Mañana, a menos que algo cambie en el transcurso en que se escribe y publica este texto, se darán a conocer los ganadores para construir las pistas 2, con 18 propuestas de constructores y 3, con 16 propuestas, del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Debido a la depreciación del peso frente al dólar, el costo del proyecto ha ido aumentando poco a poco, de un estimado original de 169 mil millones de pesos hoy tenemos un gran total aproximado de más 199 mil millones y eso sin contar aún los costos de imprevistos que nunca faltan en proyectos de esta magnitud.

El nuevo aeropuerto representa un reto enorme en diversos rubros. Simplemente en el técnico, el hecho de construir pistas sobre el lecho del Lago de Texcoco requerirá de amplia experiencia en ingeniería y seguridad. Nadie quiere una tragedia futura, el costo de las pistas en las licitaciones presentadas no será la única (y quizá ni prioritaria) razón para determinar a los ganadores.

Cada una de las pistas puede tener un costo de entre quince y veinte mil millones de pesos, un contrato nada despreciable, de ahí la cantidad de propuestas para construirlo.

Algunos gigantes como Carso, de Slim, o Mota Engil México, de Antonio Mota, en sociedad con la familia Miguel, están en el juego y hay quien los perfila con grandes posibilidades para llevarse el pastel, sin embargo, en el caso de Carso habría que tomar en cuenta sus 5 concesiones en proceso de construcción y, algunas, con grandes retrasos como el segundo piso de Tlalpan a la salida de Cuernavaca (pendiente de entrega desde diciembre de 2015), el macrolibramiento de Guadalajara (pendiente de entrega desde enero de 2014), la autopista Mitla-Tehuantepec con más de 2 años de retraso o, junto con ICA, el Túnel Emisor Oriente que lleva 6 años pendiente de entrega con respecto a la fecha original.

En el caso de Mota Engil, de la familia Miguel, se presenta, además del factor del atraso en algunas de sus obras concesionadas por falta de financiamiento, un tema de percepción de favoritismo de los empresarios con el anterior y actual gobierno del Estado de México por la cantidad de contratos ganados y que podrían terminar en un futuro escándalo para la mermada credibilidad del gobierno federal.

Hay, al menos, otras 14 propuestas, todas complejas y con sus diversos grados de riesgo. La decisión, evidentemente, no será sencilla, ojalá que sea la adecuada y no tengamos que esperar hasta el 2030 por el nuevo aeropuerto o, peor aún, por ver cómo tiramos el dinero al caño por una obra que se vuelve irrealizable y termina en otro gran ridículo. No merecemos eso.

DE COLOFÓN.— En la Cámara Baja el panista Javier Bolaños se quedará con la Presidencia; es un hombre muy conservador para los temas progresistas, pero con el espíritu de buscar acuerdos; ¿el PRI en el Senado se inclinará por otro conservador?.... Tendríamos Legislatura mocha.

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