Como comediante, Javier Duarte de Ochoa es malo; pero como político es peor. Porque justo al calor de la sucesión de poder en su estado —y cuando se habla de que dejará un estado con deuda excesiva, desastre financiero y problemas de corrupción e inseguridad— al mandatario veracruzano le dio por escalar sus pleitos ya no sólo con “los de enfrente”, como llama a sus adversarios políticos del PAN, Miguel Ángel Yunes y su hijo, sino que ahora Duarte también se confronta con “los de casa” que se atreven a criticar su gestión, como el senador del PRI Héctor Yunes, aspirante a sucederlo en el cargo.

En su fobia por el apellido Yunes el gobernador agarra parejo y no distingue a los de casa de los de enfrente, en un pleito que, de origen, ni siquiera es suyo y que heredó de su antecesor Fidel Herrera Beltrán, quien sí tenía enemistad política a muerte con Miguel Ángel Yunes. Duarte compró ese pleito que ahora aviva, al tiempo que hace reproches a priístas críticos.

La broma pública que le hizo al senador priísta el domingo pasado en un acto con la CNC veracruzana —donde le regaló una caña de pescar para que “atrape a peces gordos”, mientras le reprochaba que critique a los de casa, sin fijarse en los “de enfrente”— fue la manera con la que el gobernador expresaba su malestar por las críticas que Héctor Yunes hizo a su administración en la víspera, al declarar que “Veracruz requiere que el próximo gobernador encarcele a los corruptos que han defraudado a las finanzas públicas”.

El problema para Duarte es que Héctor no es el único Yunes que quiere enjuiciar a su administración. Hace unos días en una mesa política alguien preguntó al diputado Miguel Ángel Yunes para qué quería ser gobernador de dos años, tiempo que durará la próxima gubernatura. “Yo no necesito más tiempo. Para meter a la cárcel a Duarte me basta con un mes. Que me den un mes como gobernador y lo meto a la cárcel”, respondió Yunes Linares.

En contraparte, Javier Duarte, mandó a su diputado incondicional en San Lázaro, Alberto Silva Ramos, a preguntar a la PGR si hay una investigación en contra del diputado panista, a lo que la procuraduría respondió que Miguel Ángel Yunes tiene “calidad de indiciado” por “los probables delitos de ejercicio indebido del servicio público, peculado y enriquecimiento ilícito”, según un comunicado de prensa que emitió el domingo la bancada del PRI en San Lázaro.

Así, enfrentado a enemigos heredados y a correligionarios críticos, Javier Duarte de Ochoa se encamina al peor de los escenarios que podría desear cualquier gobernante al final de su sexenio: un séptimo año en el que no sólo no tendría un sucesor que le cuide las espaldas, sino que el próximo gobernador podría ser un enemigo con deseos de venganza. Y de eso, ni su humor negro lo salva.

NOTAS INDISCRETAS… El 20 de agosto pasado hablamos aquí del clima de terror en Tabasco, donde delitos como secuestro, ejecuciones y derecho de piso se han disparado. Aquella vez recibimos una carta de la coordinadora de Comunicación del gobierno estatal, Dolores Gutiérrez, que negaba que la presencia del Ejército en la entidad se hubiera modificado y elogiaba “el trabajo conjunto” de la administración de Arturo Núñez con la Federación “que ha permitido en dos años y ocho meses la detención de delincuentes y el desmantelamiento de bandas dedicadas, entre otros delitos, al secuestro”. Pero la realidad siempre rebasa al discurso oficial. El domingo pasado por la mañana policías federales abrieron fuego en las calles de Villahermosa contra una camioneta pick up a la que confundieron con un “vehículo compacto” del que les habían disparado y al que perseguían. Los federales rafaguearon sin más la camioneta y mataron a dos jóvenes, Miguel Ángel López Martínez, de 32 años, y Alejandro Contreras Sierra, e hirieron a otros dos acompañantes. Vecinos y testigos afirman que los jóvenes no iban armados y que la PF les sembró un arma tipo escuadra para justificar su error criminal. Familiares de Miguel Ángel, padre de dos niños de 10 y 6 años, afirman que el joven iba con sus amigos a comprar flores a su novia. La pregunta es ¿cómo se confunde un vehículo compacto con una camioneta pick up? Y ¿por qué los federales abrieron fuego contra personas desarmadas? Pobres tabasqueños, ahora no sólo están a merced de criminales desalmados que los secuestran, extorsionan y asesinan ante la ineptitud de las autoridades federales y estatales, sino que además también son víctimas de policías asesinos y negligentes. ¿Habrá justicia para estos jóvenes y sus familias?... Los dados repiten Serpiente. Mala señal.

sgarciasoto@hotmail.com

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