Pobre de nuestro Presidente. Mal le fue —al menos en los memes, en las notas de color— en la pasada visita a Canadá, donde se reunió con el primer ministro de ese país, Justin Trudeau, y el aún presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Será que tenemos un Presidente que es todo formas y no está a la altura de la alivianadez (el ‘ser cool’, pues) de los otros dos mandatarios. Yo qué sé.

Lo cierto es que en estos últimos días se han vuelto virales el momento en el que Peña Nieto titubeó al darle la mano a Obama, y el otro en el que EPN se bajó antes de un escenario y Obama y Trudeau se quedaron platicando sin extrañarlo. Peña regresó pero se enfrentó por segundos a la espalda del anfitrión, como el amigo que busca que le hagan caso… sin lograrlo. O la selfie que publicó Trudeau, donde está con Obama sonriente, ¡pero no nuestro Presidente! O la diferencia de que Obama habló ante el Parlamento (donde le aplaudieron y corearon “cuatro años más”) mientras EPN sólo fue a conocer el inmueble con Trudeau, pero vacío. Bueno, podríamos decir que sí tuvo una deferencia con él: salieron a correr juntos por Ottawa una mañana…

Son momentos “memeables”. Ni modo, el precio de estar siempre en la vista pública.

Pero eso es lo de menos. Fue muy interesante escuchar cómo Obama de plano dio un punto de vista absolutamente diferente a Peña sobre el significado negativo de “populista” y lo contradijo. Oh, my God.

No es la primera vez que EPN habla en contra de los “populistas”. Nunca ha dicho AMLO, pero bueno, ¿usted en quién piensa? La última vez fue en el aniversario de la Constitución en febrero. Esta vez, sin embargo, parecía que la declaración también pretendía, por el contexto, etiquetar así también a Trump, desacreditarlo y quedar bien con Obama.

Dijo EPN: “En este mundo hoy se presentan en distintas partes actores políticos, liderazgos políticos que asumen posiciones populistas y demagógicas pretendiendo eliminar o destruir lo que se ha construido, lo que ha tomado décadas construir, para revertir problemas del pasado y que, es cierto, aún no alcanzan a llegar los beneficios a toda la población. Esos actores políticos, recurriendo al populismo y a la demagogia, venden respuestas muy fáciles, las eventuales soluciones a los problemas que enfrenta el mundo de hoy. No es así de simple ni así de sencillo”.

Obama, en una declaración que ha provocado sorpresa también en medios de Estados Unidos, dijo que no estaba de acuerdo. ¡Que él mismo era “populista”! ¡Sopas!

Argumentó que, para él, ser populista es poner al pueblo y sus necesidades primero, incluso a los pobres (oh-oh) y la inequidad del sistema financiero (doble oh-oh). Aunque bueno, sí estuvo de acuerdo con Peña en que las soluciones sencillas en el gobierno son “raras”.

Obama argumentó (pensando en Trump, en AMLO lo dudo… dijo son retóricas que surgen “de pronto” y nuestro Mesías Tropical, como lo bautizó Enrique Krauze, ya tiene décadas en la lucha con el mismo discurso): “No estoy preparado a conceder que la retórica que ha surgido de pronto es ‘populista’ (…) Hay quienes no tan de pronto se convierten en ‘populistas’ porque dicen algo controversial para ganar votos. Esa no es la medida del populismo. Es nativismo (oposición virulenta a una minoría extranjera), o xenofobia. O peor: sólo cinismo.

“Alguien que sólo nos etiqueta ‘nosotros’ contra ‘ellos’ o se engancha en una retórica de cómo nos vamos a cuidar nosotros, cómo atacamos a otros … esa no es la definición del populismo”.

Bueno, será, en todo caso, una discusión académica, de contextos de país y de formaciones personales pero, por lo pronto, sin querer, Obama (el que no tiene un avión como el de EPN) le dio un gran spot a AMLO para su campaña, ¿a poco no? Cuando le digan que es “populista” podría contestar con este discurso: también la larga parte en la que Obama justifica que él es populista. Bueno, si es que alguna vez Morena utiliza algo así, que está in english.

Veracruz, estado controlado, perdón, ¡perdón!, quise decir “gobernado” por Javier Duarte, no es el mismo después de los resultados del pasado 5 de junio, en los que el PRI perdió ante la alianza PAN-PRD, con Miguel Ángel Yunes.

