Lo leímos esta semana. La Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales pidió a un juez detener a César Duarte, ex gobernador de Chihuahua, por desviar 10 mil millones de pesos hacia el PRI. Les quitaba el 10% del salario a los funcionarios para destinarlo al partido. Se estima que eran 700 los trabajadores a los que les descontaban ese “diezmo” que se usó, en parte, para financiar campañas políticas.

Pero Duarte Jáquez no solamente decidió el destino de una parte del sueldo de los burócratas. También, como es sabido, logró que le aprobaran en junio de 2016 lo que llamó la “bursatilización” de los recursos carreteros y que no es más que un eufemismo para referirse a una deuda. Con esa decisión se comprometieron 6 mil millones de pesos que aún ni se generaban en la entidad. Se dijo que los “recursos futuros” serían usados para pagar obligaciones adquiridas por el gobernador, ese que hoy está prófugo.

La novedad es lo que reveló un testigo protegido de la Fiscalía de Chihuahua. Según su testimonio, los diputados de la anterior legislatura estatal fueron sobornados con un millón de pesos cada uno para aprobar ese adeudo. Fueron 23 votos a favor, costaron 22 millones de pesos. Uno gratis, para que nadie diga que no hay un uso eficiente de los recursos públicos.

A dos meses de dejar el cargo, César Duarte se decía víctima de una campaña de desprestigio, presumía sus logros en seguridad, hablaba del bajo endeudamiento con que entregaba el estado y destacaba su  responsabilidad en el combate de la impunidad. El  chiste se cuenta solo. Aseguraba también que podría caminar por Chihuahua como cualquier ciudadano. Hoy resulta que no puede andar tranquilo ni en las calles de su estado, ni en las de ninguno de los 190 países en los que lo busca la Interpol.

Como en otros casos de gobernadores priístas, a César Duarte no le encontraron irregularidades hasta que llegó otro partido a gobernar su entidad. Nadie se percató en el gobierno federal de lo que ocurría en Chihuahua. Probablemente se deba a que en los días en que se aprobaba a billetazos la bursatilización de los recursos carreteros, la atención no estaba puesta en los legisladores chihuahuenses y sí en lo que hacían Carlos Loret de Mola, Salvador Camarena, Daniel Lizárraga, Juan Pardinas, Alexandra Zapata, Mario Patrón, Carmen Aristegui y su hijo. Para ellos, mi solidaridad.


HUERFANITO. Luego del pleito entre estudiantes de los colegios Irlandés y Cumbres durante la fiesta de graduación, han circulado versiones en redes sociales que discrepan en cuanto a quiénes son los agresores. Lo cierto también es que padres de los agresores han intentado llegar a un acuerdo de reparación del daño con las víctimas para que el asunto se detenga y no se difundan los nombres de sus hijos. Sin embargo, hay al menos un agredido que se niega a pactar. A que todo permanezca en silencio a cambio de dinero.

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