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En el discurso político son “porque es la única forma de promover la alternancia democrática”; en la realidad, es porque solos no pueden contra la maquinaria del PRI y contra sus gobernadores virreyes y mirreyes, pues carecen de estructura y organización en todos los estados; pero en los hechos, la verdadera intención oculta que subyace detrás de las alianzas entre el PAN y el PRD, es asegurar ganar el poder en un estado, porque de ese modo los dos partidos aseguran también una fuente de financiamiento económico, a través del dinero público, para sus campañas por el poder.
Esa es la motivación no dicha en torno a las pragmáticas alianzas que impulsan el partido de derecha y el de izquierda, sin preocuparse siquiera de una propuesta ideológica que busque conciliar, mínimamente, propuestas, posiciones y programas de gobierno que en muchos casos son totalmente irreconciliables. Para estas coaliciones meramente electorales y no de gobierno, la ideología no importa y al panismo y perredismo —de por sí desdibujados como oposición en este sexenio— lo único que les importa es el cálculo aritmético y la suma de votos que garantice el triunfo sobre la estructura del PRI, y para ello no hay reparo en postular a ex priístas que saben enfrentar al viejo partido en el que se formaron.
Ese será el caso de los dos estados donde PAN y PRD han decidido ir finalmente en alianza, tras varios meses de negociaciones que estuvieron a punto de caerse por el intento de sabotaje de una poderosa tribu perredista. Ilógicamente ese grupo maniobró para vetar una coalición que era más necesaria y casi de supervivencia para su partido que para Acción Nacional, y que curiosamente no querían en el PRI y el gobierno. Y como en política lo que no suena lógico suena metálico, ya se pueden suponer las razones que llevaron a esa corriente perredista a tensar hasta el último momento la aprobación de las alianzas.
En Veracruz y Oaxaca, el reparto de cuotas está definido entre los dos aliados. En ambos casos, dos políticos de formación 100% priísta encabezarán las alianzas para las elecciones de gobernador de junio próximo. En la elección veracruzana, el candidato será Miguel Ángel Yunes, un viejo lobo ex priísta que tomó por asalto al PAN en el estado y expulsó a los antiguos liderazgos locales del blanquiazul que hoy aparecen como “independientes”, como Gerardo Buganza y Juan Bueno Torio. Yunes no sólo sabe enfrentar la maquinaria priísta, él operó al lado de Elba Esther Gordillo o del ex gobernador Patricio Chirinos, sino que además tiene en esta elección una motivación muy personal: vengarse del gobernador Javier Duarte, a quien ha dicho que quiere “meter a la cárcel”.
En Oaxaca todo apunta a que el candidato de la alianza será el diputado José Antonio Estefan Garfias, otro ex priísta de reciente afiliación al PRD y quien, con apoyo del gobernador Gabino Cué e impulso del ex gobernador Diódoro Carrasco (hoy flamante secretario de Gobierno de Puebla), es la única carta viable para la candidatura aliancista, luego de que el senador Benjamín Robles fue fulminantemente vetado por Cué, quien ha dicho: “cualquiera, menos Benjamín”. Estefan es un político experimentado, aspirante en varias ocasiones por el PRI, pero en su contra pesará el desánimo y la molestia de los oaxaqueños por los malos resultados, la corrupción y el decepcionante cambio que representó Gabino Cué.
Ya veremos en la práctica cómo funcionan las pragmáticas alianzas y si cumplen el cometido de garantizar tanto el motivo manifiesto de derrotar a la maquinaria del PRI, como también la razón oculta de dar al PAN y al PRD bastiones políticos desde dónde apuntalar financieramente sus campañas rumbo a 2018.
NOTAS INDISCRETAS… Horas de definiciones se viven en el PRI. Entre hoy y mañana varios estados tendrán candidato tricolor a las gubernaturas y los anuncios se harían el fin de semana. Es el caso de Oaxaca y Veracruz, cuyos aspirantes fueron citados este jueves por Manlio Fabio Beltrones en el CEN priísta para firmar “el acuerdo de unidad” y tomarse la foto que garantice que no habrá berrinches ni fracturas cuando se conozca al elegido. En Oaxaca las señales favorecen a Alejandro Murat, quien encabeza las últimas encuestas ya por encima de Eviel Pérez Magaña, mientras que en Veracruz, aun contra los deseos de Javier Duarte, el seguro candidato será un Yunes; sólo falta saber si Pepe o Héctor. En todo caso el fin de semana habrá humo blanco en el viejo partido… Los dados repiten Doble Escalera. Al mal tiempo buena cara.
sgarciasoto@hotmail.com
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