Cayó el hombre fuerte del gabinete. El secretario más poderoso de la administración Peña Nieto dejó su cargo con un tinte de dramatismo, pues lo hizo a la víspera de la presentación al Congreso del paquete económico para el 2017. Hay mil lecturas posibles, pero la más sólida me parece que nos lleva a la visita de Donald Trump a México, cuyo artífice fue el propio Luis Videgaray. Desde el punto de vista de la responsabilidad gubernamental, Videgaray le hace un servicio a su jefe, deteniendo con su cabeza la hemorragia política y de credibilidad que la propia Presidencia sufría por defender lo que a todas luces fue un gravísimo error de sensibilidad política. Videgaray hace pues las veces de torniquete político, para una Presidencia debilitada. No debió ser fácil para Peña prescindir de quien fue su coordinador de campaña y más poderoso agente movilizador de agendas (dicen que hasta en la de anticorrupción tenía injerencia, a pesar del escándalo de su casa de Malinalco). El tamaño del error explica su salida, ya que el Presidente había mostrado ser un jefe indulgente y comprensivo, vamos, hasta a Castillo perdonó, pero sostener a Videgaray implicaba que él mismo siguiera pagando la costosísima factura y, como comentábamos el pasado lunes, un Presidente que está en los veintes bajos no puede gastar más capital político cuando le quedan dos años de ejercicio y resurge un movimiento que pide su salida.

Por otro lado, el regreso de José Antonio Meade a Hacienda tiene dos implicaciones directas. La primera es que el nuevo secretario se convierte en una especie de Antonio Ortiz Mena de los tiempos modernos, es decir, el garante de la estabilidad macroeconómica en tiempos difíciles, pero por otro lado, limita seriamente sus posibilidades de ser candidato a la Presidencia. Es arduo imaginar que con los tiempos que corren se pueda construir una candidatura desde Hacienda. Estoy seguro de que le hará un enorme bien a una secretaría cuyo titular ya estaba en demasiados palenques.

Por otro lado, el movimiento de Miranda a Sedesol refrenda esa tendencia a que los presidentes se rodeen de sus amigos en los momentos más turbulentos de la administración. Circula la versión de que Sedesol le fue ofrecida a Manlio Fabio Beltrones, lo cual hubiese implicado un gesto político de reapertura a ese sector del PRI. Lo cierto es que con Miranda el Presidente gana a un hombre fiel, pero pierde a un precandidato, con lo cual se reduce su baraja sucesoria. Esta nueva realidad ubica a Osorio Chong en el centro del gabinete y con una renovada energía, pues no se ve que en el corto plazo algún secretario funcione como contrapeso como lo hacía Videgaray, pero queda claro que si antes los golpes se dividían entre los dos alfiles de Peña, ahora toda la grilla interna del gabinete se dirigirá en favor o en contra de Osorio Chong.

Analista político.

@leonardocurzio

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses