Hoy Inegi nos dirá si la economía va mejor de lo previsto. Todo hace pensar que así será cuando el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dé a conocer muy temprano las cifras preliminares del Producto Interno Bruto al segundo trimestre del año.

Ya algunos de los analistas más pesimistas del sector privado se adelantaron a los datos de Inegi mejorando su pronóstico de crecimiento económico para el año. Banorte y el Fondo Monetario Internacional revisaron su estimado de crecimiento a 1.9%, mientras que Bank of America Merrill Lynch lo movió desde 1.25% a 1.8% reconociendo que su escenario inicial para México estaba equivocado. De confirmarse hoy un mejor desempeño económico de lo previsto en el primer semestre del año, es probable que otros analistas que habían planteado un escenario de crecimiento moderado, como BBVA Bancomer (1.6%) o CitiBanamex (1.7%), revisen al alza sus estimados para 2017.

Como se ve en las cifras no se trata de un crecimiento económico boyante —de hecho estamos aún lejos de ello— pero sí de un ritmo ligeramente mejor al que se pensó en diciembre y enero pasados cuando los riesgos externos e internos sobre México se habían acrecentado.

¿Cuáles son, entonces, los factores que están detrás de un comportamiento de la economía menos malo al esperado para el segundo trimestre?

Por lo menos identificamos tres en este orden de importancia: El buen comportamiento de las exportaciones que han ‘jalado’ al sector servicios, las expectativas menos catastrofistas sobre el plan fiscal de Trump y las negociaciones del TLCAN con Estados Unidos y Canadá, y una mejor percepción sobre el manejo de las finanzas públicas que deshechó temporalemente la posibilidad de una reducción en la calificación de la deuda soberana del país.

Las exportaciones de mercancías siguen mostrando que son el motor más potente que tiene la economía. En el primer semestre crecieron 10.4% en comparación con el mismo periodo del año pasado. En comparación anual para el mes de junio el crecimiento fue de 11.5%, destacando el crecimiento de 17.8% en las exportaciones automotrices que representan casi una tercera parte del total de las exportaciones de mercancías del país. Y un dato es revelador: Las exportaciones no petroleras a Estados Unidos crecieron 8.2% en el primer semestre del año, con repuntes en mayo y junio de 12.6% y 11.0%, respectivamente, en relación al mismo periodo del año anterior. Es decir, las reiteradas amenazas del gobierno de Trump no han hecho mella en las ventas de mercancías desde México a la Unión Americana y sí han fortalecido la balanza comercial a favor de México y han sido factor de impulso al crecimiento económico en el primer semestre.

El segundo factor que ha incidido en un mejor crecimiento al esperado es la dilución de las amenazas del nuevo gobierno estadounidense. El temido cambio de política fiscal en EU que amenazaría las exportaciones mexicanas, se cayó tan pronto como se dijo que se haría. Y la renegociación del TLCAN, en la medida en que se fueron conociendo los términos planteados por el gobierno de Trump, ha transitado a un terreno menos hostil que el discurso proteccionista que originalmente enarboló Trump. Claro que sobre la mesa hay puntos preocupantes como el objetivo de reducción del déficit comercial para EU, o la eliminación del Capítulo 19 del TLCAN en el que se abordan la resolución de controversias y que Canadá –y México- difícilmente aceptarán. Con todo las amenazas desde EU sobre el futuro inmediato de México han bajado de tono, como también lo advierten las calificadoras de riesgos.

El tercer factor tiene que ver precisamente con el cambio de perspectiva de negativa a estable en la calificación de la deuda soberana del país por parte de Standard & Poor’s y a la que seguramente secundarán Moody’s y Fitch. Y es que una mejor perspectiva de riesgos por el manejo de la deuda pública, que impacta positivamente a las deudas emitidas por el sector público (Pemex y CFE, principalmente) pero también a las calificaciones de las deudas del sector privado, libera presiones al costo del financiamiento de los grandes proyectos.

Estos factores, entre otros, han incidido en un mejor comportamiento de la economía en el primer semestre respecto de lo esperado, aunque nada para echar las campanas al vuelo. De darse hoy un resultado mejor a lo previsto, es probable que los analistas del sector privado revisen sus pronósticos de crecimiento económico hacia un rango de 1.9% a 2.1% para el año. Una cifra ‘mejor a la prevista’, pero claramente baja e insuficiente.

Y es que factores como el menor dinamismo observado en los meses recientes en el consumo interno por la precarización de los empleos, la débil confianza del consumidor y de los empresarios, los pésimos resultados en materia de seguridad pública, la extendida corrupción institucional, las incertidumbres naturales que acarrea el TLCAN con un negociador imprevisible como Trump, y el ‘ruido electoral’ que crecerá en los próximos meses afectando la inversión; son contrapesos al crecimiento económico inmediato.

La economía se mueve, lento, pero se mueve a pesar de todo.

Twitter:@SamuelGarciaCOM
E-mail:samuel@arenapublica.com

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