La hora cero para el mundo ha llegado. El Día D comienza este viernes para todos. Al clásico ¡Debrouillez vous! (¡Arréglenselas como puedan!), expresado por los franceses de Napoleón El Pequeño durante la desastrosa guerra franco-prusiana de 1870, no escapa nadie. Donald Trump es desde hoy el amenazante presidente de la potencia capaz de cambiar el destino del mundo.

Desde que se empeñó en gobernar la Unión Americana, el magnate ha jugado con fuego. Con todos los fuegos. En todos lados y a toda hora. Sus incendiarias declaraciones y sus devastadoras decisiones aún sin entronizarse, han causado ya graves daños. México ha sido una de las víctimas que más las ha resentido. Y lo peor es que apenas este día empezará a expresarse todo su pernicioso poder cuyas consecuencias son inimaginables.

Empero, si las instituciones y los contrapesos legales que hay en Estados Unidos, sobre todo el Senado, aun siendo de mayoría republicana (ambas cámaras) no lo detienen, ¿resistirá el planeta durante cuatro años al menos todo el daño que Trump es capaz de hacerle?

¿Lo tolerará indefinidamente el capital, que ha empezado a ser doblegado por sus amagos y lo ha obligado a rectificar decisiones de inversión y/o de permanencia y ampliación en México?

La figura griega del retoño (tokon), suele compararse con el dinero. Uno y otro viven siempre en primavera. Uno nunca deja de florecer, el otro jamás deja de producir intereses. Lo hacen incansablemente. Su insaciabilidad es su impronta. Y es al hijo del capital, o sea la ganancia, a la que Donald Trump le ha pegado insistente e impunemente... hasta ahora.

Eso se ilustra con un solo ejemplo: Ford, que al dejar de invertir en la construcción de una planta en San Luis Potosí, sentirá el golpe donde más puede dolerle, que es en las ganancias.

Esa y otras muchas empresas se han establecido en territorio mexicano porque sus márgenes de utilidad son incomparablemente mayores que en sus países de origen.

Aquí tienen todas las ventajas: terrenos regalados, facilidades para importar bienes de capital, exención de impuestos, infraestructura para exportar sus productos, energéticos subsidiados, mano de obra barata, cero problemas sindicales, ganancias exorbitantes.

En Estados Unidos, en cambio, todas las empresas cubren salarios por hora, sus empleados tienen beneficios extraordinarios y protección gremial, pagan impuestos y la consecuencia es una menor rentabilidad.

El beneficio para la clase laboral estadounidense derivado de las decisiones de su presidente puede ser incuestionable, pero no es ésta la que determina el estado de cosas y el curso del mundo. Ir contra el interés del capital, es la peor estrategia que un político puede seguir.

Por haberse declarado en su contra, muchos no han llegado a la cúspide, como Andrés Manuel López Obrador; otros, estando arriba, se han caído. ¿No fue acaso el capital la razón esencial por la que el propio gobierno estadounidense alentó y ayudó a consumar golpes de Estado durante décadas en América Latina?

En sus vesánicas intenciones, nadie escapa a la ira ni a la era Trump. Olímpicamente, ha arremetido contra todo y contra todos. Consciente o inconscientemente, ha roto y se muestra dispuesto a hacer trizas todas las relaciones, cánones, reglas y normas seguidos por años en las relaciones internacionales.

Un solo hombre, sólo con su incontrolable palabra, ha puesto de hinojos al mundo. Nadie más lo ha hecho en esa dimensión. Ni siquiera los peores tiranos de la Historia. ¿Lo tolerará sin mover un dedo?

El director de la CIA ya le ha sugerido que controle su lengua, y la alemana BMW le hizo saber que pese a sus bravatas, seguirá invirtiendo en nuestro país. Son incipientes muestras de preocupación y oposición; decisiones de no acatar sus dictados sumisamente. Otros grandes factores de poder económico, político y social a nivel de Estados nacionales podrían hacer lo mismo y conformar un poderoso muro de contención a sus locuras. Alguien tiene que frenarlo.

Pues si resulta claro que para la humanidad Donald Trump representa un problema muy grande, es evidente que frente a eso, racionalmente, no cabe esperar más que soluciones extremas y radicales.

La única ventaja para México es que asume la presidencia del país más poderoso del mundo dentro de una agenda mundial, en la que no somos su prioridad.

SOTTO VOCE… El ataque a tomatazos de que fue objeto el líder del PRI en la Cámara de Diputados, César Camacho Quiroz, debería ser tomado muy en cuenta por todos aquellos políticos que han agraviado a la ciudadanía. Incluso, y principalmente, quienes como el propio Camacho, por ser amantes del tiempo, exhiben sus costosos y lujosos relojes sin el menor pudor frente al “pueblo” que dicen representar.

ombeluniversal@gmail.com

@mariobeteta

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses