“La investigación en su contra está sólidamente fundada. No tiene para dónde hacerse. Caerá antes de que entregue el poder. Es cosa de días…”.

Ante esa confidencia, hecha a este espacio desde un puesto de mando privilegiado, donde se diseñan, ordenan y/o se operan esas decisiones, es razonable conceder el beneficio de la duda.

De materializarse las investigaciones contra el gobernador de Veracruz por los delitos de enriquecimiento ilícito, peculado e incumplimiento del deber legal, no pasarán muchos días para que empiece a ser encausado.

Javier Duarte de Ochoa, quien ni siquiera es mencionado por su nombre desde nuestra fuente, habría sido dejado en el desamparo. Tardíamente, se reconoce, pero al final su monumental cuanto descarado robo en todas las modalidades no quedará impune.

—“Y no será el único. Los excesos cometidos por los ex gobernadores o los que accederán en breve a ese status, deben preocuparse. Ellos saben los motivos…”, subraya.

Si tal fuere el caso, la capacidad de asombro que ha perdido la sociedad mexicana frente a los frecuentes excesos, abusos y corruptelas de los gobernantes y funcionarios de todos los partidos y de todos los niveles, quizá se empezaría a revertir.

Si esa perplejidad derivara eventualmente de una acción legal implacable contra quienes desde cualquier puesto público han amasado cuantiosas fortunas, sería mucho mejor. La población comenzaría a sorprenderse de que las cosas que pasan son las debidas. Y empezaría a creer nuevamente en sus autoridades, en sus leyes, en sus instituciones.

Éste es un empeño del que al parecer hay conciencia en las más altas esferas del gobierno. Se estima como una necesidad, como un imperativo categórico frenar los insoportables crímenes económico-políticos y sociales que se han convertido en una normalidad. Son una tara que la supuesta democracia que tenemos, no soporta más.

En esa línea, comenzar con enjuiciar a Javier Duarte de Ochoa sería, en efecto, apenas el principio.

Los ex gobernadores de Sonora, Guillermo Padrés, del PAN, y el priísta Rodrigo Medina de la Cruz, de Nuevo León, no podrían tener escapatoria. No han tenido límites.

Las irregularidades que supuestamente cometieron en el ejercicio del poder, al parecer han sido ampliamente documentadas. Las instancias legales correspondientes podrían proceder sin ningún problema en su contra.

Pero por supuesto no son los únicos que públicamente se han exhibido a sí mismos como grandes e insaciables depredadores de los recursos públicos. Roberto Borge Angulo debe ser llamado a cuentas también. Los actos de corrupción que se le imputan son tan patentes como inadmisibles. Como lo son los de todos aquéllos que de a poco o mucho, han participado del botín en que han convertido a México.

—El gobierno está más allá del oportunismo de poner ante el juez a quienes han violado la ley. Lo que busca es que ésta se aplique. No importa si es antes o después de que un funcionario deje su puesto— responde nuestro interlocutor a la pregunta de si en algunos casos no perderá el mérito de actuar más rápido.

—Javier Duarte de Ochoa ha escapado muchas veces. En no pocos momentos todo pareció que la ley le caería encima. Se imputaron encubrimientos desde lo alto del poder— se le recuerda.

—Tienes razón. Pero te aseguro que eso se acabó. No hay nada que impida ir por él. Por sus cómplices, que los tiene— responde.

En esa perspectiva, parece que los días, quizás las horas del casi ex gobernador de Veracruz, quien creyó en el histórico patrimonialismo al que ha estado vinculado por tanto tiempo en este país el ejercicio del poder, han terminado.

De coagular ese escenario y de ampliarse a tantos otros criminales, entre los que se halla el ex gobernador de Zacatecas, Miguel Alonso Reyes, se estarían poniendo los cimientos de una nueva cultura política que tanto requiere México.

Y si el presidente Enrique Peña Nieto es quien coloca la primera piedra de esa construcción, pasará a la historia más que por cualquier otro hecho.

SOTTO VOCE… Finalmente, el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, se destapa como aspirante a la candidatura presidencial del PAN. Para como están las cosas dentro y fuera de ese partido, era necesario que pasara del secreto a voces a su confirmación. Posee ventajas comparativas y competitivas frente a sus dos más cercanos competidores por el solo hecho de haber ganado su puesto en las urnas y dejar un legado que muestra la transformación de la entidad con nuevas obras de infraestructura, atracción de grandes inversiones y el fortalecimiento tangible de los programas sociales… Ernesto Nemer, titular de la Profeco, guardando las formas, suma simpatías que lo fortalecen como posible entre quienes aspiran a la candidatura de la entidad con el mayor número de electores, clave para su partido y la Presidencia de la República.

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@mariobeteta

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