Están enojados, tienen un rencor que ni siquiera ocultan, quieren que pierda el candidato del PRI en el Estado de México por varias razones: unos porque los dejaron solos y sin recursos para operar y otros porque, así de plano, fueron castigados por no apoyar al candidato previo a su designación, los sacaron de la jugada y los dejaron a su suerte, libres para traicionar.

Son varios, muchos operadores políticos de mediano y de bajo nivel, elementos o ex elementos de “tierra” en la campaña que hoy sienten coraje contra su partido y que están dispuestos a meterle el pie para verlo derrotado.

Sin pruebas, más allá de sus dichos, señalan que el asalto del pasado cinco de mayo a las oficinas de gestión social del PRI en Neza, se trató de un trabajo interno, fue “alta traición”, dicen...

Tienen razón al menos en su deducción lógica: no es normal que en una oficina “sin recursos” un comando armado y entrenado pueda asesinar a cinco personas (entre ellos policías municipales) sin el aliciente de un botín sustancioso, ¿o acaso fue un mensaje de algún grupo criminal inmiscuido en la elección?

Evidentemente, los delincuentes no estaban buscando artículos de oficina ni cajas chicas.

La negativa del equipo de campaña de Del Mazo sosteniendo que en esa oficina no se manejó jamás dinero en efectivo, termina por abrir más dudas en cuanto al móvil de los hechos que se transforma en aire fresco de batalla para las candidatas del PAN y de Morena, que han visto en el PRI al objetivo de sus ataques.

Como sea, esta es una elección histórica para un priísmo que no sabe operar a contracorriente en el Estado de México, los números hablan por sí mismos: en 1993 Chuayffet le ganó a Bravo Mena por 45 puntos, en 1999 Montiel a Durán por 7 puntos (la elección más “cerrada” de su historia reciente, donde contendió por el PRD-PT el hoy célebre Higinio Martínez, padrino político de Delfina Gómez), en 2005 Peña Nieto le ganó a los empatados Yeidckol Polevnsky y Mendoza Ayala por 23 puntos a cada uno y en el 2011 Eruviel Ávila derrotó a Encinas con más de 41 puntos de ventaja.

Salvo algunas cuestionadas excepciones, la mayor parte de las encuestas arrojan un resultado cerrado, con menos de cuatro puntos de ventaja para el puntero, técnicamente un empate que podría traducirse en una diferencia de apenas un par de puntos en las urnas.

Un priísmo dividido, la imagen del partido vapuleada hasta el hartazgo por los casos de corrupción y la falta de credibilidad en el gobierno federal, podrían ser el escenario idóneo para la traición que buscaría llegar hasta los más altos niveles de la política mexicana con miras al 2018.

DE COLOFÓN.— “Que nos maten a todos, si esa es la condena de muerte por reportear este infierno. No al silencio.”... pinche bato, te necesitamos hoy más que nunca y te llevaron, ¡que esos cabrones pudran su vida! Gracias por todas las enseñanzas, Javier.

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