El futuro de la economía mexicana en 2017 y 2018 tiene nombre propio y los inversionistas lo saben bien.

Ayer el diario digital español El Confidencial publicó una nota cuyo titular decía: Los inversores en México pierden el miedo a Trump. Y es cierto…pero por ahora; mañana quién sabe. Ayer mismo cuando la nota del diario aún no perdía vigencia, el peso se depreció 0.7% frente al dólar estadounidense movido, principalmente, por las versiones del agresivo plan fiscal que anoche daría a conocer Donald Trump con importantes rebajas en las tasas impositivas tanto a empresas como a personas, lo que pondría a la economía mexicana en un peligroso predicamento de competitividad.

Y es que las debilitadas finanzas públicas mexicanas no tienen márgen para una rebaja de impuestos que detenga una potencial sangría de nuevas inversiones, como ya lo ha anticipado el propio secretario de Hacienda, José Antonio Meade.

Así que si bien se ha reducido el miedo de los inversionistas por las amenazas iniciales de Trump de elevar los aranceles a los productos mexicanos, éste no ha desapareci do; sigue latente. Las pretendidas nuevas imposiciones arancelerias de Trump a la madera y a la leche canadienses, han sugerido que el presidente estadounidense no se dará por vencido a pesar de que ya sufrió algunos reveses recientemente y, por el contrario, está buscando nuevos trofeos que presumir ante su baja popularidad. Una actitud que se mantendrá en los próximos meses debilitando al peso mexicano frente al dólar, como lo ha advertido la Junta de Gobierno del Banco de México en su más reciente reunión de política monetaria.

Pero Trump no es el único jinete que atemoriza el futuro inmediato de la economía mexicana. Andrés Manuel López Obrador también lo está haciendo con su discurso de años anteriores. Si bien el hasta ahora candidato puntero en las encuestas para las presidenciales de 2018 ha buscado rodearse de empresarios y ex funcionarios públicos para ganarse la confianza de sectores más conservadores, le ganan sus impulsos de ruptura y descalificación en la plaza pública aumentando los temores sobre su sensatez en la conducción de la política económica. Su discurso anticorrupción que encuentra terreno fértil en buena parte de la población, tiene contrapesos en la inflexibilidad de sus posturas y en un débil compromiso de contrapesos institucionales.

Pero es quizá el tercer jinete el que mayor temor infunde a los propios inversionistas. El presidente Enrique Peña Nieto se ha convertido en el principal factor de incertidumbre hacia el final de su gobierno. Hay tres razones para pensar así y que están siendo tomadas en cuenta por los hombres del dinero: 1. Los casos de corrupción de las constructoras multinacionales. La española OHL y la brasileña Odebrecht tocaron con sus millones de dólares a los altos niveles del gobierno de Peña Nieto durante su mandato en el Estado de México y ahora en Los Pinos. Ambos casos que están siendo investigados por fiscalías y juzgados extranjeros, tanto en España, como en Nueva York, Suiza y Brasil, pueden estallar de un momento a otro con consecuencias internas impredecibles para el gobierno de Peña Nieto, incluyéndolo a él mismo. Asuntos así tendrían impactos económicos relevantes. 2. El temor del Presidente a perder las elecciones de 2018 conlleva una fuerte tentación a usar recursos públicos en los próximos meses. Ya el Banco de México lo ha advertido. Vale la pena recuperar lo escrito el lunes en Reforma por Rodolfo Navarrete, un muy respetado economista en jefe de Vector: “Uno de los miembros de la Junta de Gobierno le dijo al secretario de Hacienda, allí presente, que es importante ‘que la secretaría de Hacienda y Crédito Público cumpla cabalmente con su objetivo de superávit primario y que se apegue a lo establecido en la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria en la aplicación del remanente de operación entregado por el Banco de México”. Y es que en 2016 la propia Secretaría no cumplió con la Ley y de allí la desconfianza. ¿Qué garantías hay para que frente a un proceso político-electoral de este calibre, Peña Nieto y su gobierno cumplan con lo prometido? De allí la afirmación que escuchó Meade en el banco central según relata Navarrete. Y 3. La desbandada al interior del PRI, y la corrupción con ella, se intensificará ante una premonición de la derrota en 2018. Los escandalosos casos de corrupción puestos a la luz pública en los gobiernos estatales no son más que un adelanto de esta descomposición que viene dándose desde hace tiempo. Y ello puede provocar una desestabilización política con efectos sobre la economía.

OHL México. En medio de la avalancha de sospechas e investigaciones sobre su matriz en España, su filial OHL México reportó 74% de crecimiento en ventas y 72% en las utilidades netas durante el primer trimestre de este año en comparación anual. La razón más importante de estos crecimientos tienen que ver con los “ingresos por valuación del déficit a cargo del concedente” que repuntaron 125%; e “ingresos por valuación del activo intangible” que crecieron 82%. Ambos renglones suman 5,530 millones de pesos y representan el 77% del total de los ingresos reportados por la constructora española. Estos conceptos contables ‘sui géneris’ los usa OHL México en lugar de la “rentabilidad garantizada” que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores le pidió no usar.

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