Santo Domingo.— El cantante dominicano Joseíto Mateo, uno de los precursores del merengue y figura emblemática de ese género, murió el viernes en Santo Domingo debido a complicaciones por leucemia a los 98 años.

El deceso ocurrió el viernes en el hospital de las Fuerzas Armadas de República Dominicana, informó Agustín Iglesias, director de la institución donde se encontraba internado el cantante desde el 30 de mayo. Mateo había sido diagnosticado con leucemia a finales de 2017.

“En su voz escuché y bailé mi primer merengue. Era el artista dominicano preferido de la familia”, , escribió en Twitter el astro de la música dominicana Juan Luis Guerra.

El intérprete de temas emblemáticos como “El negrito del batey” y “Merenguero hasta la tambora”, obtuvo en 2010 el Premio a la Excelencia Musical de la Academia Latina de la Grabación y cuatro años después, la Cámara de Diputados dominicana lo declaró Leyenda viva del merengue y de la música popular.

“Logró llevar su música más allá del Caribe, conquistando audiencias internacionales. Su extensa carrera, de casi 70 años, se ha convertido en una importante referencia cultural y en un tesoro de la República Dominicana”, dijo el viernes en un comunicado Gabriel Abaroa, presidente de la Academia Latina de la Grabación.

“Despedimos a una leyenda, al inmortal del merengue, Don Joseíto Mateo. Dueño de más de nueve décadas de ritmo y sabor inigualables”, escribió el presidente Danilo Medina en Twitter.

El deceso de Mateo ocurre sólo un año después de que la Unesco inscribiera al merengue en la lista de patrimonio inmaterial de la humanidad, señaló en un comunicado Eduardo Selman, ministro de Cultura.

Por su parte, La Reina del Merengue Milly Quezada difundió en Instagram una foto con Mateo en la que destaca el compromiso del finado cantante “con la calidad y la fidelidad al ritmo autóctono”.

José Tamárez Mateo, nombre real del intérprete, comenzó a cantar en los años 30 e impulsó la producción de merengue cuando se trataba de un ritmo rural y marginal, hasta que más tarde esa música se consolidó como símbolo de la dominicanidad.

Luego de años de éxito local con la orquesta San José, Mateo viajó en 1955 a Cuba para unirse a la Sonora Matancera. Mateo recibió en 2004 el Gran Soberano, máximo galardón anual de la Asociación de Cronistas de Arte de República Dominicana.

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