Desde la rotonda de Insurgentes el paisaje era este: decenas de collares de flores y banderas del LGBT conviviendo con playeras de la Selección Méxicana y banderas de México. Sobre Génova (camino al Ángel de la Independencia) los colores aumentaban igual que los ánimos de los que, llenando los bares para ver el partido, gritaban y contagiaban la incertidumbre con cada movimiento de los jugadores.

De pronto, silencio total, todos los que iban de paso se arremolinaron para ver en las pantallas un penal que sí, fue gol, y que enloqueció la calle con gritos y ambas banderas arriba.

Minutos después los asistentes a la marcha del orgullo gay siguieron su camino hasta el Ángel de la Independencia, a donde llegaron vistiendo de colores una de las avenidas principales de la Ciudad de México. Vestidos amplios, pelucas y coronas convivían con globos de colores previo al inicio del recorrido.

Erick Hayser

y María León fueron los padrinos este año con la asociación Impulse México , y ambos hicieron un llamado a informarse sobre el VIH, a no tener miedo de hacerse pruebas periódicamente y de resultar positivo, comenzar el tratamiento.

Erick tomó la palabra para expresar:

“Creo que ya es momento de que hablemos, de verdad, sin vergüenza, de que vayamos a hacernos los estudios, de que podamos hablar del VIH sin estigmatizar, sin sentirlo ajeno a nosotros porque esto es una realidad que a todos nos involucra. Alcemos la voz y esperemos que par 2030 podamos erradicar por completo la propagación del VIH”.

Por otro lado, María León, compartió experiencias cercanas.

“El simple hecho de no buscar un diagnóstico es lo que hace la diferencia entre la vida y la muerte. Sé que nos da pena ir a revisarnos o si sabemos que tenemos el virus nos da pena ir por el tratamiento y eso puede hacer una diferencia muy importante entre seguir vivos y no estarlo, yo he perdido muchos amigos por esa causa”. Externó.

PIDEN JUSTICIA 

En otro momento de la conferencia organizada por Impulse México, se pidió justicia por tres jóvenes activistas asesinados hace unas semanas en Taxco Guerrero: Roberto, Rubén y Uriel.

“Reprobamos tan cobarde acto contra los tres jóvenes asesinados, jóvenes comprometidos por su comunidad, con la disciplina diaria de ser mejor cada día” dijo uno de los familiares. Por ello pidieron al presidente actual y al que viene no olvidar este crimen que sigue sin resolverse.

Ya en el lugar, los miles de asistentes dejaron de preocuparse por el partido, pues el segundo gol de México no resonó como en la calle Génova, pero seguían conviviendo las dos banderas, las playeras del orgullo gay y las de la selección Mexicana.

rad

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