El priísta que mejor conoce, el que más ha estudiado y analizado a Andrés Manuel López Obrador y el funcionamiento de sus redes políticas y sociales, se llama Enrique Ochoa Reza y es el nuevo dirigente del PRI. Esa es una de las principales virtudes que llevaron al joven político a presidir el viejo partido y, a partir de ese conocimiento profundo que tiene del personaje y su entorno, se puede inferir que esa será también una de sus principales misiones como dirigente del priísmo: idear y poner en marcha estrategias para frenar el avance del que ubican como el enemigo número uno del presidente Peña Nieto y del grupo gobernante.

No es la primera vez que al talentoso y preparado Ochoa Reza se le encarga una operación contra López Obrador para el grupo peñista. El fue el encargado de operar, desde la campaña del entonces candidato Peña Nieto, la estrategia con la que se desarticulo y se disminuyó al movimiento #Yosoy132, luego de que el candidato priísta fuera sorprendido y emboscado por estudiantes de la Universidad Iberoamericana que lo cuestionaron, lo increparon y literalmente lo obligaron a salir corriendo del campus de Santa Fe, el 11 de mayo de 2012, en plena campaña presidencial.

En ese entonces Ochoa no era ni siquiera parte del grupo cercano del candidato, pero su conocimiento profundo de organizaciones civiles, no gubernamentales y movimientos sociales —materia sobre la cual realizó trabajos como consultor para varios gobernadores priístas— lo llevaron a ser recomendado con el coordinador de campaña Luis Videgaray Caso. Cuando Videgaray conoció su trabajo en el campo de las ONG y sus amplios conocimientos sobre el lopezobradorismo, al que había estudiado a detalle, le encargó al académico diseñar la estrategia para apagar el fuego del movimiento #Yosoy132, que crecía rápidamente en las calles y en las redes sociales y amenazaba con incendiar y descarrilar la campaña del puntero Peña Nieto.

Fue tan efectiva la operación que encabezó Enrique Ochoa contra el movimiento estudiantil antipeñista y sus conexiones con la campaña de Andrés Manuel López Obrador, que la dilución del #Yosoy132, que fue perdiendo fuerza y presencia con acciones que incluyeron la cooptación de algunos de sus líderes, le valió ganarse la confianza del círculo más cercano del peñismo. A partir de ese momento se volvió colaborador cercano no sólo de Videgaray, sino también de Aurelio Nuño, con quien se encargó de redactar las iniciativas para la reforma educativa, hoy todavía sujeta a presiones de la disidencia magisterial, y después fue designado desde la Subsecretaría de Energía como promotor y vocero de la reforma energética. Después de eso, su paso a la Comisión Federal de Electricidad fue casi asunto de trámite cuando su antecesor, Francisco Rojas, manifestó sus dudas sobre la propuesta energética del presidente Peña.

La pregunta sería si ahora que llega al PRI con todo el apoyo del Presidente y de su tutor político Luis Videgaray, Enrique Ochoa volverá a desplegar sus habilidades de “bombero” para tratar de apagar el avivamiento del lopezobradorismo. Ese sería sin duda uno de sus principales objetivos, a partir del conocimiento que, ya dijimos, tiene sobre el tabasqueño y sus redes de apoyo. Pero también al nuevo dirigente priísta se le reconoce como un hábil conocedor de la sociedad civil y sus formas de organización, por lo que su llegada a la presidencia del viejo partido, con un discurso en contra de la corrupción y de los gobernadores priístas señalados como corruptos, parece un mensaje claramente dirigido a esos sectores sociales que son los más indignados con la corrupción política y, sobre todo con la impunidad que la protege y la cobija.

Así que tal vez la incomodidad que causo en un principio el arribo de Ochoa Reza al CEN priísta, entre algunos sectores políticos de ese partido —que al final como buenos priístas se disciplinaron y acataron calladitos el designio del dedo presidencial—, fue algo que estuvo calculado desde Los Pinos y el despacho del secretario de Hacienda. El joven Enrique no llego al PRI para complacer a los priístas y menos a los que desde el gabinete presidencial llaman con desprecio “los dinosaurios” y la “vieja guardia”. El líder priísta está ahí para trabajar estrictamente por los objetivos del grupo que lo impuso: controlar la sucesión presidencial, operar en contra del lopezobradorismo en la carrera por el 2018 y tratar de conectar con otros sectores y organizaciones de la sociedad mexicana que no son, necesariamente, las clientelas políticas tradicionales del PRI. ¿Volverá a apagar el fuego el bombero Ochoa?

¿Por qué mintió Peña Nieto? Todavía resuenan los ecos de la desconfianza, la incredulidad y el recelo que provocó su petición de “perdón” por el tema de la Casa Blanca, y ahora una vez más el presidente Enrique Peña Nieto vuelve a quedar como mentiroso gracias a sus geniales asesores y colaboradores hacendarios. El aumento de las gasolinas para el próximo lunes, en promedio de 50 centavos, no sólo es un nuevo golpe a la economía de todos los mexicanos que necesariamente verán reflejados en los precios de muchos productos el incremento de los combustibles, sino que además desmiente y contradice burdamente las promesas que el Presidente hiciera en cadena nacional a los mexicanos.

En las primeras horas del año 2015, el 1 de enero, Peña decía en un mensaje en cadena nacional desde Los Pinos: “Gracias a la reforma energética, por primera vez comienza a bajar el costo de la electricidad que pagan las familias; además, a partir de este momento, en 2015, ya no habrá gasolinazos. Gracias a la reforma hacendaria, por primera vez en cinco años ya no habrá incrementos mensuales a los precios de la gasolina, el diesel y el gas LP”.

Pero los “gasolinazos” que Peña prometió terminar nunca se fueron. El pasado 1 de julio se produjo el primero, con un aumento de 24 y 34 centavos a los dos tipos de gasolina, y el próximo lunes vendrá otro más con incrementos que llevarán a la gasolina Premium a su máximo tope de 14.81 pesos por litro, mientras la Magna quedará en 13.96 y se acerca también al máximo autorizado de 13.98. ¿De quién es la responsabilidad de que, a pesar de los dichos y promesas del Presidente, sigan los aumentos en la gasolina con todo y sus efectos innegables en la inflación y el incremento de precios?

Todos se echan la bolita. La Secretaría de Hacienda dice que no es una “decisión administrativa” del gobierno, sino un “mandato de la Cámara de Diputados” porque los legisladores aprobaron en el presupuesto de este año un esquema de ajustes a los precios de los combustibles basado en las fluctuaciones del precio internacional. Y explica la tecnocracia hacendaria, en voz del titular de la Unidad de Política de Ingresos Tributarios, Rodrigo Barros, que los diputados autorizaron un aumento de hasta 3%, según las variaciones de los precios internacionales.

Pero para los ciudadanos, que no entienden de terminología tecnocrática ni de atribuciones de Poderes, la conclusión es clara: el gobierno aumentará una vez más la gasolina y Enrique Peña Nieto sumó otra mentira y otra promesa no cumplida, de las muchas que se acumularon en su cuestionada administración, al confirmarse que, con todo y su cacareada reforma energética, sí hubo más gasolinazos.

Al final, los ciudadanos sólo entendemos que una vez más se nos vuelve a cargar a los contribuyentes el costo de los aumentos, mientras los funcionarios y gobernantes se siguen dando vida de ricos y el señor Presidente viaja por todo el mundo promoviendo afuera una imagen de un gobierno y un país en bonanza, algo que desde adentro nomás no encaja en la percepción mayoritaria.

Notas indiscretas… La Hacienda de Los Morales en Polanco era ayer un hervidero de grillos con la comida a la que convocó el ex dirigente del PRI, Manlio Fabio Beltrones, en su calidad de coordinador de la bancada priísta en la LXII Legislatura federal. A la reunión llegaron 200 ex diputados priístas, entre los que se encontraban Manuel Añorve, Heriberto Galindo, Marco Bernal, Sergio Torres, Laura Barrera, Alejandra del Moral, Willy Ochoa, Carlos Aceves, Jorge Terán, Gerardo Liceaga, Felipe El Tibio Muñoz, María de la Nieves, Héctor Gutiérrez de la Garza y Alberto Rodríguez. Acordaron conformar la “Asociación de Diputados federales del PRI en la LXII Legislatura”, de la que nombraron presidenta a la ex legisladora Lourdes Quiñones. Ella y Manlio Fabio fueron los únicos oradores. Beltrones habló de “lealtad y unidad” en torno a Peña Nieto, y dijo, según cuentan asistentes, que “en momentos de dificultad no se le debe regatear ningún apoyo al Presidente”. Ese fue el mensaje en la forma pero en el fondo ya se verá hacia donde va este grupo de ex diputados que comanda el sonorense… Los dados volvieron recargados. Escalera doble para todos los amables lectores.

sgarciasoto@hotmail.com

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