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El oscarizado actor por su interpretación en la cinta dirigida por Mel Gibson, Hasta el último hombre, no sólo recibió el prestigioso ojo dorado o Golden Eye, máximo premio del Festival de Cine de Zúrich, sino que también presentó con éxito en el certamen suizo su última película llamada Breathe en la que interpreta a un joven de 28 años que enferma de poliomielitis y no sabe cuánto tiempo le queda de vida, una historia que, según el mismo actor contó, lo conmovió profundamente y aún sigue resonando en él, pues también estuvo cerca de la muerte.

“Yo nací muy enfermo, en cuanto mi madre dio a luz me diagnosticaron con meningitis y los doctores me daban por muerto. A mis padres les dijeron que lo más probable, si lograba sobrevivir, es que quedara mental y físicamente discapacitado y dicen que los bebés a veces recuerdan estos traumas en algún lugar de su memoria, pero yo afortunadamente no tuve que lidiar con esta enfermedad porque al final todo salió bien, pero siempre pienso en cómo mis padres apostaron por la vida y no dudaron ni un segundo en continuar conmigo hasta el final y lo difícil que es incorporar las cosas cuando te pasa algo injusto o cuando tenemos que aceptar el universo tal cual es, en lugar de cómo nos gustaría que fuera”, recordó el actor que está acostumbrado a realizar películas de acción donde la expresión corporal es muy importante y que en esta ocasión tuvo que actuar casi sin moverse.

“Aunque pareciera lo contrario, en realidad éste fue un papel muy físico. Apesar de la inmovilidad del personaje, tenía que hacerlo parecer lleno de vida, conectar con todo lo que él era, sus movimientos previos a la polio, las expresiones que haría normalmente, su mirada así como todo lo que estaría pasando por su mente, pues es una persona que sabe que todo el tiempo está viviendo a quizá tres minutos de ya no estar aquí. Así que son cosas muy profundas que considerar al interpretar a un personaje como éste”.

Andrew quien también dijo haber aprendido a vivir una vida de optimismo, de fe y a saber incorporar mejor las pérdidas en la vida porque es algo que como humanos nos cuesta mucho aceptar.

“Las pérdidas en cualquier sentido en la vida moderna son muy difíciles para nosotros y sin embargo es algo que nos puede hacer mejores personas, aprender a aceptarlas y darles un significado es un aprendizaje de vida, así como saber disfrutar y conectarte al mundo y a otras personas”.

De cerca con la enfermedad. Garfield comentó que tuvo la oportunidad de conocer a enfermos terminales como su personaje y hablar con ellos fue algo que lo ayudó mucho a entenderlos.

“Fui muy afortunado porque Jonathan Cavendish (productor de la cinta) tiene muchas conexiones con la comunidad de personas discapacitadas que son activistas y a las cuales pude acercarme y también tengo un hermano que es doctor en Londres y me consiguió acceso a algunos de sus pacientes que estaban dispuestos a hablar; fue conocer a personas tan generosas al hablar de sus experiencias, estaban muy emocionadas de que una historia cómo esta fuera contada. Fue una gran parte de mi proceso como actor”.

Para Andre Garfield, esta es una película que lo ha marcado como ninguna otra.

“Sigo reflexionando mucho acerca de la historia y me sigue afectando de diferentes maneras. En general me cuesta hablar con la prensa de las cintas que hago pero con este filme me pasa todo lo contrario porque me encanta tener un espacio para reflexionar acerca del tema, y hablar de él me parece fascinante. Siento que todavía hay muchas cosas del personaje que siguen conmigo y que se van desdoblando dentro de mí”, finalizó el protagonista de la historia basada en un hecho real y que pronto llegará a los cines en México.

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