Es oficial, Ricardo Anaya representa un contendiente serio en la carrera hacia la Presidencia. Los priístas fueron los primeros en hacerlo notar. Su vertiginoso crecimiento en la escena política mexicana jugó entre las razones para que Enrique Ochoa fuera nombrado líder del tricolor.

Para que la cuña apriete, argumentaron en el PRI después de la derrota de junio, tiene que ser de la misma edad.

En fecha más reciente el espaldarazo llegó desde dentro de su casa. Ahora son algunas fracciones panistas quienes también lo valoran como amenaza grave frente a sus aspiraciones.

Para avanzar en las preferencias electorales no basta con que las encuestas hablen bien de uno; tanto o más necesario es que los enemigos te consideren un rival relevante.

Y esto es justo lo que hicieron evidente los abajo-firmantes de la carta pública entregada ayer durante la comisión permanente del CEN del PAN.

En su contenido se concentra un mensaje político importante: el único que podría arrebatar a Margarita Zavala la candidatura panista a 2018 es Ricardo Anaya.

Tan seria es la amenaza que hasta el ex presidente Felipe Calderón se animó a meterse contra el líder de su partido.

Ya sólo falta que Andrés Manuel López Obrador reconozca también a Anaya como un adversario a la altura de sus preocupaciones.

En política nadie sabe para quién trabaja y, a veces, los que trabajan obtienen justo lo contrario de lo que estaban buscando.

Además del reflector inesperado que lanzaron sobre Ricardo Anaya, los abajo-firmantes del PAN arrojaron un par de argumentos huecos.

Afirman que “la responsabilidad de dirigir Acción Nacional es absolutamente (sic) incompatible con la pretensión de construir un proyecto político como aspirante a la Presidencia de la República”.

¿En qué basan esta premisa?

Dentro de ese partido es común que, a nivel local, desde el trampolín del liderazgo partidista se den saltos hacia las candidaturas legislativas o municipales.

Es cierto que, en la tradición azul sólo un presidente nacional ha construido su candidatura a la grande a partir de ese cargo: José González Torres. Con todo, la historia del PAN en materia de triunfos electorales es muy nueva. Sólo dos de sus integrantes han sido jefes del Estado mexicano —Fox y Calderón— y resulta aventurado asumir que esos referentes son patrones irrompibles.

Fuera de ese partido, el PRI ofrece también antecedentes. Luis Donaldo Colosio edificó su candidatura presidencial gracias a la plataforma brindada por su partido y Roberto Madrazo brincó de la dirección nacional para convertirse en abanderado del tricolor.

El argumento de que la aspiración del presidente del PAN divide al partido no es convincente. En el caso de Roberto Madrazo, por ejemplo, la fractura principal se dio con Elba Esther Gordillo y ocurrió gracias a que el mandatario panista, Vicente Fox, intervino en asuntos internos de esa otra fuerza política.

La cooptación de la dirigente magisterial fue hecho determinante para la división. Deberían, por cierto, temer los panistas que ahora desde el PRI les cobren esa vieja factura.

Si se hace el comparativo internacional, el argumento pierde aún mayor fuerza. En los sistemas parlamentarios el líder del partido es siempre quien compite para presidente o primer ministro. Dentro de algunos sistemas presidenciales sucede parecido. Por ejemplo, Ricardo Lagos fue líder de su partido antes de ser presidente chileno, lo mismo que Luiz Inácio Lula Da Silva.

Puede que tengan razón los abajo-firmantes cuando advierten que la presidencia del PAN entrega ventajas en la carrera hacia 2018, sin embargo sus contrincantes cuentan con virtudes propias nada despreciables: Rafael Moreno Valle es todavía gobernador de Puebla y Margarita Zavala es quien fue y sigue siendo.

La última crítica es contra el uso de los recursos del partido para la promoción de la imagen de Anaya. El aludido responde que la propaganda institucional no ofrece réditos en ausencia de un rostro humano que la respalde. Por lo pronto hay constancia de que en los comicios de este año ese recurso de comunicación dio buenos resultados para el PAN.

ZOOM: El problema no son las aspiraciones de los precandidatos, ni las posiciones que actualmente ocupan. La cuestión es de generosidad y tiene todo que ver con la capacidad para mantenerse unidos hasta el final. Un buen acuerdo temprano sobre la ruta podría ahorrar a este partido un estrepitoso descalabro después.

www.ricardoraphael.com

@ricardomraphael

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