Quienes conocen a Emilio Lozoya Austin (amigos, ex colaboradores y detractores) difieren en muchas cosas, menos en una: “es arrogante y tiene un gusto desmesurado por los lujos y la buena vida”. Cuando era director general de Pemex —en una de las épocas más difíciles para la empresa del Estado por el desplome de los precios del petróleo— detalles mínimos delataban su personalidad: no bebía otra marca de agua que no fuera Fiji, tenía a su disposición a un chef personal y a un sommelier, y cuando llegaba a la torre de Pemex (por aire o por tierra, acompañado de un séquito de guardaespaldas) pedía que nadie usara los elevadores de la torre ejecutiva. No se mezclaba con nadie que no fuera su equipo cercano, sus amigos y socios.

Estas expresiones, que podrían parecer insignificantes, no lo son y explican también sus gustos más suntuosos, como los aviones, los helicópteros, los yates, los Patek Philippe, los Vega Sicilia y los viajes a destinos de multimillonarios en las aeronaves de la empresa. “Lozoya ya era rico cuando llegó a Pemex; siempre ha pertenecido a ese mundo”, dicen sus conocidos. Pero su error fue querer seguir viviendo esa vida de lujos mientras era director de Pemex (de diciembre de 2012 a febrero de 2016) y, lo más grave, con cargo al erario, como presume la información de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) que publiqué en la columna pasada.

Su estilo de vida y sus aficiones (como coleccionar obras de arte millonarias, así como los deportes ecuestres) llevaron a Lozoya a conocer a muchos hombres de negocios con los que estrechó lazos durante su paso por Pemex. Uno de ellos es Sergio Nieto del Río, actual mandamás de Gas Express Nieto, contemporáneo de Lozoya y con quien, según funcionarios y ex funcionarios de Pemex, construyó una sólida relación.

El jueves pasado publiqué que durante 2015 Lozoya usó el Eurocopter EC-145 de Pemex al menos 94 veces para despegar o aterrizar en la Torre Arcos de la Ciudad de México, donde presuntamente vivía, según el diario Reporte Índigo. De acuerdo con dos fuentes (una de Pemex y otra del inmueble) Lozoya utilizaba el helipuerto de este edificio por su relación con Sergio Nieto, pues en el piso 24 tiene sus oficinas Gas Nieto, una empresa que hasta 2015 había celebrado 116 contratos con la empresa productiva del Estado. De ahí, el ex director de Pemex se trasladaba por tierra a su domicilio, ubicado a cinco minutos de las oficinas de la empresa gasera.

Curiosamente, durante la gestión de Emilio Lozoya en Pemex, la empresa propiedad de Sergio Nieto: Energéticos Nieto, dedicada al suministro de combustóleo y diesel al mercado de mayoreo, tuvo un crecimiento exponencial. Entre 2012 y 2016, esta compañía obtuvo la autorización de siete distribuidoras ‘plus’ de diesel por parte de Pemex, mismas que cobran una comisión 20% mayor a la de un distribuidor regular. Aparentemente, Nieto no cumplía las características para obtener este tipo de contratos.

Además, Gas Express Nieto también habría obtenido descuentos de hasta 35% del precio público de gas LP en las refinerías de Salamanca, Tula y Cadereyta sin justificación alguna. En Matamoros, Tamaulipas, la empresa ganó una concesión para proveer a Pemex de gas LP importado y además generar una comisión por el transporte, almacenamiento y distribución del insumo, mediante un contrato de servicios.

El transporte del gas LP lo realizaba mediante un ducto transfronterizo que interconectaba su terminal en Matamoros con una propiedad de Transmontaigne (socio comercial de la filial de Pemex PMI Comercio Internacional) en Brownsville, Texas. No obstante, esta firma demandó a Nieto Trading, constituida en Holanda, por incumplimiento de contrato.

Cuando empezaron los problemas judiciales para Nieto, la administración de Lozoya impulsó un proyecto para que la terminal y el ducto de gas LP propiedad de la firma pudieran incrementar sus ingresos. El plan consistía en convertir la terminal de gas y el gasoducto en una instalación de gasolinas y diesel, a pesar del riesgo que dicha reconversión significaba.

Pero a la empresa de Sergio Nieto le sobrevino el escándalo que provocó el trágico accidente de una de sus pipas de gas LP en el hospital infantil de Cuajimalpa, en enero de 2015, lo cual ocasionó que la administración de Lozoya postergara la implementación de este proyecto. Ahora presionan al nuevo director de Pemex, José Antonio González Anaya, para que le dé luz verde.

Así como los vuelos de Lozoya a la torre de AHMSA, empresa a la que le compró una planta de fertilizantes de la cual 60% era ‘chatarra’, huele, al menos, a conflicto de interés, la relación del ex director de Pemex con Gas Nieto, y las visitas a sus oficinas en el helicóptero de Pemex levantan enormes suspicacias.

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