Para ser dos entidades que trabajan de la mano en pos de una “verdad”, la de qué pasó en Ayotzinapa y dónde están los 43 normalistas desaparecidos, el GIEI (Grupo de expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos) y la PGR parecen una pareja mal avenida, al borde del divorcio, por su tono pasivo-agresivo.

No hay otra manera de leer sus respectivos comunicados.

Mientras el GIEI acusa que la PGR tarda en darles información que piden, denuncia filtraciones a prensa, denuncia el no apoyo en medio de campañas difamatorias en su contra… la PGR responde un comunicado enorme donde en pocas palabras dice que no, que todo está bien, ya están trabajando en las demandas de ¡ash!, este grupo necio (me imagino a la PGR suspirando y entornando los ojos sutilmente hacia arriba con algo de desesperación). Sí, claro, ellos también rechazan y desaprueban las filtraciones de información. Faltaba más.

El GIEI insiste en entrevistar a los militares del 27 Batallón de Iguala, reitera que tienen información que puede ser útil. La PGR contesta, formalista, que todo se hará de acuerdo con su mandato. Es decir: ni de chiste. Si bien fueron flexibles para lograr que ellos acercaran a ciertos testigos, aquí todo se hace “tomando como marco la asistencia derivada del mandato de coadyuvancia técnica”.

El GIEI acusa que la investigación se fragmenta, que así no se puede investigar bien. Lo documentan. La PGR casi casi responde que “así soy” (y sí, pues así es nuestro sistema de justicia, intrincado, complicadísimo, necesitado de un cambio con urgencia).

El GIEI, del lado de las familias de las víctimas acusan la tardanza en investigar el caso, de, por ejemplo, Julio César Mondragón. Pone el dedo en la llaga de que 22 policías consignados podrían ser amparados. La PGR responde que sí, pero no… ya lo decidirá un juez. Lo de la tardanza lo deja pasar.

Que el GIEI ve que la PGR está tratando de crear una quinta hipótesis de los hechos —que haría que la institución no quedara tan mal con aquello de la cada día más insostenible “verdad histórica”: que sólo algunos de los normalistas, 17 o algún otro número de personas, fueron quemados en Cocula.

Mientras, la PGR ya prepara un tercer estudio en Cocula, pero bien raro, no confirma públicamente quiénes son los expertos, cuáles son sus cartas credenciales aunque empezarían ya su trabajo esta semana o muy pronto. A mí desde la semana pasada me dicen que están “analizando” si lanzan un comunicado. ¿Qué tanto analizan?

Me queda claro que el GIEI tiene prisa por saber qué pasó, por adelantar lo máximo posible en este sistema lento; su mandado termina en abril. La PGR parece no tener prisa alguna. ¿Inexplicable?

Ayer por la tarde vi un rato un “foro de discusión” en el Senado. Mauricio Merino, Juan Pardinas, Eduardo Bohórquez y Sergio López Ayllón exponían ante senadores serios, muy serios, la propuesta de ley que buscan presentar como iniciativa ciudadana —llamada “Ley3de3”— y los irreductibles para esta ley (también llamada de “Responsabilidades”) en el Sistema Nacional Anticorrupción que al parecer, ya va a comenzar a discutirse.

Menos mal.

Creo que todos estamos conscientes de que urge, ¿o no? Me refiero a atacar la corrupción y su hermana la impunidad en este país. Algo que implica, como bien decía Bohórquez, un “cambio de régimen” (y en el que los ciudadanos debemos insistir, los políticos jamás lo harán por deseo propio).

Aunque para prueba ahí está el más reciente reporte de la Auditoría Superior de la Federación, quiero referirme a la perla que nos regaló por estos días Reuters, vía un reportaje. Se llama Hilda García, y hasta hace poco pertenecía a la Función Pública. Fue a Londres a algo. Y decidió gastarse sus viáticos —que todos pagamos, 450 dólares diarios— en una cena con champán y caviar. Why the bloody hell not. Lo justificó diciendo que lo merecía porque no todos los días iba a Harrods y además había tenido una reunión en lenguaje muy técnico, como leía ayer en el artículo de Cecilia Soto, quien lo llamaba una muestra de “perfecto toluqués”.

“Ya no está con nosotros”, dice Virgilio Andrade con respecto al escándalo. Y él contribuye a la crítica:

--Por supuesto, se establecerán parámetros que, en lo personal, he seguido en materia de austeridad, como por ejemplo evitar lo más posible viajes ostentosos.

“Lo más posible”, dijo. Fíjese. Es que a veces no se puede sino ostentar, concluyo.

