Nosotros somos peores que la migra de Estados Unidos... Mucho peores, de hecho.

Aquí han existido casos en los que agentes de migración tuvieron vinculación con grupos de la mafia para participar en temas como la trata de personas o el narcotráfico; aquí no hay derechos humanos que se impongan sobre las detenciones de inmigrantes, ni tampoco existen embajadas latinoamericanas activas que publiquen en las redes sociales qué se debe hacer en el caso de una detención mexicana... Aquí hay un infierno, probablemente, mayor al de la frontera gringa.

No creo que exista un ser humano ilegal, pero sí hay seres humanos que violan la ley, pensemos en un asunto doloroso pero real: aproximadamente seis millones de nuestros hermanos mexicanos en Estados Unidos están violando la ley por encontrarse de manera ilícita en su territorio, están cometiendo una falta a las normas que incluso es considerado un delito por algunas interpretaciones a su legislación.

Prefirieron arriesgarse a violar las normas de Estados Unidos que seguir viviendo en un país que los abandonó, que los marginó y les negó posibilidades de desarrollo; nadie huye de su país, abandonando mucho, por simple gusto, tenemos una deuda histórica que hoy debemos de considerar ante las medidas de apoyo a nuestros connacionales mexicanos.

¿Qué hacemos entonces?, ¿les damos tips para que no los cachen?, ¿les recomendamos escondites secretos?, ¿intentamos crear una alerta de dónde se registrarán las redadas para que eviten la zona de riesgo?... ¡Suena ridículo!, por eso creo que debemos plantearnos un plan real de acción en el tema más sensible de la relación bilateral: en el tema de los seres humanos.

Regularizar la situación de seis millones de indocumentados mexicanos en Estados Unidos podría sonar como una carta a Los Reyes Magos, sin embargo, cuando hace algunos años Barack Obama intentó emprender acciones ejecutivas que darían estatus legal a la totalidad de indocumentados, cerca de 12 millones de personas, su propuesta, fracasada en el Congreso y en la Corte tuvo gran eco en el debate norteamericano.

Convencer a Trump de los beneficios de una regularización masiva sobre deportación masiva es iluso, pero no así lo es convencer a los adversarios de Trump, de entre los que se pueden contar algunos distinguidos republicanos. ¿Dónde está el lobbying mexicano en la política norteamericana?, ¿donde los cabilderos?, ¿dónde los defensores mexicanos, respaldados por el gobierno mexicano, en los medios estadounidenses?, ¿dónde estamos dando el debate?

Aunque quizá no se pueda esperar mucho de un país que pide respeto cuando, por el otro lado, pisotea a sus propios indocumentados.

¿Y si fuera al revés?, si nosotros tuviéramos que regularizar o deportar a millones de inmigrantes, ¿qué haríamos?

DE COLOFÓN.— Nayarit, el más joven tenía 22 años, el más viejo 46 años, el promedio de la suma de las edades es de 28 años.

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