Si la firma del “Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar” le recordó aquellos años del recalcitrante corporativismo priísta, no está usted tan equivocado.

Lo que apareció como un gran acuerdo nacional, derivado del dialogo entre autoridades y actores productivos, para aceptar el aumento a las gasolinas, no fue tal. La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) está en desacuerdo; se rebela y revela que el documento presentado por Enrique Peña Nieto es improvisado, incompleto e insuficiente; elaborado “al vapor”, se entregó a los firmantes apenas dos horas antes del evento en la Residencia Oficial de Los Pinos, rebautizada por los hackers de Google Maps, como la Residencia Oficial de la Corrupción.

El enojo del sindicato patronal muestra dos cosas: que la cúpula empresarial del país no es monolítica; mientras la mayoría se apega al poder, por conveniencia y dizque disciplina, para ofrecer un frente de unidad, también hay empresarios disidentes que no están dispuestos a bailar al ritmo del gobierno.

Juan Pablo Castañón, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, rechaza un rompimiento con la Coparmex, pero admite que el acuerdo se había expuesto meses atrás, para “trabajarlo” con el nuevo presidente de Estados Unidos, pero fue “acelerado”, para evitar un impacto menor en la inflación por el alza de combustibles, estimado, a estas alturas, entre 4.5 y 4.8%, y de lo cual, por cierto, no se habló en reuniones previas entre la Secretaría de Hacienda y la cúpula empresarial.

La Coparmex, por su lado, exige al gobierno frenar nuevos aumentos en los precios de las gasolinas, no duplicar programas sociales y bajar el gasto en publicidad oficial. Gustavo de Hoyos afirma que el gobierno recaudó 67 mil millones de pesos adicionales por el impuesto especial a las gasolinas; sugiere volver a la deducibilidad a 100% de las prestaciones; en el fondo, teme que todo mundo culpe al empresariado de los errores del gobierno y del alza en los precios.

Las dependencias oficiales son incongruentes con los tiempos de austeridad que vive el país. El gobierno gasta más y gasta mal, mantiene en niveles mínimos las partidas destinadas a inversión productiva y multiplica el dinero correspondiente a servicios personales. El primer rubro corresponde a 18.7% del presupuesto federal, mientras el segundo equivale a 26 puntos porcentuales; sume la falta de transparencia en el manejo financiero y desde luego, la corrupción rampante en el sistema político nacional. Ambos puntos, el financiero y el combate a la corrupción, son condiciones planteadas por la Coparmex para buscar un verdadero acuerdo nacional y las razones de su disidencia, según dicen.

La rebelión de Coparmex no es anecdótica. Muestra que en el sector empresarial hay grupos dispuestos a hacerle sombra y ruido a una administración que es incapaz de conseguir el consenso de los primeros meses del sexenio; el Presidente de la República no es más el gran factor de unidad nacional, salvo para la ira y el reclamo.

Habrá quien diga, quizá con razón, que la Coparmex, identificada por nexos añejos con el PAN, juega deliberadamente a las contras del PRI-gobierno, de cara a 2018.

¿Usted, qué opina?

EL MONJE PROVOCADOR: Insensato y simplista es el Presidente al asegurar que el “gasolinazo” sólo afecta a los automovilistas, reclama el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas al exigir a Peña revertir el “gasolinazo”: .

@JoseCardenas1

josecardenas@mac.com

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