cesar.huerta@eluniversal.com.mx

La claqueta que acaba de sonar en el set marca en letras negras que es el rollo A-38, escena 60-4. Toma 1.

La secuencia se realiza en una sala donde Rosendo del Valle (Eugenio Derbez), político mexicano, se encuentra molesto por una investigación que intenta frenar el atentado al presidente de Estados Unidos en nuestro país.

A un lado, en un sillón, escucha serio un coronel (Xavier López Chabelo) y, en otro, García (Damián Alcázar), responsable de toda la misión.

“Él (Alcázar) no es un experto en investigación, en intriga internacional, quiero acción, acción en serio, no como la matanza de servidores como fue anoche, ¡García, ponga a trabajar a gente competente!”, exclama Del Valle, levantándose en seguida.

Es la primera vez que Eugenio Derbez, Chabelo y Damián Alcázar (El infierno), trabajan juntos.

Y ha sido El complot mongol, de Sebastián del Amo, el largometraje que lo consiguió.

“¡Muy bien, vamos por otra!”, grita el realizador, tras ver la escena en los dos monitores frente él.

Uno sigue a A Derbez lo encuadra una cámara. A Alcazar, otra. López no sale a cuadro, pero da réplica.

“El cine es un medio de expresión que ha existido desde hace más tiempo que la televisión, se hacen cosas concretas, muy pensadas porque el cine no es un medio barato”, puntualiza El amigo de todos los niños, que ha hecho tanto tv como cine.

Respeto. En los años 80, el creador de El Lonje moco le pidió al de En familia, una oportunidad para participar en el programa dominical matutino. Fue llevado como edecán y era quien metía la mano a la tómbola y sacaba el número seleccionado para concursar en el estudio.

“De él aprendí mucho de lo que sé”, cuenta Derbez, en un receso del rodaje, en el Club de Periodistas capitalino, en el Centro Histórico.

“Lo veía cómo ensayaba y el grado de perfeccionismo que ponía en sus grabaciones, fue una gran escuela”, apunta el actor.

“Y de Damián soy su fan, es una de las glorias del cine nacional que hace comedia, hace drama, es una joya y ahora que lo vi en el set, me sentí contento”, refiere.

Derbez arribó a la capital mexicana la noche del martes, con la barba crecida y un corte de cabello normal, pero el miércoles por la mañana fue transformado por el equipo de producción. “¡Vean la patilla, como de punta!”, dice divertido.

Así también está Javier López Chabelo, vestido como si fuera, él mismo indica, un agente de tránsito, por el color de la ropa.

“Me da miedo que me vayan a mentar la madre”, exclama.

Si en los 70 realizó mucho cine con la saga de Pepito, fue hasta esta década que la pantalla grande lo reclamó para participar en El crimen del cácaro Gumaro, Club Eutanasia y Amar, en estas dos últimas con papeles serios. “Yo ya no estoy en ninguna etapa de extrañar nada”, dice de buen humor, a pregunta expresa.

“Simplemente le doy gracias a Dios el mantener un personaje que me ha hecho vivir por muchos años y la gente me hace favor de seguirme con agrado”, comenta.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses