La carrera por la candidatura presidencial del PAN se cierra cada vez más en dos contendientes que corren por caminos muy distintos: de un lado, Margarita Zavala de Calderón, cuya apuesta por la popularidad mediática ya la hace aparecer, en estos momentos, como aspirante puntera en las encuestas; y del otro lado el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, quien con una estrategia mucho más política, apuesta a consolidar su fuerza creciente dentro del panismo. En un tercer lugar, aún distante según los sondeos, estaría la figura del joven presidente de Acción Nacional, Ricardo Anaya.

Mientras Margarita avanza en nivel de conocimiento y presencia mediática, lo que la coloca adelante en las encuestas, Moreno Valle trabaja en cimentar una estructura nacional dentro del panismo, al mismo tiempo teje alianzas con grupos claves como los gobernadores, dirigentes estatales y las bancadas del Congreso. En su estrategia, el gobernador apuesta a ganar el 5 de junio no solo la gubernatura de su estado —donde se juega la viabilidad de su proyecto— sino también Oaxaca y Veracruz, tres estados que forman un corredor regional estratégico para 2018 con sus 12.4 millones de votantes, 15% del total nacional.

Si en Veracruz Moreno Valle apoya a su aliado y amigo, el candidato aliancista, Miguel Angel Yunes Linares, con quien comparte la cercanía que ambos tuvieron con Elba Esther Gordillo; en Oaxaca, a través de su secretario de Gobierno, Diódoro Carrasco, el mandatario poblano operó para que la alianza PAN-PRD postulara al diputado José Antonio Estefan Garfias.

Y es que Moreno Valle sabe que hasta ahora la carrera, al menos en términos de imagen y posicionamiento en las encuestas, la va ganando Zavala, a quien muchos empiezan a ver como “imparable” en el PAN. Pero el gobernador no se rinde fácilmente y, mientras se juega su resto en los próximos comicios estatales de junio, también trabaja en un Plan B para 2018.

El plan secundario del poblano parte del escenario de que a él no le alcanzara para pelear personalmente la candidatura presidencial del panismo. Y en ese escenario, él tendría un segundo candidato que apoyaría para enfrentar ya sea a Margarita o a Ricardo Anaya, y la segunda opción sería el senador, Roberto Gil Zuarth. El actual presidente del Senado sería la carta con la que el grupo de Moreno Valle jugaría en caso de que el gobernador poblano no llegara bien posicionado a 2018.

Para ello hay estrategias en marcha para fortalecer la imagen de Gil Zuarth en el panismo; como la alianza estratégica con Televisa, de la que son parte el presidente del Senado y el senador poblano Javier Lozano Alarcón, ambos autores e impulsores de la iniciativa de ley para condonar casi 500 millones de pesos en multa a las televisora de Emilio Azcárraga por no cumplir con la migración a la señal digital. O el plan para que Gil Zuarth, cuya presidencia termina en abril, asuma la coordinación de la fracción parlamentaria del PAN a partir de esa fecha y desde ahí se siga con los reflectores necesarios para convertirlo en aspirante presidencial si lo necesita el grupo morenovallista.

Veremos pues una batalla creciente en el partido de la derecha por el posicionamiento con miras a 2018. De un lado está la experiencia y el manejo de un ex presidente de la República que busca la continuidad a través de su esposa; del otro la operación política de un gobernador que va sumando aliados y fuerza en el PAN. Y en medio, esperando beneficiarse del choque de titanes, un joven maravilla que, mareado por el poder que le dio un rápido ascenso, no acaba de consolidar su liderazgo panista.

NOTAS INDISCRETAS… Cuando se habla de la inseguridad y violencia que padece Guerrero y que ha tenido que enfrentar el actual gobernador, Héctor Astudillo, es inevitable pensar en la negligencia de su antecesor, Ángel Aguirre Rivero. El reciente informe de la Auditoría Superior de la Federación confirma que el gobierno de Aguirre no sólo incumplió las metas en materia de seguridad, sino que además desvió fondos federales destinados precisamente a ese rubro. 69 millones de pesos aparecen como faltantes en fondos federales para la seguridad que, según la ASF, debieron emplearse en temas como el fortalecimiento de las policías y la implementación del nuevo sistema penal oral. La pregunta es si no se utilizaron para la seguridad ¿a dónde fueron a parar esos recursos?..Los dados abren con Escalera doble. La semana promete.

sgarciasoto@hotmail.com

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