Tienen razón los que señalan a Veracruz y a su gobernador como las peores amenazas para el desempeño de la actividad periodística en México.

También es cierto que en la gestión de Javier Duarte se han producido el mayor número de asesinatos de periodistas y una gran mayoría de ellos siguen sin ser aclarados.

Sin embargo, suponer que el fotoperiodista Rubén Espinosa habría sido asesinado por matarifes a sueldo del gobernador de Veracruz —sin una sola prueba—, es tan irresponsable y criminal como la gestión que censuran del propio Javier Duarte.

Y no se trata de defender tal o cual hipótesis del quintuple homicidio cometido en la colonia Narvarte del DF el pasado fin de semana, sino de cuestionar el juicio mediático fácil, “chabacano”, que sin evidencia alguna suele servir para engordar causas engañabobos.

Nadie pone en duda la deficiente gestión del priísta gobernador de Veracruz; nadie desconoce su pública fobia por los periodistas críticos a su deplorable gestión, y nadie ignora la escandalosa cantidad de periodistas asesinados en la gestión de Duarte y en otras administraciones de Veracruz.

Y tampoco se trata de ignorar las razones que en distintos medios expuso el fotoperiodista Rubén Espinosa, cuando se dijo perseguido por el gobierno de Duarte.

Sin embargo, en este caso no existe un solo indicio de que Duarte o presuntos matarifes a sueldo hayan cometido el crimen. Y si llegara a producirse un solo indicio que apunte al gobernador de Veracruz, la autoridad del GDF está obligada a investigar y castigar al responsable. Pero en sentido contrario, si no hay pruebas se debe exhibir a los irresponsables que viven del rumor, el invento y el engaño.

Y es que según criminalistas del GDF, existen tres líneas de investigación —centrales—, que podrían llevar al esclarecimiento del quintuple homicidio.

a) La primera señala que Rubén Espinosa habría estado en el lugar y el momento equivocados. Un testimonio indica que no vivía en el lugar y que el día de los hechos se retiró de una fiesta en el mismo lugar. Pero habría regresado por presuntas razones sentimentales.

b) La segunda hipótesis plantea la presunta participación en actividad de drogas y que el crimen habría sido producto de un ajuste de cuentas. La teoría surge de testimonios y por la mecánica del crimen; el tiro de gracia, el uso de pistolas con silenciador, la tortura y la mordaza.

c) La violencia se habría centrado en el fotoperiodista y en Yesenia Quiroz Alfaro, de nacionalidad colombiana, que ingresó al país con visa de turista hace cuatro semanas y trabajaba como edecán. Los dos tenían signos de tortura extrema, tiro de gracia y ella presentaba aparente abuso sexual.

Por eso no se descartan nexos con una banda de criminales colombianos detenida en el DF y que encabezaba Alexcey Veru Vázquez, presunto jefe del crimen organizado de ese país.

Lo curioso es que a partir del incremento de extranjeros de origen colombiano en actividades delictivas en México —sobre todo en el DF—, la Secretaría de Gobernación creó un sistema de intercambio de información entre los tres órdenes de gobierno y los tres Poderes de la Unión.

Y es que autoridades migratorias han detectado un notable incremento en el uso de documentos falsos para realizar trámites de regularización de colombianos ilegales residentes en México, al grado que de enero a julio el INM recibió la solicitud de regularización de cien ciudadanos colombianos y deportó a otros 71 colombianos.

¿Quién mató a Rubén Espinosa? ¿Por qué? Las mentiras y la especulación no ayudan. Al tiempo.

www.ricardoaleman.com.mx

Twitter: @ricardoalemanmx

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