Me recordó a Rodolfo “El Negro” Elizondo, quien una vez en un programa de televisión, defendió que los secretarios de Estado no podían quedarse en hoteles de menos de 300 dólares la noche. Por su investidura, claro. No vayan a pensar que México es un país pobre.

“Misión: salvar en Madrid a Humberto Moreira”, se tituló un texto que José María Irujo publicó en El País. Da cuenta que en pocas palabras todos los recursos del Estado se movieron para proteger, apoyar y hasta apapachar a la familia del expresidente del PRI mientras estuvo preso allá. Todo. Pero bueno, ¿lo harían por cualquier connacional, no? Ok, no. ¿Qué tanto sabrá Moreira de quienes nos gobiernan hoy?

El miércoles 30 de noviembre, Javier Duarte dejará el gobierno de Veracruz.

Pasará el poder a quien resulte electo en los comicios del domingo 5 de junio. La gran pregunta será si el PRI podrá retener ese gobierno, en medio de todas las crisis que ha generado el propio Javidú.

No sólo son los periodistas que han sido asesinados en esa entidad desde el 1 de diciembre de 2010 cuando asumió el cargo.

Tampoco el impacto que ha tenido la delincuencia organizada en la entidad, ¿cómo olvidar los cuerpos de 35 personas que fueron abandonados en septiembre de 2011 en Boca del Río justo en el arranque del encuentro nacional con Procuradores y presidentes de Tribunales de Justicia? ¿Cómo olvidar la desaparición de 5 jóvenes en Tierra Blanca?

Desde el fin de semana, el gobernador ha sido su principal crisis. Ha estado por demás activo en redes sociales, principalmente en Twitter, esa red que tanto escozor le provocó en 2011 al grado de querer reformar su Código Penal, reforma que declaró inconstitucional la Suprema Corte de Justicia de la Nación. ¿Recuerdan a los tuiteros acusados de “terrorismo”?

Esto luego de que, en la revisión de la Cuenta Pública 2014 que presentó la Auditoria Superior de la Federación, se reportó que el gobierno de Veracruz fue el peor calificado en materia de auditorias.

--El monto acumulado con las denuncias de hechos que hemos presentado en los últimos años, su monto pendiente es mayor al pendiente de 16 entidades-- dijo, clarito, el auditor Juan Manuel Portal. Peor se puso Duarte cuando en entrevista con Carlos Loret, éste le preguntó si podría alcanzar cárcel por las anomalías y él contestó: “Ojalá”.

Duarte se encolerizó.

Vía su cuenta de Twitter certificada comentó:

--Toda observación que ha hecho la @ASF_Mexico se ha atendido y se siguen atendiendo, y las que han derivado en denuncias se han solventado…

--En tiempos electorales todo se potencia y en ocasiones se distorsiona, sin embargo, una cosa es lo político y otra es la realidad

--Lo cierto es que de la inmensa cantidad de auditorías que se han realizado no se ha desprendido daño patrimonial alguno. #Veracruz

--Somos la 5a entidad más transparente, no ocultamos nada, las observaciones nos permiten aclarar el uso de los recursos públicos. #Veracruz

Posteriormente el PAN exigió a la PGR investigar las anomalías decretadas en el gobierno veracruzano.

Obviamente Duarte no que quedó callado, sacó su hígado y escribió:

----Miguel Angel Yunes está como el ratero que sale corriendo gritando ¡agarren al ladrón!

No se quedó con las ganas, escribió y luego borró el siguiente mensaje:

--Y también van a urgir a la @PGR_mx a proceder contra su candidato en Veracruz por enriquecimiento ilícito y lavado de dinero

Y justo en redes sociales ayer circuló un video donde presuntamente corren al gobernador del Café La Parroquia, donde se habían reunido jubilados que protestan por reformas a la Ley del Instituto de Pensiones del Estado. Se escuchan gritos de gente que grita “¡Fuera Duarte, fuera Duarte!” y “¡ratero, ratero!”.

Él se defendió también vía Twitter:

--En su desesperación algunos personajes públicos tratan de desprestigiar a las instituciones del estado inventando cosas. #tiemposelectorales

Él asegura que no estaba ahí, sino en Xalapa. Pero como sea, ya cuando en La Parroquia, esté o no el implicado, gritan “Fuera, fuera” mucho dice. Todo una señal.

Yo citaría aquí a Fidel Herrera, su antecesor, el que lo nombró “en la plenitud del pinche poder” (sus palabras). Duarte anda “reapendejado”.

katia.katinka@gmail.com

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