¿Cómo escribir hoy algo sobre los atentados terroristas en Bagdad, Líbano y París sin cometer —como le leía ayer en un tuit a Frank Lozano— el “delito de portación de obviedades”?

A estas alturas ni para qué relatar el horror que se vivió. ¿Para qué decir que es, quizá el peor ataque terrorista desde el 11 de Septiembre o hacer recuento de los muertos? Quizá sólo comentar que François Hollande ya advirtió que Francia está en guerra contra esa entidad o identidad borrascosa llamada “Estado Islámico” o “Isis” (por sus siglas en inglés) y que habrá Consejo de Seguridad de la ONU al respecto. Ya. Lo escribí.

Yo no tengo respuestas: esas vaya usted a buscarlas a otros lados. Tengo algunas preguntas.

¿Y ahora qué hacemos con esto que sentimos ciudadanos de todas partes del mundo frente al horror? ¿Con el odio al “otro” que por ser diferente/verse distinto/creer en otro Dios tememos? ¿Con las operaciones bélicas para “terminar” —o peor, qué contrasentido de verbo: “atacar”— el terrorismo sin provocar más odio o el surgimiento de más grupos radicales musulmanes o católicos? ¿Cómo implementar la Tolerancia en todos sentidos? (ayer, por cierto, fue el Día Internacional por la Tolerancia).

¿Acaso será menos el dolor de la madre de un joven francés que murió en el Bataclán que el de otra, mujer musulmana no radical a favor de un estado laico que ayer —sin tener nada qué ver— también supo que su joven hijo había muerto por el bombardeo de Francia sólo por vivir en Raqqa? ¿O el de uno de los 27 niños y niñas por cada 100 muertos que se da cada vez que alguien —del gobierno u oposición— bombardea en Siria, según datos que leí ayer en El País de un estudio de la British Medical Journal?

¿Será muy diferente del dolor de una madre mexicana que se enteró que su hijo murió a manos del crimen organizado o peor, el de una madre centroamericana cuyo hijo desapareció hace años al pasar por nuestro país?

¿De qué manera afectará esto la decisión de muchos países y ciudadanos de recibir refugiados sirios? Hace tan sólo unos meses, la imagen del niñito Aylan, muerto en una playa, tocó a miles que se manifestaron por recibir más refugiados.

¿Cómo le vamos a hacer para dejar a un lado las generalizaciones que no ayudan en nada tipo “todos los sirios, los musulmanes o los católicos, los franceses” son… ? Y la facilidad de grupos de todos los anteriores para asegurar que poseen la verdad, son los buenos y los otros “los malos” (ya George Bush en algún momento bautizó a un grupo de países como “El Eje del Mal”, ¿recuerda?)

¡Qué inútil y miope la discusión que presencié este fin de semana en redes sociales! Creo que todos lo hicimos, al menos los que las usamos.

Unos argumentaban que no debíamos poner la banderita de Francia en nuestro muro de Facebook si antes no habíamos llorado lágrimas de sangre —casi— por Beirut y antes, cual ritual de paso por los 43 de Ayotzinapa (o por lo menos le echaban la culpa al “occidentalista” Mark Zuckerberg, por hacernos fácil, que eso fue, “llorar” sólo a Francia con la facilidad de un click).

Otros hasta pusieron una bandera mexicana que decía algo tan estúpido como esto: yo no puedo lamentar nada que suceda en otro país porque en el mío ya pasan bastante cosas jodidas.

¿El corazón y la humanidad tienen fronteras? ¿Desde cuándo? O, ¿qué pasó con nosotros —aquí y allá— que nos comenzó a valer el dolor de otro ser humano?

Él lo pide:

—Pongamos un alto a la indiferencia y a quienes apuestan sólo a los tropiezos y festejan las carencias de la sociedad. A quienes su única oferta es la fragmentación o el retroceso y esos radicalismos son los que llevan a acciones de violencia y encono en México y en el mundo... estamos en un estado donde se dan libertades para poder expresarse: Javier Duarte, gobernador de Veracruz, al presentar su quinto informe. Já, y como muestra de “un estado donde se dan libertades”, está la forma en que elementos de seguridad sacaron a integrantes de colectivos ciudadanos, ahí frente a él, quienes buscan a sus familiares desaparecidos y que, para entrar, y poder expresarse se hicieron pasar por “acarreados”. Vea .

