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Enrique Bunbury dice que no se percibe como una leyenda pero no dejará de hacer música que le llene de satisfacción.

Fiel a su estilo con botas, pantalón, chamarra y bufanda negra, el músico atraviesa la habitación del hotel en donde se hace el silencio, toma un poco de agua y saluda antes de iniciar la entrevista.

“No sé ni siquiera si agradecer la palabra leyenda porque creo que es una piedra muy pesada que cargar sobre los hombros. Sé que hay gente que ha disfrutado de discos y de canciones que he grabado en muchos momentos diferentes de mi carrera. Desde mi etapa con Héroes del Silencio a mis etapas solistas y pensar de esa manera no ayuda a grabar o a componer nuevas canciones”, explica.

Bunbury, quien tiene más de 30 años de carrera, afirma que más allá de ser un juez respecto a su obra, compone por el puro placer de hacer música, dejando ese rol a todo aquel que lo escucha y no mira atrás.

“Yo creo que está bien mantener cierta distancia contigo mismo, con tu obra pasada, aunque luego una vez que salga y lo muestres al público, sea el público el que haga comparativas, es lógico. Yo pienso que para ti mismo es bueno mantener esa distancia con tu pasado”.

Esa mentalidad es la que le permite crear nuevos materiales. Expectativas, su nuevo disco, supuso así un reto para el intérprete de “Infinito” y “Lady Blue”.

“Me cuesta mucho describir mis propios discos pero considero que éste tiene un sonido muy diferente a los últimos álbumes que estaba haciendo, que miraban más hacia las raíces de la música americana y que había hecho mirando hacia la raíz de la música latinoamericana y mediterránea. Digamos que desde Palosanto (su disco anterior) ahora claramente con Expectativas estoy intentando que miren hacia el presente y que musicalmente utilicen la tecnología que está a nuestra disposición para la grabación y para la instrumentación. Yo lo definiría como un disco de rock contemporáneo”.

Para el compositor, quien además fungió como arreglista en este trabajo, los cuatro años dedicados a la creación de este material, el cual incluso comenzó antes del disco Palosanto, está justificado, ya que también le permitió incluir otras canciones que llegaron de su inspiración en el último minuto.

“La verdad es que en todo este tiempo estuve también entretenido con otras cosas. Saqué el Unplugged, sacamos también un disco de la minigira que hicimos con Andrés Calamaro, así que hubo estos dos proyectos intermedios que bueno, dilataron un poco el tiempo. Por otro lado creo que ha sido positivo, hay cosas que necesitan más tiempo, necesitan dedicación y este disco creo que ha ganado por el hecho de haber dispuesto de ese tiempo extra”.

Con 50 años cumplidos en agosto pasado, explica no temerle a la muerte, pero sí a lo que el paso de los años puede suponer.

“A la enfermedad, ¿no? Es a lo que puedes temer más, a no ser capaz, a necesitar a otros para poder valerte”, reconoce.

Sin embargo, señala tajante, el retiro no es una palabra que sea parte de su vocabulario, minimizando el hecho de haberla dicho años atrás para luego cambiar de parecer.

“En realidad llevo mucho tiempo pero yo me considero muy joven todavía y soy joven como para pensar en el retiro. Me queda mucho para que llegue a la consideración del retiro que es cuando cualquier persona en su profesión se retira a descansar porque se lo merece y, aparte, en la música digamos que incluso se alarga mucho más el tiempo. Cuántos grandes cantantes pasados los 67 están todavía obsequiándonos grandes obras y subiéndose a los escenarios”.

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