Una constante ha sido, durante las pasadas cuatro sucesiones presidenciales, la conformación de grupos de notables que contribuyeron a evitar la llegada al poder de alterativas reales de cambio, con proyecto y fuerza suficientes para ganar las elecciones. Esgrimieron, primero, la necesidad de contribuir a la transición democrática y, después, la de impedir su descarrilamiento. Pero ambas coartadas solo engordaron agendas políticas personales.

Esta vez parece conformarse uno nuevo grupo, con políticos de diverso signo partidista, que por lo pronto han coincidido en eventos académicos, el más reciente, el décimo tercer Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, en el que el ex líder nacional del PRI Manlio Fabo Beltrones llevó su propuesta de transitar hacia un verdadero gobierno de coalición y concitó el respaldo de los ex candidatos presidenciales del PAN Diego Fernández de Cevallos y del PRD Cuauhtémoc Cárdenas, así como del ex rector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente y del ex procurador general de la República Diego Valadez.

Con la ingobernabilidad que hoy vivimos, el argumento central de la propuesta es casi incontestable: nada podrá lograr un Presidente votado por 30 por ciento del 60 por ciento del padrón electoral, es decir, sólo18% del total de los electores.

Pero si más o menos así ha ocurrido durante las últimas cuatro elecciones presidenciales (más claramente en las dos más recientes): ¿Por qué no la empujaron antes el promotor y quienes hoy lo respaldan, cuando ocupaban posiciones que les permitían operar hacia ese cambio de régimen?

Salvo Cárdenas, por supuesto, y De la Fuente, más bien identificado en su momento con el grupo político del ex presidente Zedillo, los otros tres personajes están consistentemente identificados con el ex presidente Salinas. A favor del proyecto político que delineó haca casi 30 años han operado Beltrones, Fernández de Cevallos y Valadez. Todos, de alguna u otra manera, son adversarios de López Obrador, quien los identifica como “la mafia del poder”.

Por eso cabe preguntar: ¿No será una coartada más para frenar, otra vez, la candidatura de AMLO que parece ir viento en popa? ¿No será otro de esos cambios que el sistema mismo promueve para no cambiar y evitar así caer en el error de vivir fuera del presupuesto?

Recuperemos hechos similares de la historia reciente:

En 1994, cuando el levantamiento zapatista y el asesinato de Colosio complicaron a Salinas de Gortari el manejo de su sucesión, surgió el Grupo San Ángel, barrio donde vivía el convocante Jorge Castañeda Gutman, en cuya casa se reunieron el 9 de junio, los primeros cinco de los 66 notables que lo integrarían (con personajes tan disímbolos como Carlos Fuentes, Vicente Fox y Elba Esther Gordillo), bajo el argumento de que el país no resistiría el “choque de trenes” que veían venir entre el sistema y el candidato del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, a quien seis años atrás “la caída del sistema” le arrebató la victoria y que, por lo mismo, tenía en ese momento reales posibilidades de ganar. No hubo finalmente el temido “choque de trenes”, pero no porque los notables de San Ángel lo hayan impedido, sino porque se impuso el miedo y con él, Ernesto Zedillo, el candidato del PRI.

Lo que sí logró aquella junta de notables fue catapultar a Vicente Fox. Su candidatura, por el PAN, resultó beneficiada por otro grupo de notables que conformado en el Polifórum Siquieiros promovió el “voto útil” para apoyar al candidato opositor con más posibilidades de sacar al PRI de Los Pinos. De ahí salieron directo al gabinete de Fox algunos de sus personajes: Jorge Castañeda Gutman y Alfonso Aguilar Zinser, entre otros.

En 2006, frente a las posibilidades reales de triunfo de AMLO, no se conformó un nuevo grupo, pero contra su amenazante candidatura operaron el presidente Fox, con el desafuero; y Salinas de Gortari y Fernández de Cevallos con los video escándalos, que derivaron en el “haiga sido como haiga sido” que coronó la llegada al poder del panista Felipe Calderón.

Y en 2012, ante las renovadas posibilidades de triunfo de AMLO, se signó el Pacto de Chapultepec, convocado el 25 de septiembre por Carlos Slim para impedir la marcha atrás de las reformas estructurales, favoreciendo el regreso del PRI con Enrique Peña Neto.

Si usted se fija, son los mismos personajes que han servido y se han servido del sistema.

INSTANTÁNEAS. 1. ¿AUSTERIDAD? Llama la atención que en estos tiempos de “ajustarse el cinturón”, la senadora priísta Lilia Merodio se haya ido a un encuentro parlamentario, a su juicio de alta prioridad, a las Islas Fiji. ¿Los acuerdos que alcanzó valdrán los 237 mil pesos que se estima gastó con cargo al erario en su viaje a la paradisiaca y remonta nación del Pacífico? En la sede del Senado aseguran que después se tomó ocho días para conocer el continente asiático y evitar un extenuante vuelo de regreso de 14 horas. En fin, los recuerdos se los queda ella y nosotros los gastos.

2. REAPARICIÓN. El domingo pasado, en la ceremonia en que Miguel Ángel Mancera firmó la primera Constitución de la CDMX, reapareció uno de los funcionarios más cercanos a su desempeño y afectos: Luis Serna. El secretario particular del jefe de Gobierno fue operado en diciembre pasado por un padecimiento mayor. Aunque tres días después se reincorporó a sus tareas, solo iba a la oficina siete horas hasta que se recuperara al cien por ciento. Mancera cuenta nuevamente con el apoyo de su hombre de más confianza.

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