¡Aplausos para Pulido!

Desde hace buen tiempo que un secuestro, como el de Alan Pulido, no despertaba tanta suspicacia en la sociedad. ¡Enhorabuena por el rescate o la huida del jugador! ¡Enhorabuena porque se encuentra sano, casi sin un rasguño en su integridad!, pero, la historia es muy complicada de comprar.

Tamaulipas es dominada por grupos atomizados del cártel de Los Zetas y del Golfo, en su mayoría hablamos de hombres entrenados para el crimen, para secuestrar, para cobrar derecho de piso, para… matar. No son improvisados ni principiantes.

Desde el año 2012, Tamaulipas registra más de 900 secuestros, ocupa el primer lugar en el ranking del delito, y no, desgraciadamente no todas las historias concluyen como la de Pulido.

Para colmo, el hecho de que este suceso se diera, con exactitud temeraria, siete días antes de la elección para gobernador, alimenta aún más las sospechas: ¿Qué pasó con Ileana Salas, su novia?, ¿no era el objetivo a secuestrar?, ¿era sólo Alan el objetivo, o sea, sabían por quién iban?, ¿secuestro mercenario o político?, ¿cómo pudo Alan llamar al número de emergencias?, ¿él solo pudo forcejear y vencer a golpes a un secuestrador de Tamaulipas para escapar?, ¿no estaba amarrado o encerrado?, ¿la familia, asesorada por autoridades, negociaba con asesinos mientras él huía?, ¿por qué la foto, oportunista, de Egidio Torre colgándose la medallita del rescate cuando más bien fue escape?

Insisto, el hecho de que una víctima de secuestro regrese a la libertad es digno de aplausos, pero, de acuerdo con la historia, a los pedazos contados, los vítores serían para Pulido y nada más para él, por lograr escapar. La autoridad, con todo y la Fuerza Tamaulipas, soldados y marinos incluídos, poco tuvo que ver en la historia.

¿O pasó otra cosa?

DE COLOFÓN. Ileana Salas aparece disparando en un campo de tiro con armas de alto calibre. Es experta tiradora, dice la prensa desde hace un año. Modelo, entre otros, para Rafael Amaya. Tiene 23 años y es la única testigo, luego de la víctima, del secuestro.