Creceremos menos y la vida será más cara.

El pronóstico del Banco de México confirma la dura realidad que enfrenta el país, al menos para el resto del año.

El factor Trump sigue siendo la causa principal de nuestras preocupaciones, dolores de cabeza y pesimismo por el futuro económico.

Los tiempos en que vislumbrábamos un crecimiento de 4% han quedado en el pasado; sólo queda incertidumbre.

La animadversión hacia México mostrada por el presidente estadunidense, se ha materializado en la persecución a migrantes, pero podría agravarse en el momento en que cobren forma las medidas económicas ultra proteccionistas planteadas por el nuevo gobierno.

Esas sombras castigan al peso, más allá del repunte de los últimos días. Según analistas y expertos nuestra moneda está subvaluada; cada dólar debería cotizarse alrededor de los 18 pesos y no tirándole a 20 y pico, sin embargo, el mensaje de Trump ante el Congreso estadunidense no mejora las expectativas. Es más, nuestra moneda podría regresar a los 22 pesos por dólar, como cuando el magnate ganó las elecciones.

El tono del discurso presidencial —leído con teleprompter— no tuvo gran sustancia; habló de quehaceres pendientes, pero no dijo cómo ni cuándo los va a realizar. Trump fue mucho más institucional que en sus anteriores pronunciamientos iracundos y belicosos; no se desvió, no improvisó, se ciñó a lo que tenía que hablar, fue menos pesimista, sombrío y catastrofista, de acuerdo a lo que ya nos tiene acostumbrados.

Sin embargo, el discurso no debe malinterpretarse como la flexibilización de las posturas “trompudas”; en todo caso debe leerse como un intento de mayor acercamiento a los legisladores del Partido Republicano, y uno que otro adversario demócrata “azorrillado”, cuyo apoyo es indispensable para concretar la agenda de reformas pretendidas por el nuevo mandatario.

… y ahí es donde está la amenaza para México.

Trump insiste en promover una agenda fiscal que resultaría nociva para México. El Board Adjustment Tax o impuesto fronterizo, es un “bat” de béisbol para golpearnos sin piedad, aunado a la orden ejecutiva para obligar a las empresas gringas a no invertir fuera de su país, y a las que están fuera regresar lo más pronto posible, en el entendido de que una desobediencia será castigada con impuestos caníbales.

De concretarse algunas de esas medidas, la salida de capitales invertidos en México sería inevitable, y el impacto, al menos al principio, resultaría devastador para la economía y la moneda.

Ante el suspenso, algunas calificadoras extranjeras, como Moody’s, vislumbran un panorama recesivo.

El futuro pinta mal, sólo por la posibilidad de que las amenazas de Trump se cumplan.

EL MONJE ENVIDIOSO: Trump gana fuerza, si la medimos con el “aplausómetro” del Congreso estadunidense; las ovaciones a su mensaje no las tuvo ni Obama… ¿y Peña las envidia?  Una encuestita de CNN —509 sondeados— otorga a Trump 57% de aprobación pública; siete de cada 10 se dicen optimistas y ven favorables las propuestas políticas, militares, económicas, fiscales, antinmigrantes y antiterroristas, que conducirán a Estados Unidos en la dirección correcta; casi dos tercios dicen que Trump tiene razón, pero de este lado del muro, ni madres; el chico temido de la vecindad podrá tener fuerza, pero, eso sí, le gana en impopularidad al de nuestra propia casa.

@JoseCardenas1

josecardenas@mac.com

www.josecardenas.com

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