Leí y escuché todo lo que pude a Mauricio Meschoulamm, un internacionalista al que respeto y se me hace un comunicador muy pedagógico (lo digo como halago) con respecto a terrorismo. Si bien ahora habrá que quitar control de territorio y demás, escribió que para “combatir” el terrorismo, de a de veras, se necesita hacer estrategias de “construcciones de paz”. En serio, con visión de largo plazo.

El terrorismo no nació ayer, se fue construyendo no sólo en las últimas décadas, sino en siglos.  Se necesita la reconciliación, reconstruir la sociedad… o en unos años o décadas volverá a pasar otra vez.

¿Sabe desde hace cuánto existe, en la ONU, la Comisión de Consolidación de la Paz? ¡Apenas en 2006! ¿Con qué presupuesto nació tras el compromiso de 31 países miembros? Con 184 millones de dólares, con ganas de juntar 250. ¿De cómo el informe de esta Comisión de junio de 2015 anunció que incluso continuar con 100 millones no se logró en 40%?

¿No es un “nada” comparado con lo que se invierte en hacer la guerra en todo el mundo? (Claro, ahí también, ¿qué componente es negocio, cuántos son intereses de grupos o civilizaciones?)

Hoy, en el Palacio de la Antigua Escuela de Medicina, se realizará la ceremonia donde Enrique Luis Graue Wiechers rendirá protesta como el nuevo rector de la Universidad Nacional Autónoma de México. Se convertirá en el décimo rector emanado de la Facultad de Medicina.

Varios retos tendrá encima el nuevo Rector, destaco dos.

Como el 88.6 por ciento de los alumnos que hacen examen para entrar a la UNAM y son rechazados. ¿Cómo aumentar el número de alumnos, crear una universidad a distancia, hacer otro tipo de iniciativas de estudios superiores?

José Narro --rector saliente-- inició desde hace dos años inició un programa para la renovación de la plantilla académica, toda vez que la edad promedio de los maestros e investigadores  de nivel licenciatura ronda en los 58 años, pero mejorando sus condiciones de jubilación,  y contratar a académicos menores de 40 años. Esta medida fue criticada por académicos de diversas áreas universitarias, pero es necesaria.

Falta ver qué hará Graue, ya que durante la campaña por la Rectoría, era de la idea de mantener este programa.

En la Secretaría de Educación Pública no les fue tan mal en su “Buen Fin”. No tuvieron ventas, pero de acuerdo a sus números, sí una gran participación de maestros en su evaluación magisterial. Se detalló que participaron el 97 por ciento de los maestros y directivos a los que les correspondía aplicarles la evaluación. En total estaban convocados 46 mil 675 personas a la evaluación en los dos días, sólo faltaron mil 377, a quienes se les aplicará la evaluación el próximo fin de semana.

Pero no todo es miel sobre exámenes  para la SEP.

En Chiapas y Michoacán, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación dio muestra de su presencia realizando diversos bloqueos en varios puntos de la entidad.

A AMLO le dieron el avión. Eso concluyo tras leer un boletín de la secretaría de Comunicaciones y Transportes que reseña que sí recibieron a una delegación de Morena para hablar de su plan de hacer un aeropuerto.

Acompañados de una delegación de especialistas internacionales y representantes de aerolíneas nacionales, los funcionarios federales les dijeron que no es viable su proyecto, entre otras razones, por la distancia que habría entre la base aérea de Santa Lucía --donde AMLO propone construir dos pistas más--, y el actual aeropuerto: los pasajeros tendrían que viajar una hora entre terminal y terminal.

Otra de las razones es que sería imposible que entre las dos terminales aéreas utilicen el mismo espacio aéreo. Ponen como ejemplo que cuando una aeronave militar despega desde Santa Lucía, el aeropuerto capitalino suspende actividades.

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