Duarte hace lo que puede —y aún puede mucho, legalmente— por protegerse y molestar a su sucesor, a quien odia con odio jarocho (nunca mejor dicho). No es poco el miedo: lo comienzan a dejar solo y tiene 22 investigaciones en la PGR en torno a denuncias y observaciones de la Auditoría Superior de la Federación por el desvío o mal manejo de 14 mil millones de pesos.

No es nada sutil. Comenzó quitándole el fuero al gobernador (al próximo, a él no), le otorgó un presupuesto histórico a sus críticos de la Universidad Veracruzana, quiere donar la residencia oficial justo ahorita, cedió a la Fiscalía (que lo protegerá) los helicópteros que él usaba y ayer logró que el Congreso aprobara la creación de una “Sala Anticorrupción” cuyos magistrados serán nombrados… ¡por él!

El miércoles pasado, Carolina Monroy, actual presidenta del PRI, dejó clara la postura de su partido sobre la decisión de Duarte sobre que el Congreso de Veracruz (bajo su control) aprobara el nombramiento de Francisco Portilla Bonilla como Fiscal Anticorrupción.

Se trata de lo que bien ha llamado el PAN parte del “paquete de impunidad” que tramitan, fast track, actualmente varios gobernadores que perdieron y que --mejor prueba imposible-- tienen cola que les pisen. El otro estado es Quintana Roo.

Pero les decía de Monroy respondió a la pregunta de si se está protegiendo Duarte. Y ella contestó:

--Esa es la interpretación que se le ha dado hasta este momento. Yo diría que, si bien es jurídicamente correcto, habría revisar si lo es desde el punto de vista ético...(¿esto es ético?) Personalmente pienso que no, que no es correcto, porque a los ojos de todos, a la luz de todos, no son momentos para tomar decisiones de tanta trascendencia.

Ya sé: no fue clara, clarísima… pero bueno, así son los priístas. Ya que cuestione la ética de un gobernador suyo y que diga que no es correcto es un suficiente deslinde.

Queda claro que Duarte está desesperado. Quedó patente con otro momento, también el miércoles, en el que un grupo llamado “ Los 400 pueblos” agredieron a Miguel Angel Yunes, acompañado por Santiago Creel y Ricardo Anaya afuera del Congreso en Xalapa. Fueron a pedir a los legisladores que no aprueben el “paquete de impunidad”.

Aunque el gobernador se deslindó de la agresión, crea suspicacias. En los videos disponibles quedan claras las piedras que les lanzaron, también la violencia de los gritos: “Rata, igual que tus hijos”, “Corrupto”, “Yunes, represor”.

La violencia jamás será la solución, pero, ¿qué hacemos con las acusaciones presentadas durante la campaña sobre Yunes (el electo)? Tampoco son gritos que salen de la nada.

La pasada columna abordé dos decisiones importantes que se tomarían en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. ¿Qué pasó? Hay una buena noticia y otra que queda en suspenso.

La buena.- En la Segunda Sala, con el voto a favor de cuatro ministros se declaró inconstitucional los artículos 201 y 205 de la Ley del Seguro Social, así como los artículos 2 y 3 del Reglamento para Prestación de los Servicios de Guardería del IMSS, con los cuales se impedía que los hombres trabajadores tengan el beneficio a llevar a las guarderías de ese instituto a sus hijos. Consideraron que era discriminatorio. ¿Por qué habrá votado en contra Fernando Franco?

La medida ya es válida para todos los padres que cotizan y que se han visto impedidos de gozar de este derecho en las más de mil 300 guarderías que tiene el IMSS. Hasta el año pasado había 150 mil niños en lista de espera para ser recibidos. Habrá que hacer algo. Los padres también merecen tener esta prestación en igualdad con las madres.

El suspenso. En la Primera Sala, se discutió y bateó por el momento el dictamen del ministro Arturo Zaldívar. Buscaba que se declarara inconstitucional los artículos del Código Penal que califican el aborto como un delito.

Los ministros Norma Lucía Piña Hernández, José Ramón Cossío y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena votaron en contra del proyecto pero no sobre el fondo. Consideraron que dichos artículos no eran inconstitucionales y pero reconocían los derechos de la mujer.

Lo que ahora pasará es que un nuevo ministro, o la ministra, deberá realizar un nuevo proyecto de dictamen. ¿Se imaginan que caiga en manos de la Ministra Piña Hernández, la única mujer en esa sala? Ella, durante su comparecencia en el Senado previo a su ratificación como integrante del máximo tribunal, nunca contestó de manera clara su posición sobre el aborto.

katia.katinka@gmail.com

Google News

Noticias según tus intereses