En la pasada columna reconocí —y si no lo hice con esas palabras, lo hago ahora— la iniciativa de Enrique Peña Nieto de mandar al Congreso sendas leyes para hacer una realidad el matrimonio igualitario en el país, con todo y adopción de niños. Me pareció excelente, un gran paso hacia adelante.

El miércoles, el Presidente fue a inaugurar la remodelación de un Centro de Rehabilitación e “Integración Educativa” que lleva el nombre de Gaby Brimmer y ahí habló del derecho de todos a la educación, incluyendo a las personas con discapacidad. Aseguró que es su derecho constitucional y me dio mucho gusto… hasta que vi el video completo del evento.

Entonces, casi me da un patatús.

En la remodelación de este centro —una escuela de educación especial, sólo de alumnos con discapacidad y que conjunta áreas de rehabilitación— Peña Nieto habló a favor, en los hechos, de una educación excluyente para niños, niñas y adolescentes con discapacidad. De cómo su gobierno ha creado “Centros de Atención para Estudiantes con Discapacidad”. Incluso presumió que en 2012 había sólo 46 y que ahora tienen ya 250. Quieren llegar a 500 y hasta más.

Lo peor de todo: Peña Nieto, al hablar de esta iniciativa (y Aurelio Nuño antes que él), habla y se llena la boca con la palabra “inclusión”. Sí, lector, lectora, inclusión al hacer centros excluyentes donde sólo conviven personas con discapacidad; inclusión al hacer ghettos en el siglo XXI. Centros que reafirman el estereotipo y la cultura de que las personas con discapacidad van aparte y no en el mundo con las personas que no tenemos una discapacidad.

Lo siento, Presidente, pero tras la reforma en derechos humanos de 2011 que eleva los tratados en derechos humanos que México ha firmado, no queda más que el camino de la educación inclusiva (que es que todos los niños, con y sin discapacidad, estudien en los mismos centros), no hacer más centros de educación especial e incluso irlos desapareciendo poco a poco.

Incluir, es: “Poner algo o a alguien dentro de una cosa o de un conjunto, o dentro de sus límites” y no hacerles un círculo aparte. El artículo 24 de la Convención de los derechos de las personas con discapacidad es clarísimo y México, como Estado, lo firmó y ratificó.

Cito el artículo: “Los Estados parte reconocen el derecho de las personas con discapacidad a la educación. Con miras a hacer efectivo este derecho sin discriminación y sobre la base de la igualdad de oportunidades, los Estados parte asegurarán un sistema de educación inclusivo a todos los niveles, así como la enseñanza a lo largo de la vida…”.

Presidente, secretario Nuño. Ustedes dicen que quieren “revolucionar el sistema educativo”. Este no es el camino, respetuosamente.

Algo raro pasa dentro del PRD, Morelos, sus autoridades y su gobernador Graco Ramírez. Este partido, que ha sido férreo defensor de los derechos humanos, que ha sido crítico del actuar del gobierno federal en casos como Ayotzinapa o Tlatlaya, ahora está del otro lado de la crítica.

Le explico. Resulta que en cuestión de horas, María Concepción Hernández, Javier Sicilia y Alejandro Vera, rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, pasaron de culpables a inocentes. Fueron acusados por la Fiscalía de la Zona Oriente por sabotaje, violación de sellos y ultrajes a la autoridad.

Su delito fue que llegaron a una fosa común en Tetelcingo donde María Concepción localizó más de 140 cuerpos sin identificar. ¿Qué hicieron?

María Concepción inició la búsqueda de su hijo Oliver Navarrete Hernández, desaparecido en Morelos en mayo de 2013. En junio de ese año su cuerpo fue identificado en una barranca y trasladado a la Fiscalía Regional Oriente. De acuerdo con María Concepción, les recomendaron que el cuerpo permaneciera en el Servicio Médico Forense para dar seguimiento a la investigación.

En diciembre de ese mismo año y al exigir la entrega del cuerpo, se dan cuenta de que fue trasladado —en marzo— a una ¡fosa común! Ahí había más de 140 cuerpos, y la única forma de identificación era una botella colocada junto al cuerpo, y dentro un papel donde iba escrito el número de expediente. Concepción, Sicilia y el rector de la UAEM dieron una conferencia de prensa el miércoles 11 de mayo dentro de la zona de dicha fosa, acordonada por autoridades judiciales. Los acusaron.

Ayer, el fiscal Javier Pérez Durón declaró que se desistían de la denuncia, ya que no hubo daños. Vaya, muchas gracias. La exhumación de los cuerpos iniciará el próximo lunes.

