En el futurismo de la sucesión presidencial, a dos años de distancia, dos cosas empiezan a verse claras: la primera, la irrupción de las candidaturas independientes por primera vez en la disputa por la Presidencia, y la segunda, que en la competencia entre independientes y partidos formales, el voto electoral se verá fragmentado y hasta pulverizado, lo que al final puede beneficiar a aquella opción partidista que tenga la mayor estructura nacional y el mayor “voto duro”.

Porque todo apunta a que 2018 será una “elección de pequeños”. De las tres opciones partidistas que se enfrentarán en esos comicios ninguna tiene un voto mayoritario o abrumador. El PRI, que es el de mayor voto duro y estructura operativa, ronda los 22 millones de votantes, seguido por el PAN, cuyo voto militante se calcula en 17 millones y, en un cercano tercer lugar, estaría Morena, de Andrés Manuel López Obrador, con un voto duro estimado en 15 millones ganado en sus dos elecciones presidenciales, a costa del PRD. Es decir que, en un duelo de estructuras y votos partidistas, gana el PRI.

Pero ahí entran otros factores que pesarán, por primera vez, en estas presidenciales: las candidaturas independientes o ciudadanas, un factor novedoso en la decisión de los votantes. En escena se ven, en estos momentos, al menos tres independientes para 2018: Miguel Angel Mancera, cada vez más distante del PRD y en busca de un proyecto “ciudadano”; Margarita Zavala que ya ha expresado que si la vetan en el PAN será la primera candidata independiente; y el tercero, Jaime Rodríguez El Bronco, en la cúspide de su popularidad tras su espectacular ascenso al poder en Nuevo León, a galope de caballo, arropado por las masas y con la espada lista para cortar cabezas como la de su antecesor Rodrigo Medina.

A la fiebre “independiente” se suma el grupo de intelectuales y académicos que busca consensuar e impulsar un “candidato independiente único” que acapare el voto ciudadano y antipartidista. Aunque loable, el intento de este grupo no deja de ser una paradoja: que después de que a los mexicanos nos llevó décadas romper el monopolio partidista de las candidaturas —con todo y las resistencias que aún se enfrentan en estados— ahora se proponga monopolizar la representación ciudadana con un “candidato independiente único”.

Como sea, entre más independientes haya se pulveriza el voto antipartidista, a menos que surgiera a nivel nacional un fenómeno de carisma, arrastre y popularidad similar al de Jaime Rodríguez en Nuevo León que lograra aglutinar a los independientes y amenazar realmente al sistema de partidos en la elección presidencial.

Veremos pues el papel que juegan los independientes en una elección de voto fragmentado como la que se ve venir en 2018, y qué tanto se corre el riesgo de que las candidaturas ciudadanas no terminen haciéndole el juego a los partidos políticos, a los que quieren combatir, si en lugar de sumar y aglutinar, los candidatos independientes más bien pulverizan y atomizan el voto ciudadano. No es gratuito que ya hasta el PRI, en voz de su dirigente Manlio Fabio Beltrones o el PAN con Ricardo Anaya, le den la “bienvenida” a los independientes a los que seguro intentarán montar y tripular para que terminen beneficiando a sus partidos.

NOTAS INDISCRETAS…El saqueo a las oficinas públicas que denunciaron al menos 8 nuevos delegados del DF, que dijeron haber encontrado oficinas vacías, sin computadoras ni otros bienes públicos, se explica porque durante 18 años que gobernaron ininterrumpidamente la ciudad los perredistas no tuvieron una real “transición de gobierno”. Por cinco trienios seguidos, las jefaturas delegacionales eran entregadas a gente del mismo partido y en muchos casos hasta de la misma tribu, por lo que las actas de “entrega-recepción” eran más de forma que de fondo. Hay casos, como la Cuauhtémoc, en donde simplemente hacían un cambio de escritorio, pues durante 18 años seguidos gobernó el grupo de René Bejarano. ¿A quién entonces le iban a entregar cuentas, inventarios o libros blancos? No en balde el finado Ricardo García Sáinz, cuando fue contralor del DF con Marcelo Ebrard, comentó alguna vez que en el tiempo en que ejerció ese cargo “nunca pude entrar a la delegación Cuauhtémoc” porque no se lo permitían los Bejaranos, que actuaban como los amos y señores de esa demarcación. Por eso ahora que a varias delegaciones llegaba la oposición se llevaron todo lo que pudieron… Serpiente mandan los dados. Mal comienza la semana.

sgarciasoto@hotmail.com

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