Cuando escapó del operativo de la Marina, a través de los túneles que lo llevaron a la red del drenaje de Los Mochis, Joaquín Guzmán Loera no dudó en lanzarse a las aguas negras para darse a la fuga con su lugarteniente Orso Iván Gastélum. Afuera su último cinturón de sicarios resistía con un tiroteo el avance del grupo de élite de la Marina que había llegado al domicilio donde se refugiaba El Chapo a las 4:30, alertados por un vecino de la presencia de hombres armados. Una vez en el drenaje, avanzó escoltado siempre por El Cholo que le abría paso entre los desechos.

El Chapo pretendía pasar el resto de la madrugada en el drenaje, refugiarse hasta que pasara la movilización y persecución que ya para entonces los marinos habían iniciado en los mismos ductos del alcantarillado. Los marinos revisaban alcantarillas de avenidas en la exclusiva zona residencial de Scally, donde a unas casas de la vivienda donde se ocultaba Guzmán Loera vivía la madre del gobernador Mario López Valdez.

Pero algo obligó al capo y a su jefe de seguridad a salir del escondite subterráneo en el drenaje: comenzó a llover y la intensidad de la lluvia les hizo temer que subiera el nivel del agua y creciera la corriente. Fue cuando el narco y su escolta abrieron una alcantarilla ubicada en un transitado crucero de la zona, en plena avenida Jijilpan.

Ahí fue encontrado después un fúsil con lanzagranadas, que abandonaron. Al salir, pistola en mano, El Cholo detuvo un Jetta blanco al que ambos subieron tras bajar al conductor. Avanzaron varias calles y más adelante, en una calle poco transitada abandonaron el Jetta para robar un Focus rojo del que también despojaron a su dueño a punta de pistola.

Amanecía cuando enfilaron a la carretera a Navojoa. El Cholo manejaba y El Chapo iba agazapado en el asiento trasero. Su destino era la comunidad de Juan José Ríos, rumbo a Guamúchil, porque ese es territorio de Orso Iván y ahí podría protegerlo. Es la misma zona donde hace semanas, el 29 de noviembre de 2015, asesinaron a dos surfistas australianos que paseaban por Sinaloa.

En su huida, ignoraban que el propietario del carro llamó para reportar el robo. La llamada llegó al C4 de Los Mochis que para ese momento estaba controlado por la Marina. El denunciante mencionó que dos hombres armados lo despojaron de su auto y que “uno de ellos se parecía al Chapo”. La Marina dio la alerta a todas las policías, incluidas las patrullas de la Policía Federal en las carreteras, que cuando vieron pasar el Focus de inmediato le marcaran el alto. El Cholo fue el primero en bajar y al verse copado entregó el arma. El Chapo salió después y, amenazante, dijo a los dos oficiales: “No saben con quién se meten, ustedes dos se van a morir”. “Sabemos quién eres”, le respondieron los agentes.

A los dos los subieron a la patrulla sin esposas y les tomaron la primera foto que circuló del Chapo y su lugarteniente capturados con la playera interior sucia de aguas negras. Cuando la patrulla avanzaba hacia Los Mochis, El Chapo cambió el tono y trató de sobornar a los federales. “Sólo déjenme en Juan Ríos”, pedía mientras les ofrecía casas, empresas, cuentas. “Se van a olvidar de trabajar”, les repetía. Los oficiales, que ya habían reportado la captura, resistieron los cañonazos. Como sabían que las radiofrecuencias estaban intervenidas por los narcos, reportaron la captura al C4 por un teléfono celular. Cuando escucharon por la radiofrecuencia que iban más de 30 camionetas con hombres armados de Guamúchil a Los Mochis, decidieron cambiar el rumbo y meterse al Motel Doux para resguardarse y esperar a que llegaran refuerzos de la Marina. Ahí, en una de las suites donde lo mantuvieron, le tomaron la otra foto donde ya aparece esposado y sentado en la cama.

Esos fueron los últimos cañonazos del Chapo en su frustrada fuga. ¿Pero serán los últimos ahora que nuevamente está preso?

NOTAS INDISCRETAS… En Tamaulipas los priístas esperan ansiosos la decisión de su partido. Uno de los aspirantes que más intensamente se movió en las campañas internas fue Marco Bernal. El secretario adjunto del CEN priísta sabe que la decisión de su jefe, Manlio Fabio Beltrones, no será por amiguismos ni compadrazgos, pero se dice seguro y tranquilo de haber hecho lo que tenía que hacer en su proselitismo. Veremos cómo le va a don Marco… Hoy en la delegación Cuauhtémoc, Ricardo Monreal presenta su informe de los primeros 100 días de gobierno. Entre las acciones que destacara está la Fiscalía Anticorrupción que creó y que en 100 días ha recibido 105 denuncias de corrupción, lo que da una idea del tamaño del problema. También informará de la eliminación de 500 plazas de “aviadores”, en su mayoría operadores electorales del PRD, con lo que se ahorraron 25 millones de pesos mensuales. Total que Monreal, entre informe e informe, sigue en campaña por 2018… Paran los dados. Primera Escalera del 2016. Mejora el ánimo.

sgarciasoto@hotmail.com

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