Así lo llamaba don Aurelio Páez, decano de periodistas, cuando, a los diecisiete años comenzó a trabajar como reportero en Ciudad Juárez. Treinta y pocos años después Javier Corral Jurado se convirtió en gobernador de Chihuahua.

Este martes tomó posesión ante un auditorio al que asistieron más de diez mil personas. Ahí pronunció un discurso cargado de provocaciones.

No podía ser de otra manera cuando la carrera política de Corral ha sido, desde siempre, una gran provocación.

Fue el periodista quien redactó las palabras pronunciadas. Frases cortas cargadas de mensaje, cuyos muchos destinatarios no pudieron sentirse cómodos después de escucharlas.

Este martes Corral desafió a sus enemigos de siempre y quizá también amplió la lista de sus adversarios.

El nuevo gobernador de Chihuahua está empeñado en demostrar que la política en México puede ser diferente. Tiene como argumento de fe que los chihuahuenses votaron, el pasado mes de junio, para expulsar la corrupción, y también que su estado suele adelantarse a lo que ocurre con el resto del país.

Contra los resignados que asumen la política como un territorio podrido y sin remedio, Corral se comprometió a demostrar que en México un gobernante honesto puede ser un gran gobernante.

Aseguró que llegó al poder sin compromisos oprobiosos ni infames que le impidan estar a la altura de ese reto.

Versando sobre esta idea principal se inauguró con una serie larga de compromisos:

Dijo que en breve enviará una iniciativa al Congreso local para que los diputados de la entidad puedan llamar a rendir cuentas y debatir con el gobernador, cuantas veces lo consideren necesario. También anunció que presentará otra iniciativa para permitir la revocación del mandato y el fin a los fueros que impiden juzgar a los gobernantes corruptos.

Contra el culto a la personalidad instruyó para que en ninguna oficina pública sea colocada su fotografía, y pidió que los marcos de dónde se desmontará la imagen del ex gobernador Cesar Duarte sean ocupados por el código de ética obligatorio para todos los funcionarios de su gobierno.

Sin lisonjas hacia los medios locales o nacionales, se comprometió a terminar con el dispendio público en propaganda gubernamental. Aseguró que Chihuahua será el primer estado que ponga fin a los convenios de publicidad con los medios de comunicación.

Ofreció a los empresarios honestos que tendrán abiertas las puertas de su gobierno, pero amenazó con que hará imposible la vida a los negociantes corruptos. A los patrones les propuso un acuerdo para elevar de manera gradual el salario mínimo en Chihuahua.

Pidió también al empresariado que no se asuste si su gobierno tiene a los pobres como opción preferencial porque eso es justo lo que va a traer la inversión que hoy no llega por la violencia derivada de la desigualdad.

Anunció que creará una fiscalía especial dedicada a resolver las violaciones graves de derechos humanos, y también que presentará una iniciativa local para fortalecer las investigaciones en materia de desaparición forzada.

Prometió no influir jamás sobre las decisiones de los jueces y propuso crear un Consejo de la Judicatura, independiente del Tribunal Superior de Justicia —formado por sociedad civil y las barras de abogados— para asegurar la carrera meritocrática de los juzgadores.

En fin, que el nuevo gobernador de Chihuahua decidió subirse la vara para que su administración pueda hacer contraste con los demás gobiernos del país.

Quien lo escuchó con cuidado reconoció al Corral de siempre, provocando con el discurso y también con la acción política.

La pregunta que dejan estas palabras es si Chihuahua puede tolerar un gobernante dispuesto a apartarse del promedio mediocre que hoy domina a la clase política mexicana.

Respondería Javier Corral que si logró sobrevivir como parlamentario, igual lo hará ahora como cabeza de un Ejecutivo local.

Pero este gobernador no podrá solo. Depende en mucho del resto de su partido. Si Acción Nacional asume el reto de tener un gobernador como Corral, todo el PAN habrá de crecerse hacia la vara que le han colocado, insisto, muy elevada.

ZOOM: El mensaje es sobre todo para el otro político que por coincidencia apodan también el joven maravilla. ¿Para Ricardo Anaya será Chihuahua el campo de experimentación de la oferta electoral panista para 2018? ¿O una anomalía a la que es pertinente regresar al redil?

www.ricardoraphael.com@ricardomraphael

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