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Finalmente la peor pesadilla externa para la economía mexicana se hizo realidad. Hoy, aquel pre candidato republicano boquiflojo, irresponsable en sus declaraciones e ignorante sobre los quehaceres públicos de un país, se convertirá en presidente de Estados Unidos. Nuestro poderoso vecino y del que México ha hecho depender —para bien y para mal— el futuro de su economía.
Nunca antes un candidato presidencial y, luego, presidente electo estadounidense había provocado tantos estragos en la economía mexicana durante tanto tiempo. Con razón Agustín Carstens, el gobernador del Banco de México, había calificado la posibilidad de que Trump llegara a la presidencia como un huracán de máxima potencia que generaría un panorama desastroso para el país, según lo reportó EL UNIVERSAL el 1 de octubre pasado. Un mes y medio después —ya pasadas las elecciones— Carstens recalculó la potencia destructiva del ‘huracán’ Trump sobre México con base en las declaraciones menos virulentas del ya presidente electo sobre sus planes económicos en relación a México.
Sin embargo, Trump sólo había hecho una pausa. Durante diciembre y estas dos últimas semanas de enero volvió a arremeter en contra de México con sus planes de abrir el TLCAN para renegociar cláusulas más favorables a Estados Unidos, presionar a las grandes empresas que producen y exportan desde México a la Unión Americana a regresar sus plantas al territorio estadounidense, y levantar el muro fronterizo con cargo directo o indirecto a los mexicanos.
Como me lo dijo Jaime Serra Puche muy anticipadamente en junio pasado en una entrevista que le realicé: Clinton y Trump ya hicieron daño a la relación con México. Y en aquel momento, aún venían definiéndose las precandidaturas.
Pues bien. El daño provocado a México por las declaraciones de los candidatos durante las elecciones estadounidenses y por la elección misma de Trump, aún antes de convertirse en presidente; es de enormes proporciones.
No hago a un lado las debilidades propias de la economía mexicana, particularmente de sus finanzas públicas, que vienen gestándose desde hace varios años atrás. De hecho, estas debilidades internas potenciaron el daño que ya le ha hecho Trump a la economía mexicana si hacemos un corte de caja, un día antes de que tome posesión como el presidente 45 de la Unión Americana. Le menciono sólo cuatro de los ganchos al hígado de la economía de nuestro país que le lanzó Trump y que ya repercuten en los bolsillos de millones de mexicanos y en la frágil estabilidad económica del país.
El primero y más evidente ha sido el knockout al peso mexicano. Si bien nuestra moneda se ha depreciado 68% frente al dólar desde mediados de 2014 a la fecha, una buena parte de esa depreciación tiene que ver con las declaraciones de intenciones proteccionistas de Donald Trump en su relación con el mundo y con México, principalmente. Desde el día de la elección presidencial, el 8 de noviembre pasado, al día de ayer el peso se depreció 19.83%. Ésta pérdida de valor del peso frente al dólar se ha traducido en una mayor inflación y en mayores riesgos para los precios internos hacia el futuro.
Y aquí viene el segundo gancho al hígado que le ha propinado Trump a la economía mexicana sólo abriendo su boca. La inflación esperada para este año ya ronda 5%, desde 2.1% que se registró hace 12 meses. Incluso algunos analistas ven una mayor inflación anual que podría alcanzar 5.2%, como ayer lo dio a conocer Banamex, debido a una persistente depreciación del peso, al incremento de las gasolinas (el propio gobierno federal acusó a la depreciación del peso como la causante de su decisión) y al incremento en los salarios mínimos. La debilidad del peso junto a la debilidad de las finanzas públicas —vía los precios de bienes y servicios públicos— han llevado a elevar los precios internos en México, afectando el poder de compra de los mexicanos.
Y este es el tercer gancho al hígado propinado por las declaraciones y la incertidumbre desatada por Trump: Se prevé una desaceleración del consumo, una menor inversión y potenciales afectaciones a las exportaciones hacia Estados Unidos, provocando un menor crecimiento económico en México. Si bien la expectativa de crecimiento de 1.7% para el año ya era suficientemente baja, los economistas del sector privado han iniciado una nueva ronda de revisiones hacia 1%. Ayer lo hizo Banamex pronosticando un crecimiento de 1.2% para 2017, afectado por la parálisis de inversiones en el dinámico sector exportador. Este menor crecimiento económico esperado con una mayor inflación, tendrá efectos sobre la generación de empleos y sobre los salarios reales en los próximos meses.
Y el cuarto gancho al hígado que le ha propinado Trump a la economía mexicana sin siquiera sentarse en el sillón presidencial de la Sala Oval de la Casa Blanca, tiene que ver con el incremento en el ‘Riesgo México’ provocando alzas en las tasas de interés. Los rendimientos que pagan los bonos a 10 años pasaron de 6.1% a 7.6% en los últimos días, y es probable que sigan creciendo para mantener los capitales en el país y atraer nuevos; aunque esto implique elevar aún más los costos financieros de la deuda mexicana, con consecuencias sobre mayores riesgos de una reducción en la nota de la deuda soberana de México.
No hay duda, el electo Trump fue un huracán categoría 5.
Twitter:@SamuelGarciaCOM
E-mail:samuel@arenapublica.com
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