Uno de los principales ideales de un individuo es conocer el mundo. La globalización conecta a sociedades distantes y demuestra que la movilidad geográfica de datos, bienes y personas es la fuerza que impulsa a la civilización
contemporánea.

En particular las nuevas generaciones buscan una experiencia, una vivencia o una forma de comprensión de su momento histórico más allá de sus fronteras locales y nacionales. Unos emprenden una travesía para buscar nuevas tierras donde progresar y dejar atrás las carencias de derechos y oportunidades de superación. Otros viajan para agregar una experiencia novedosa a la rutina de la vida urbana cosmopolita. El turismo es uno de los principales estímulos para el ahorro de la sociedad actual, una de las prioridades personales de las nuevas generaciones. Es la búsqueda de lo insólito, la vivencia de un pasado de esplendor, el diálogo con costumbres y culturas diversas o el contacto con la biodiversidad.

Viajar es vivir y generar memorias permanentes. De ahí la importancia de una política de fomento al turismo en México, con la que se promocione que nuestro país es un referente en materia cultural, gastronómica, arqueológica, en biodiversidad, cultura popular, tradiciones, deportes extremos, destinos de playa y muchos atractivos más.

Adicionalmente al impacto económico que significa, esta actividad tiene otros importantes beneficios, pues genera un proceso distributivo que va directamente a quienes brindan servicios dentro del sector en diversas regiones del país.

Por eso es fundamental continuar impulsando el turismo nacional. El positivo resultado del Tianguis Turístico que este año se celebra en Acapulco —su lugar de origen— nos indica que independientemente de las actitudes excluyentes que emergen en diversas partes del mundo, México es reconocido como un destino atractivo para diversos públicos.

Por eso el Presidente de la República, licenciado Enrique Peña Nieto, dijo: “Acapulco le ha dado mucho a México... y hoy queremos que México le devuelva a Acapulco eso que tanto le dio a nuestro país haciendo de él: un gran destino turístico”.

Si vemos los testimonios de los millennials, es notable confirmar su carácter protagónico y su vocación viajera. Vemos que en cada selfie hay un escenario de fondo, un lugar emblemático que es compartido con esa comunidad anónima que es la red digital. Es así que lo importante es “lo que se encuentra detrás de la selfie”; una persona en un evento, lugar o situación digna de ser parte pública y permanente de una biografía digital.

Vemos que es un hito personal tener detrás de cada imagen a Teotihuacán, Chichén Itzá, Bonampak, las playas del Caribe, los Voladores de Papantla, las Barrancas del Cobre o las Lagunas de Montebello.

De manera creciente un espacio de México es lo que esta detrás de la selfie, que se convierte en una cualidad de quien está en primer plano de una imagen.

Esto significa que además de la promoción institucional y las ofertas de sitios turísticos, los propios mexicanos somos generadores de expectativas de viaje en las redes sociales, ya que presentemos al mundo la belleza de nuestras regiones, la riqueza de nuestras tierras, nuestros platillos típicos y singularidad de nuestras culturas.

La historia nos dice que los grandes avances de la civilización se dan cuando las culturas y los pueblos intercambian experiencias y conocimientos. Viajar es el gran obsequio de nuestro tiempo.

Rúbrica. Políticamente incorrectos. La única justificación de que los spring breakers en Cancún griten “build the wall” es que deseen quedarse de este lado, sino...

Político, escritor y periodista.
@AlemanVelascoM
articulo@alemanvelasco.org

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