlo en su memoria y a través de sus propios ojos”, dicen por el audio.

Además de la música, los artistas del circo canadiense hicieron sus contorsiones, sus malabares y saltos que atraían la atención de los asistentes.

Los clásicos “Persiana americana”, “Música ligera” y “Cuando pase el temblor” fueron los más cantados, mientras las demás canciones hacían eco en los apasionados seguidores.

La magia del Cirque du Solei hizo lo suyo en medio de la gente, que tenía que moverse de un lado a otro para que los armatostes de colores pudieran pasearse por la pista.

Ellos podían vivir de cerca el sudor de los artistas, ver la fuerza de su cuerpo para hacer movimientos en el aire y quitarle la respiración a los que estaban ahí para mirar.

Y sin respirar estaban dos artistas del circo metidos en una pecera donde hicieron su show bajo el agua. Ella, una sirena, él, el guitarrista que le hizo eco a la música, sin tomar una bocanada de aire.

Sin una historia y con el propósito de recordar las viejas glorias de una de las bandas más importantes del rock latinoamericano, los actores, payasos y aristas de la sorpresa bailaron entre cambios de luces.

Algunos volaron por los aires, otros bailaron y brincaron, otros más jugaron entre las sombras y las luces.

Con canciones como “Te hace falta vitaminas”, “Sobredosis de tv” y “El séptimo día”, el set list completó un show de más de una hora y 30 minutos.

Al tratar de ponerse emotivos, invitaron a encender las luces de los celulares y así cantar la canción “Té para tres”, a media luz y del pulmón de los fanáticos que los coreaban.

Al final, todos se unieron en el escenario para terminar de presumir sus habilidades, mientras retumbaba “Música ligera” en las paredes del recinto.

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