La presencia ayer en la Secretaría de Gobernación del recién liberado líder de la Sección 22 de la CNTE en Oaxaca, Rubén Núñez, es la imagen más nítida de cómo el gobierno del presidente, Enrique Peña Nieto, con su diálogo tardío y unidireccional, no ha logrado avanzar ni un milímetro en la solución del conflicto magisterial, mientras los maestros disidentes han dado pasos agigantados en sus objetivos. Porque mientras el gobierno sigue sin lograr siquiera que se retiren los bloqueos y plantones y que se garantice el inicio del ciclo escolar en Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Guerrero el próximo lunes 22, la Coordinadora ha obtenido hasta ahora cuanto se han propuesto: plazas, pagos de salarios, reinstalaciones, la liberación de sus dirigentes y hasta su reivindicación pública, como ocurrió ayer con Núñez, legitimado y rehabilitado por las mismas autoridades que lo acusaron de lavado de dinero.

El gobierno peñista y sus negociadores en la Secretaría de Gobernación parecen caminar en círculos y por más que ceden y cumplen peticiones de la CNTE vuelven a llegar al mismo punto de partida: la derogación de la reforma educativa, que es la exigencia inicial del magisterio y que volvió a ser, ayer por la tarde, durante la reanudación de la mesa de diálogo en Bucareli, el tema central de las negociaciones. Los maestros no están dispuestos a ceder en esa demanda y el gobierno tampoco, según reiteró el presidente Enrique Peña Nieta en su extraña y grandilocuente entrevista-caminata por Los Pinos. ¿Y entonces, hasta cuándo se va a mantener un diálogo que ya no camina, que nunca caminó de hecho, para las intenciones del gobierno, y que sólo ha servido para avanzar en los objetivos políticos, económicos y gremiales de la Coordinadora?

Lo más que va a lograr el gobierno, a fuerza de seguir cediendo ante las exigencias de la CNTE —la última que se menciona es la creación de hasta 3 mil nuevas plazas para el magisterio disidente en razón de mil para cada estado Michoacán, Oaxaca y Chiapas— es que se levanten de manera parcial los plantones y bloqueos y que la Coordinadora mande a 50% de sus maestros a reiniciar las clases el próximo lunes. El otro 50%, según se maneja entre los dirigentes de la disidencia, se mantendría realizando bloqueos, plantones y marchas para seguir presionando al gobierno en su objetivo principal de derogar la reforma.

Así que cuando el secretario de Gobernación —por cierto respaldado y ratificado por el Presidente para seguir no sólo en su actual posición, sino también al frente de ese diálogo— dice que “la solución del conflicto está próxima”, lo más seguro es que Osorio Chong esté creyendo que avanza sin darse cuenta de que, en su caminata circular, volverá a toparse con una CNTE que lo engañará con migajas para volver a su demanda inamovible, mientras sigue aprovechándose de la “buena voluntad” de las autoridades.

NOTAS INDISCRETAS… La confirmación de que Alfredo Guzmán Salazar, hijo del Chapo Guzmán, está entre los secuestrados en Vallarta la obtuvo la Fiscalía de Jalisco de los teléfonos celulares y otros objetos personales encontrados en las camionetas en que llegó el grupo de sinaloenses al restaurante La Leche. Y lo más interesante es lo que estaría por venir, tanto las repercusiones que puede tener este secuestro en cuanto a desatar una “guerra” entre cárteles, como la información que va a salir de los teléfonos celulares de Guzmán Salazar y otros de sus acompañantes en poder de las autoridades. Son en total 10 móviles los que se encontraron y ahí han hallado hasta ahora cuentas de banco, fotografías y contactos personales que ayudarán a armar redes desde lavado de dinero hasta protección política y policiaca para el grupo sinaloense con nombres y apellidos. Porque eso es lo otro que se comprobó: la confianza con la que el hijo del Chapo y sus 14 acompañantes llegaron a celebrar un cumpleaños al restaurante, en donde se cantaron las mañanitas, tuvo que ver con que se sabían protegidos por “alguien” o alguna corporación policiaca o de seguridad. Según la Fiscalía jalisciense, no se trató de un secuestro expresamente dirigido a Alfredo Guzmán, sino más bien de una acción que respondió a la invasión de territorio del Cártel Jalisco Nueva Generación. De ahí que al llegar les hayan gritado: “Les dijimos que no se metieran aquí. Ya se los cargó la chingada”. Por lo pronto, las búsquedas de los seis secuestrados se centran en la sierra que atraviesa Jalisco y Nayarit, a donde se supone que se los llevaron; es la misma zona donde los sicarios del Mencho se internaron después de emboscar y asesinar a 15 policías estatales en abril de 2015. ¿Qué tanto encontrarán no sólo en la sierra, sino en los teléfonos celulares del Chapito?... Los dados repiten Serpiente. Mala racha.

sgarciasoto@hotmail.com

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