Un discurso presidencial ante el Congreso estadunidense es uno de esos actos rotundos con aroma de ritual.

Trump recorrerá el pasillo central del salón del Senado entre aplausos entusiastas y fuertes apretones de mano de casi todos los republicanos; habrá quienes prefieran quedar al margen por los efectos del errático proceder del mandatario, hasta ahora construido a base de amenazas y muchas palabras, ocurrencias, pocos hechos, y sobre todo, escasa viabilidad que afectan de lleno la credibilidad de representantes que rinden cuentas y más temprano que tarde deberán buscar el voto de sus electores. La paciencia es poca y la realidad podría imponerse a un hombre que —cada día lo demuestra— no está hecho para gobernar.

Lo mismo hará la oposición demócrata, con sobrada razón

Mientras la primera dama, Melania Trump, acompañada por invitados especiales, sonreirá desde la galería alta, como sólo ella sabe hacerlo.

A partir de ese momento, el presidente que prefiere el trastorno al decoro, puede enfilar en cualquiera de muchas direcciones posibles.

El mensaje sobre el estado que guarda la Unión Americana no será precisamente un informe presidencial; imposible con apenas mes y medio de gestión. Será, en cambio, un discurso que podría esbozar las grandes líneas de acción (si es que las tiene) en lo que se vislumbra como el mandato más incierto de los últimos tiempos.

La Casa Blanca promete que el primer discurso de Trump ante el Congreso se enfocará en el futuro con miras a la “renovación del espíritu estadounidense”… lo que eso signifique.

Probablemente Trump destacará algunos logros iniciales como la serie de decretos para regular la migración y proteger al comercio. Los sueños de grandeza estarán presentes, con efectos que podrían alcanzarnos como vecinos inevitables.

Trump, quien ha dicho que Estados Unidos debe volver a ganar guerras, confirmará la petición de incrementar en 54 mil millones de dólares el presupuesto de defensa militar. La Unión Americana gasta más que el presupuesto global de las 16 siguientes naciones que más recursos dedican a las armas. El anuncio afectará a México, porque la lana saldrá de las partidas de ayuda al exterior como la Iniciativa Mérida, por mínima que sea.

También Trump podría golpearnos con un “Bat”, el Border Adjustment Tax, el nuevo plan fiscal del gobierno estadounidense, la disminución del Impuesto Sobre la Renta para empresas, y las modificaciones a las tasas impositivas sobre utilidades, que busca llevar de regreso millones de dólares en inversiones que permanecen en otros países, como el nuestro.

Los estrategas del gobierno mexicano permanecen atentos a cualquier anuncio para actuar en consecuencia. De ser necesario, podría plantearse una nueva reforma fiscal, a más tardar en diciembre próximo, para contrarrestar lo que se anuncie esta misma noche.

Trump ha demostrado que es capaz de atenerse a un libreto, pero no necesariamente el que espera la gente y menos el resto del mundo.

Ya han invitado ostensiblemente a inmigrantes y extranjeros al discurso, como contrapunto coreografiado a sus políticas antiinmigrantes, de hecho, será una “dreamer”, Astrid Silva, nacida en Durango, quien responda al mensaje presidencial en el Capitolio.

EL MONJE RIDÍCULO: La… la regada a la luz de la luna en la entrega del Oscar a la mejor película, resultó un “churro” de antología. La ceremonia, perdió credibilidad. La pifia opacó cualquier intento de crítica al presidente de Estados Unidos; el ridículo sepultó ánimos incluyentes a favor de la diversidad; el manifiesto político quedó rebasado a consecuencia de un error que pasará a la historia como el momento más bochornoso para la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood.

@JoseCardenas1

josecardenas@mac.com

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