Todo el sistema de Inteligencia Nacional que por meses persiguió a El Chapo habría resultado inútil si el sistema estatal y municipal de la policía única de Sinaloa —el llamado C-4—, no estuviera en servicio y su respuesta fuera inmediata

Y es que pocos —si no es que nadie— han reconocido el mérito al C-4 y al esquema de coordinación de policías que opera en municipios de Sinaloa como Ahome y su cabecera, Los Mochis, en donde al momento en que se reporta un robo de vehículo se alerta el operativo que enlaza a policías municipales, estatales, federales y a los retenes militares.

Así, por ejemplo, todos saben que la madrugada del 8 de enero El Chapo huyó de su refugio por la red pluvial de Los Mochis; saben que debido a que perdió la brújula El Chapo salió de una coladera localizada prácticamente en el centro de la ciudad y saben que al salir de esa alcantarilla robó un primer vehículo y cuadras adelante robó un segundo automóvil, un “Focus de color rojo”.

Lo que pocos saben es que la propietaria del segundo automóvil no fue despojada de su teléfono celular y que gracias a eso, luego del despojo, llamó de inmediato al número de emergencia para reportar el robo del vehículo.

La llamada llegó al C-4 que —según el protocolo de rutina—, envió el reporte y los datos del vehículo robado a todas las patrullas asignadas en las salidas de Los Mochis —patrullas municipales, estatales y federales, además de retenes militares—, lo que activa un operativo de bloqueo de todas las salidas de la ciudad. Está claro que al momento del reporte nadie conocía la identidad del o los hombres que habían robado el vehículo.

Lo valioso del caso es que funcionó de manera óptima el protocolo del C-4 de Sinaloa, al grado que cuando El Chapo trató de escapar de Los Mochis, encontró un retén de la Policía Federal que esperaba al vehículo marca Focus color rojo. La sorpresa de los federales fue mayúscula cuando al interior del auto reportado como robado viajaban El Chapo y su lugarteniente, Iván Gastélum, alias El Cholo.

Además, un segundo evento virtuoso se produjo cuando también gracias a las frecuencias del C-4 fue posible que la información del Focus rojo robado y detenido por federales llegara de inmediato a un destacamento militar estacionado a pocos kilómetros del lugar del retén de los federales. Los militares sí sabían del operativo de captura de El Chapo y, por ello, acudieron de inmediato a dicho retén y luego al motel a donde los federales habían llevado a los prófugos.

Pocos se atreven a decirlo, pero lo cierto es que gracias a las frecuencias del C-4 del gobierno de Sinaloa, no sólo se logró la detención del auto en el que viajaban El Chapo y su lugarteniente, sino que la pronta llegada de militares al lugar de la captura impidió la posibilidad de que federales que interceptaron el vehículo negociaran un posible escape con El Chapo.

También se sabe que El Chapo y El Cholo dejaron cerca de la salida de la red pluvial un fusil calibre 50 y un misil. Iban desarmados y por eso fueron sometidos fácilmente por los policías federales, quienes junto con los militares los tuvieron casi 3 horas en el motel “Doux”.

Más: la mañana del 8 de enero el gobernador Malova y representantes estatales de la Policía Federal, Marina y Sedena sostenían una reunión de evaluación de la seguridad, cuando por el mismo C-4 se enteraron de la detención de El Chapo y El Cholo. De inmediato se trasladaron a Los Mochis en helicóptero.

¿Hechos fortuitos o coordinación institucional?

Al tiempo.

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twitter: @ricardoalemanmx

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