En los primeros años de los 2000 el músico Gustavo Santaolalla era sólo un espectador de los videojuegos, de esos que no toman un control, pero le gustaba ver a su hijo Don Juan, quien en la adolescencia fue un gran gamer.

El argentino pensaba que si estos mundos en consolas, cuyas historias desconocía, tuvieran una trama emotiva acompañada por música, la audiencia podría conectar emotivamente como en pocas manifestaciones artísticas. Eso descubrió al poco tiempo, cuando fue invitado a musicalizar el videojuego, "The last of us".

En 2006 ganó el Oscar a Mejor banda sonora por su trabajo en Secreto en la montaña y al año siguiente volvió a llevarse la estatuilla con Babel, del mexicano Alejandro Gónzalez Iñárritu. Fue cuando le ofrecieron musicalizar este videojuego, escrito y programado por Neil Druckmann.

“Después de los Oscar me ofrecieron juegos pero nunca encontraba nada que me gustara hasta que conocí a Neil y me contó de la historia y dije: ‘Eso es lo que yo me imaginaba’, no tenía idea de una historia precisa, pero tenía el concepto”, cuenta el argentino.

Lo que convenció al productor de bandas como Café Tacvba y Molotov fue que esta historia, una de las más populares de la consola PlayStation, trascendía a la violencia: abordaba la vida un hombre que pierde a su hija y busca sobrevivir en un mundo post-apocalíptico protegiendo a una pequeña huérfana.

Ahora con la serie transmitiéndose por HBO Max como una de las más vistas de la plataforma, Santaolalla ve natural que un nuevo público se haya visto cautivado, en particular le emociona conectar nuevamente con el público joven.

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“La forma de los fans de acercarse a mí es muy distinta a todos los fans que tengo a través de mi carrera, los fans del videojuego tienen una especie de devoción, no sé si es por las horas que se pasan escuchando la música con los audífonos, jugando, pero cuando llegó este tema de convertirlo en una serie realmente ahí era el momento de reformar el poder de la historia”, dice en referencia a la emotividad añadida en la serie.

Con raíces latinas

Santaolalla acepta que, en un principio, no se imaginó que los creadores del videojuego iban a aceptar la música que propone porque en ella recurre a ritmos sudamericanos, como la chacarera e instrumentos como el ronroco. Pero no fue así.

“Nunca recibí un comentario de Neil, que fue a quien le presenté primero (el proyecto), ni nunca nadie me hizo un comentario de: ‘che, pero ese instrumento étnico no (es el adecuado)’, porque el ronroco pasa a ser como un violín o un instrumento de orquesta, pero es un timbre muy especial que me resulta muy orgánico, muy latino para un drama de esencia estadounidense”, detalla el compositor argentino.

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