Hace unos días fui a comer con un funcionario que tiene mucho que ver con el tema del dinero público. En la plática salió el tema de la corrupción, por supuesto, y me dejó fría cuando opinó que lo que los medios documentábamos de robo de dinero público era... muy poco. El gran corruptor, opinó, está en la iniciativa privada que paga mucho, muchísimo más por corromper.

¿Javier Duarte y lo que sabemos? Bah, peccata minuta. Mucho más es lo que quizá no hemos podido documentar. Cientos de millones de pesos no es nada en un presupuesto público de miles de millones, dijo en tono de qué-ingenua-eres.

No he olvidado la conversación y ayer la recordé más al presenciar la discusión —es un decir— en el Senado sobre parte del Sistema Nacional Anticorrupción. Recuerde que estamos en periodo extraordinario (al que se llegó sin dictámenes, hasta donde recuerdo, algo histórico) para discutir tres de 30 leyes que formarán el Sistema Nacional Anticorrupción.

Más de 600 mil ciudadanos firmaron para que una de estas leyes, la de responsabilidades de servidores públicos (Ley3de3), se discutiera en el Senado. Las organizaciones de la sociedad civil que recaudaron las firmas decidieron detenerse para presentarla, si no lo hubieran hecho seguro hubiéramos sido millones los firmantes.

Y es que es la corrupción uno de los temas que más nos indignan en México hoy. Una “herida abierta”, como la calificó Eduardo Bohórquez en tribuna el lunes en el Senado cuando defendió que todos debemos conocer el contenido de 3 declaraciones (patrimonial, de intereses y fiscal) para todos los servidores públicos. No sólo conocerla, claro, sino investigarla.

Transcribo parte de su discurso:

—Si la información de las tres declaraciones no cuadra, el servidor público vive en un estado permanente de dudosa legalidad que incrementa el riesgo a ser parte de otros actos igualmente irregulares. Si el servidor público vive en lo individual en una zona gris donde intereses, ingresos e impuestos no coinciden, ¿cómo pedirle que sea un referente para la integridad de las instituciones?

¿Se puede? Creo que todos diríamos que no, no se puede. Así no.

¿Y entonces, qué hizo el PRI? ¿Qué hizo, además, tras el golpazo que representó la pérdida de 7 gubernaturas el pasado 5 de junio?

En pocas palabras dijo: Ok, te escuché. Me vale. ¿Tres? Te doy dos, pero a medias. Pero no diré eso, claro, sino que dependerá de otras instancias para que así sea. Lo patearé a otra instancia.

Así quedó en el artículo 29 de esta ley que se discutió ayer (los paréntesis son míos).

—Las declaraciones patrimoniales y de intereses (ojo, que desapareció la fiscal) serán públicas (simulación) salvo los rubros cuya publicidad pueda afectar la vida privada o los datos personales protegidos por la Constitución (es decir: casi todo). Para tal efecto, el Comité Coordinador, a propuesta del Comité de Participación Ciudadana, emitirá los formatos respectivos, garantizando que los rubros que pudieran afectar los derechos aludidos queden en resguardo de las autoridades competentes (ya no es responsabilidad mía sino de ellos… y aún así están obligados a acotar y no hacerlas públicas).

Hasta el cierre de este espacio la sesión se antojaba para continuar hasta muy entrada la madrugada. La gran pregunta era si los votos de PAN, PRD, PT y dos senadores sin partido (66 votos) podrían echar abajo el dictamen que votarían a favor PRI y Verde, con 62 votos.

¿Qué le pasó a Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, el lunes? ¿Le pasó algo o así es? Ese día, durante la reunión para la instalación de la Red de Universidades Saludables, al góber regio tres fueron los temas que lo exhibieron… aunque él diga que no.

Uno. “Adelgazar” el escándalo. El lunes nos fuimos con la finta de que había amenazado a las niñas con sobrepeso de que nadie las iba a querer. Sí, dijo: “Hay que decirles que a una niña gorda no la quiere nadie”. Pero no fue así y tiene razón porque los medios sacamos esa frase de contexto. Es, me parece, peor.

Y es que el góber se refería a las niñas embarazadas. “Gordas”, les dijo él. Y explicó más:

--Yo estuve hablando de las niñas embarazadas. Yo no tomé el tema de la obesidad, y lo puedo parafrasear de manera muy sintética: una jovencita que es embarazada a los 14 años la abandona su pareja después porque ya no le gustó o porque ya no le agradó y es una edad donde la irresponsabilidad evidentemente es parte del proceso de crecimiento.

Ya ve que las niñas se embarazan solas. ¿Está bien que su pareja la abandone? ¿Y si mejor en lugar de miedo de “no me van a querer” habla de políticas públicas, del verdadero problema que tiene para niños y niñas el embarazo adolescente?

Apenas el pasado 13 de junio, Patricia Chemor, directora del CONAPO detalló que entre el año 2000 y el 2013, anualmente se registraron 407 mil 604 nacimientos de madres de entre 10 y 19 años de edad. De éstos, 8 mil 70 fueron de madres de entre 10 y 14 años.

Dos.- El Bronco también se refirió a los presuntos casos de jóvenes desaparecidas en esa entidad.

--Nosotros no tenemos ninguna denuncia del secuestro de una mujer, quizás se van con el novio, no tenemos ninguna denuncia sobre el secuestro de una mujer en lo que va de la administración, puede ser que el novio se las lleve sin el permiso de los papás, si hay eso que una adolescente se enamora de un mayor de edad y se va con él…

Sería bueno que leyera de vez en cuando las cifras y declaraciones de Consuelo Morales, fundadora de Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos CADHAC.

Esa organización en este año tiene registrados 13 casos en donde se tienen contabilizadas 27 personas desaparecidas.

Morales, Premio Nacional de Derechos Humanos dice que “ya sea que una muchacha se haya ido con el novio o que un chavo se haya salido de su casa por un desacuerdo, pero la autoridad está obligada a decirnos dónde están”.

Tres.- En pleno debate por la homofobia, por la igualdad en nuestro país, y por la iniciativa presidencial para reconocer el matrimonio igualitario, el gobernador también hizo una referencia que no abona nada al clima de intolerancia. Lo hizo al referirse a los padres de familia que en lugar de poner atención a la familia, atienden más a cosas como los celulares:

--Para los que tienen dos relojes, o para qué quieren dos celulares. Uno es suficiente. Aquí está el gobernador y tiene un solo celular. Y yo lo cargo. No traigo asistentes, ni secretarias... ni mayates.

Tengo la ligerísima sospecha que en la Conferencia del Episcopado Mexicano pintan su raya en torno a Noberto Rivera. Me hacen saber que “Desde la Fe” no es su órgano de comunicación y no expresa la opinión de toda la iglesia mexicana. Muy enfática su posición luego que ayer me referí en este espacio a los editoriales de ese semanario “órgano de comunicación del Episcopado Mexicano”.

Ahora, también deberían hacérselo saber a los responsables de esa publicación. En su portal de Internet hacen saber que su visión es “Posicionar el semanario arquidiocesano Desde la fe como una voz autorizada de la Iglesia en México en el ámbito eclesial nacional y en el discernimiento de temas pastorales, teológicos y litúrgicos”.

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