La visita del papa Francisco a México y, sobre todo, sus reuniones con políticos y obispos me han hecho recordar mucho a mis tías abuelas.

Eran tres mujeres —Ramona, Carmen y Otilia— que nunca se casaron, vivían juntas y eran muy, muy católicas. Cada vez que las acompañaba, por lo que fuera, a misa, invariablemente al salir, decían, con sonrisa beatífica, casi a coro:

—¡Qué bonito habló el padre!

—¡Ay, sí, qué bonito!

Cuando una les preguntaba de qué había hablado o qué les había gustado más, respondían.

—No me acuerdo, ¡pero qué bonito habló!

Eran muy suigéneris mis tías, que hasta al final de sus vidas, ya adultas mayores, siempre les dijeron Las Muchachas. Fin de la anécdota.

Así un poco nuestros políticos.

El papa Francisco va, serio, a Palacio Nacional, con elegancia les dice sus duras verdades y ellos… sonríen, se sacan selfies (Miguel Ángel Mancera) o se ponen de fotógrafos de su esposa (como Alfonso Navarrete Prida), mandan a sus hijos a retratarse con el Papa (como Ivonne Álvarez), le besan el anillo papal (como los gobernadores Manuel Velasco —¿hará algo por cumplir los Acuerdos de San Andrés que hoy cumplen 20 años de firmados ahora que el Papa les pidió perdón a los indígenas?— y Claudia Pavlovich). Lo tratan como un Pope Star (Jorge Volpi dixit).

Le piden, incluso, que los bendiga y el Papa como respuesta… les dice “adiós” con la mano. ¿Sí se dieron cuenta, verdad?

Hay que recordar que Francisco dijo en la sede del privilegio mismo, Palacio Nacional, el lugar que Benito Juárez también eligió para vivir: “Un futuro esperanzador se forja en un presente de hombres y mujeres justos, honestos; capaces de empeñarse en el bien común, este bien común que en este siglo XXI no goza de buen mercado.

“La experiencia nos demuestra que cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e, incluso, el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo”.

Sólo falta que nuestra clase política diga, como mis tías, que qué bonito habló y ya. Porque el mensaje, me parece, se les resbaló. O decidieron que, para variar, ellos son excepcionales y que sí deben reflexionarlo pero… otros políticos.

Casi igual con los obispos (aunque algunos sí acusaron de recibido el regaño). Federico Lombardi, vocero vaticano, decía que no había tal “regaño”, que así habla el Papa y que bueno, no son perfectos (lo que reitera la dificultad de encontrar, en estos tiempos, una mirada limpia).

El Presidente terminó su discurso frente a él diciendo: “Bienvenida su luz”. Órale. En sintonía, además, con la canción-tema interpretada por cantantes de cierta televisora cercana a la primera dama.

Incluso, tras su discurso (en el que nos declara a todos pueblo “orgullosamente guadalupano”), va a la Basílica, escucha misa, comulga. No esconde su catolicismo el Presidente de todos los mexicanos —incluso de los 20 millones que no son católicos. Va. Ya sabíamos que por estos días, por muchas razones calculadas, el Estado laico dormiría un rato.

En un país en el que las elecciones se ganan con cada vez menos margen —recuerden el 0.56% de la elección de 2006— París o Los Pinos bien valen una misa. O bien la suspensión ¡de clases! para los niños, día feriado para todos con todo y ley seca.

Jacqueline Peschard ayer recordaba que en política (y más en la tradición priísta) forma es fondo. O lo que parece, es, yo añadiría.

Lo malo es que, además de parecer malos políticos, también parecen malos católicos.

Con la masacre en el penal estatal de Topo Chico, en Nuevo León pasa con la gran mayoría de las tragedias en el país: destapa un sinfín de irregularidades. Luego del asesinato de 49 personas, las autoridades de seguridad del gobierno de El Bronco realizaron una inspección y se encontraron varias “sorpresitas”.

Yo no sé que haya entendido en el pasado por “rehabilitación social” pero al parecer esto incluía celdas con “acuarios” (el gobierno maneja el plural, varios); otras con baño sauna, frigobares, algunas con sala. Claro que no faltaron las televisiones y otros aparatos electrodomésticos.

Incluso tenían su bar --¿por qué no?-- y la operación estaba a cargo de los grupos delictivos que operaban (dicen que en pasado) dentro. Había un verdadero tianguis: 280 puestos semifijos de alimentos y bebidas. Lástima que PROFECO tampoco entró antes al penal, porque los precios estaban aumentados en más del 120 por ciento. A eso hay que añadirle el cobro de uso de suelo que se les hacía los reclusos.

¿Cómo habrán entrado las figuras de santos (de la llamada Santa Muerte), de tamaño real, que ingresaron los reclusos?

Peor aún, que cuatro de los 9 cuerpos calcinados no eran de reos de este penal, como lo había dado a conocer el procurador estatal Roberto Flores Treviño. La organización Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos A.C, CADHAC, que encabeza Consuelo Morales, manifestó su preocupación por estos hechos. ¿Qué hacían ahí?

¿Fue demasiado tarde? El gobernador reconoció que en Topo Chico gobernaban Los Zetas, cuando él, como autoridad debía tener el mando. Digamos que… pues sí.

Desde ayer, el gobierno de Jaime Rodríguez puso en operación mesas de asesoría jurídica para los familiares de los internos de ese penal para revisar sus expedientes.

Ayer se reportó que en septiembre pasado, antes de entrar la nueva administración, no se renovó el acuerdo de seguridad para que los militares continuaran con las medidas de seguridad, y estas tareas cayeron en el grupo de Fuerza Civil, lo que las relajó. El director de los penales era Juan Antonio Caballero Delgadillo, quien fue nombrado durante la gestión de Medina de la Cruz.

El próximo miércoles, el Papa Francisco cierra su visita a México en Ciudad Juárez, donde se reunirá con familiares víctimas de la delincuencia. Están invitados los familiares de los jóvenes asesinados en Villas de Salvárcar en enero de 2010.

Acudirán integrantes de la Agrupación Mujeres Organizadas por los Ejecutados, Secuestrados y Desaparecidos de Nuevo León, AMORES, e integrantes de Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos, CADHAC, encabezados por su fundadora. Veremos quiénes más.

Previo a la llegada del jerarca católico a esa ciudad fronteriza, organizaciones defensoras de derechos humanos comenzaron a pintar en postes cuadros rosas con cruces y la leyenda “ni una más”, en memoria de las mujeres que han desaparecidos y quienes han sido asesinadas en esa localidad. ¿Será que ahora sí hablará de mujeres? Hasta ahora no lo ha hecho.

Y por cierto, se antoja difícil que reciba ya a los padres de Ayotzinapa. El Papa, aunque habló de padres y madres a los que “les han arrebatado criminalmente” a sus hijos en la Basílica, no ha dicho la palabra clave: desaparecidos.

Además, habrá que ver qué lugares les dan. Aunque se dice que no hay privilegios, sí hay zonas VIP, claramente.

--Esto es para gente rica, nosotros somos pobres, católicos, nos prohibieron entrar, nos sacaron, ya con boleto y todo, nomás nos dijeron 'sálganse, sálganse', nos corrieron es una grosería sinceramente: como una mujer indígena que ayer fueron sacados del evento del Papa, en Chiapas. Venían de San Juan Chamula y Zinacantán.

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