Lecciones de historia roquera es lo que está ofreciendo Netflix, que ni los piratas tienen. Para los fanáticos de uno de los grupos a los que les costó sangre volverse estrellas en Inglaterra, para luego conquistar efímeramente Estados Unidos: Twisted Sister, esta esa pieza de dolor y sufrimiento llamada “We Are Twisted Fucking Sister”, con Dee Snider sentado en el banquillo de los acusados. También participan lo que queda de una de las bandas más luchonas del metal americano que se vestía de señoras respondonas.

Sabina, que cada vez que se le pregunta qué fue México en su carrera, finge demencia, ha sacado un nuevo disco: Lo niego todo, que vendrá a presentar en el Auditorio Nacional en mayo próximo. Muchos se esperaban un disco de rock and roll pero, el que está punto de cumplir 70, lo mismo que su productor: Leiva, del grupo Pereza, se han puesto conservadores: sólo hay un tema roquero y otro de reggae que puede encajar en el término sabineros. Eso sí: va a vender entre los sabinistas que perdonan todo y las señoras de más de 40. Tiene un poco de Chabela Vargas (Posdata), nostalgias autobiográficas con Alzheimer (Lágrimas de mármol), rock and roll descafeinado (Las noches de domingo acaban mal) y sabinazos dando bandazos (Por delicadeza).

Como ya no informan, vaya uno a saber qué disquera sacó el doble de la muy sobrevalorada serie de Netflix (Strangers Things) pero, por menos de 10 pesos, no se va a poner nadie digno y no comprarlo. Al contrario de la serie que le toma el pelo a millennials y hipsters, como tantas otras cosas, el track list de los dos compactos raiders, en clave de score, reúne en 75 cortes una buena parte de la historia del rock y del pop más exitoso que se haya escuchado alguna vez. Esa es la principal virtud, por sobre una historia chabacana, tramposa y muy mal contada por los hermanos Duffer.

La Policía siempre vigila y, el guitarrista de la ley, Andy Summers, cuenta su visión particular de cómo les fue en la feria del rock desde que los etiquetaron como punks. También saltan los reclamos de Stewart Copeland al súper mamón bajista y cantante del trío, Sting, que se siente la divina envuelta en huevo. El rockumental está armado con infinita paciencia y buen pietaje histórico y fotografías poco conocidas de la banda.

Don’t Stop Believin: La historia increíble de Journey, es otro de los rockumental recomendados que pasa por Netflix, con el descubrimiento del filipino Arnel Pineda que, pasó de ser un desconocido a vocalista estrella de la banda. Móntense con los integrantes de Journey: Neal Shon, Ross Valory, Jonathan Cain y Deen Castronovo, para conocer la historia del grupo y la jornada del nuevo integrante. También hay vaciladas como el “Never Say Never”, del radioactivo Justin Bieber, pero esa otra historia.

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