Ahora que los esperados cambios en el gabinete finalmente se han dado, ¿son los que se necesitaban? ¿Cuál es el propósito real que buscan? ¿Son susceptibles de servir a los objetivos por los que, en palabras del Presidente, se realizaron?

La inmediata lectura general que de esa decisión deriva, es la reconfiguración del primer equipo del Presidente de la República mirando a la sucesión de 2018.

Con los relevos, se reestructura la primera línea de poder en México y los nuevos secretarios, en mayor o menor medida, amplían la baraja de los posibles presidenciables.

Con José Antonio Meade en Desarrollo Social y Aurelio Nuño en Educación, especialmente, se fortalece el grupo enfocado hacia la nominación, visto desde el arranque del sexenio.

El ex canciller, tendrá ahora una mayor exposición pública, más contacto con la gente, dispondrá de vastos recursos para hacer mucha política social y formar una amplia base consensual para lo que pueda venir.

El ex jefe de la Oficina de la Presidencia, tendrá un papel estelar en el cumplimiento y consumación de la reforma educativa, la más estimada para el jefe del Ejecutivo, entre todas las que apoyan la transformación que lleva a cabo de México.

Y aunque Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray tienen en ellos ahora a competidores formales y reales, siguen siendo sustento fundamental en el área de seguridad, política interna y economía.

Quien tampoco se puede excluir bajo ningún concepto, es al nuevo líder del PRI, Manlio Fabio Beltrones. Ahí están los resultados que entregó con su sapiencia política a su paso por la LXII Legislatura.

Faltan más de dos años para la nominación. No se puede descartar otro reacomodo. En el sistema político mexicano siempre hay sorpresas. El jefe del Ejecutivo, dueño del balón, la cancha, los jugadores, las reglas, el marcador y el público, puede hacer cambios siempre, por impensados e inesperados que sean o parezcan.

Los relevos, ascensos y enroques anunciados, en lo inmediato y más allá de las justificaciones que los indujeron, son en sí mismos la conformación de un numeroso, poderoso y variado equipo de competidores para sucederlo. Pesos completos la mayoría que, por contraste, no tiene ningún partido de oposición.

El PAN, con un nuevo dirigente, y el PRD en busca del hombre que lo saque del marasmo, tienen ya frente a sí una gama de contrincantes que los obliga a sublimarse desde ahora en todos los sentidos. O serán arrollados.

A Andrés Manuel López Obrador, la historia parece haberlo puesto ya en su lugar. Trascenderá como el eterno aspirante que por irascible, arrogante, iracundo y enfermo de poder, jamás será presidente de este país.

Vale insistir en que, por muy presidenciables que sean ahora, ninguno tiene asegurado el puesto. La garantía de permanencia para ellos no existe. Tendrán que reafirmarse en cada momento. Deberán demostrarle a su jefe capacidad, eficacia, honradez y sobre todo, eficiencia en el reto de ser competitivos. Es condición indispensable para que, en su momento, pueda tomar la gran decisión.

SOTTO VOCE… Todos los nombramientos que hizo ayer, son un reconocimiento del presidente Enrique Peña Nieto a sus antiguos y nuevos colaboradores. Destaca el de Enrique de la Madrid, que va a Turismo. Sencillo y sensible; eficiente y preparado, ha brillado con luz propia y nunca, pese a ser hijo de un ex presidente de la República, se atuvo a eso. El de Rosario Robles es otro caso que debe destacarse por condición de género, trabajo, lealtad y honestidad… Agustín Basave Benítez es una buena opción para suceder a Carlos Navarrete en la dirigencia del PRD. Tiene los fundamentos teóricos, la experiencia y la determinación para hacer del tribalismo perredista un partido unido, fuerte y competitivo. Sin embargo, tendrá como principal rival a Armando Ríos Piter, un personaje que se distingue por su preparación y e inteligencia… La situación económica nacional es difícil. El gobierno ajusta sus gastos. La mayoría de los gobernadores apoyan un plan de austeridad. En todos lados se hacen recortes. Pero el INE se quiere seguir despachando con la cuchara grande. Como si estuviéramos en jauja. Por eso, con la mayor desvergüenza pide que su presupuesto para 2016 sea de casi 15 mil 500 millones de pesos.

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@mariobeteta

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