Si no hay cambios de última hora, el próximo sábado 21 en la sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en Washington, se podría presentar el mecanismo de seguimiento para la investigación y seguimiento a las recomendaciones hechas por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, GIEI, en torno a la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

El anuncio se hizo ayer, luego de una reunión que padres de familia de los estudiantes se reunieron con la canciller Claudia Ruiz Massíeu.

Será el próximo jueves cuando se cumplan 20 meses de la desaparición de los estudiantes. Ese día, en el teatro bar El Vicio se realizará el evento “ de apoyo para los familiares de los normalistas, “Ayotzinapa está presente”, con la participación de Francisco Goldman, Fernando Rivera Calderón y Las Reinas Chulas. Se presentarán los libros “Ayotzinapa, horas eternas”, de Paula Mónaco Felipe y “Una historia oral de la infamia”, de John Gibler.

Luis Héctor Álvarez falleció el miércoles pasado. Tenía 96 años de edad. Por estos días he escuchado elogios de actores de todos los partidos hacia él. Quizá la palabra que más se usa para recordarlo es que era una persona “decente”.

Líder nacional del PAN –partido al que llegó por invitación de Manuel Gómez Morín--, logró ganar por primera vez para la oposición tres gubernaturas: Baja California, en 1989, Guanajuato en 1991 y Chihuahua, en 1992. Fue parte fundamental de las reforma política que logró la conformación del Instituto Federal Electoral.

En 1994 inició su gestión como presidente de la Comisión de Concordia y Pacificación para Chiapas, cargo que ocupó durante seis años. Durante el sexenio de Vicente Fox fue coordinador para el Diálogo para la Paz y en la administración de Felipe Calderón fue comisionado para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.

En medio de la disputa por la dirigencia nacional del PAN, en 2014, escribió una carta en la cual externaba su apoyo a Ernesto Cordero, quien competía contra Gustavo Madero, para que se convirtiera en líder de ese partido:

--La próxima presidencia del PAN es la oportunidad para mantener la unidad interna, la confianza obligada entre nosotros y continuar con determinación, el derrotero de generosidad y servicio a México que justifica el ser de nuestro partido y nuestra militancia en él... el legado histórico y político de Acción Nacional es valioso y está en nuestras manos preservarlo... por los valores y principios que queremos sigan siendo distintivos del PAN estoy convencido de que Ernesto Cordero debe ser nuestro próximo Jefe Nacional...vamos a mover nuevamente las almas de los ciudadanos y ofrecerle lo mejor de nosotros a México.

En Junio de 2015, luego de que Margarita Zavala se destapara para la candidatura presidencial del 2018, el ex líder de Acción Nacional manifestó el apoyo a estas aspiraciones:

--Ante el deterioro de las instituciones partidistas, Margarita Zavala hace bien en abrir su propuesta a la ciudadanía, porque con y sin los partidos, sólo hombres y mujeres, en ejercicio pleno de sus derechos y deberes cívicos -es decir: los ciudadanos- podrán garantizar la paz, la libertad y la soberanía que exige la convivencia democrática... Y cuando el fuego del civismo arde en el pecho de los ciudadanos, no hay fuerza que pueda frenar su avance. Por todas esas razones, Margarita Zavala es una excelente opción para la Presidencia de la República en 2018….Coincidimos, por ejemplo, en que tenemos mayor responsabilidad para resarcir o paliar las inadmisibles situaciones de injusticia social quienes hemos tenido oportunidades a los que otros no han tenido acceso.

En septiembre de 2014 presentó su libro “La política: jubilo y esperanza”. Ahí, ante los asistentes declaró:

--Prevalecen en nuestro País contrastadas condiciones de vida entre sus habitantes, la opulencia al lado de la miseria, así como, en gran medida, la ausencia de valores éticos en el quehacer político...En tiempos actuales, de incipiente alternancia y pluralidad, debemos valorar el papel de la política (...) como el medio idóneo para instaurar plenamente condiciones de justicia y democracia en la vida pública, mediante el diálogo y el entendimiento.

En ese mismo mes, en medio de los festejos por el 75 aniversario de Acción Nacional fue saludado por varios de los asistentes. Ahí respondía “Yo me tomo medicina todos los días, un té de tila…”.

Y en torno a los escándalos de corrupción entre los militantes de ese partido, Luis H. Álvarez fue uno de los convocantes para integrar el grupo Plan por Acción Nacional, con el cual se buscaría evitar actos de corrupción entre integrantes de ese partido. Esta iniciativa también la apoyaban Luis Felipe Bravo Mena, Margarita Zavala, Juan José Rodríguez Prats, Fernando Canales Clariond, entre otros.

Una de sus últimas apariciones públicas fue su asistencia al cuarto informe del gobernador de Guanajuato, Miguel Márquez Márquez el pasado 2 de mayo.

En octubre de 2015 murió su esposa Blanca Magrassi Scagno.

katia.katinka@gmail.com

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