En Cuernavaca, el pleito, como el amor, no es cosa de dos.

Graco Ramírez y Cuauhtémoc Blanco son punta de una madeja muy enredada.

La política, en la ciudad de los gachos baches, apesta a cloaca.

El alcalde independiente dizque está tranquilo. Sabe que las dos suspensiones obsequiadas por la Suprema Corte le permiten seguir gobernando disfrazado de víctima; el incumplimiento de los requisitos de elegibilidad o las presuntas donaciones ilegales para construir obra pública lo van a tumbar de la silla.

El abogado Raúl Carrancá y Rivas, promotor del juicio de desafuero contra el edil, traga sapos y trina de coraje, ira y frustración; denuncia que la Corte se ha extralimitado al atropellar las atribuciones del Congreso local y del Tribunal Superior de Justicia de Morelos.

Detrás del escándalo cuernavaquense se mueven poderosos tentáculos.

Si Cuauhtémoc Blanco denuncia persecución de la mafia del poder encabezada por Graco, Rodrigo Gayosso, hijo del gobernador, y líder del PRD morelense, denuncia a la mafia detrás del célebre ex goleador, quien según Graco sabrá mover muy bien los pies, pero no la cabeza.

Según Gayosso, el Palacio Municipal de Cuernavaca es guarida de ladrones, emparentados con viejos caciques estatales que han llevado a la ruina a Cuernavaca y a Morelos; pone ejemplos…

El tesorero municipal, José Alejandro Villarreal Gasca, enfrenta una orden de aprensión por peculado de 19 millones de pesos; el secretario del Ayuntamiento, Guillermo Arroyo, carga en su historial con haber sido abogado de los hermanos Alberto y Mario Pineda Villa, asesinados en 2009, sicarios del grupo Guerreros Unidos, señalado por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

Rodrigo Gayosso suma a la mafia detrás de Cuauhtémoc Blanco a la regidora Gudelia Colín Moreno, incondicional del diputado federal Matías Nazario (PRI), ex director de Comunicación del ex gobernador Jorge Carrillo Olea, enemigo mortal del gobernador. Acusa que al lado del Cuau también despacha Gretel Streber, del Partido Encuentro Social, miembro del clan de Sergio Estrada Cajigal, aquel ex gobernador panista famoso por su helicóptero del amor, quien salió por piernas del gobierno del estado.

Asimismo, Cuauhtémoc Blanco da cobijo a Karla Jaramillo, hija del dueño del servicio de recolección de basura municipal y líder de los locatarios del mercado Adolfo López Mateos, donde regentea baños y estacionamientos. Ni qué decir de los intereses relacionados con el futbol, comenzando con su representante y secretario técnico de la alcaldía, José Manuel Sanz, quien maneja las relaciones de Cuau con la mafia del transporte público de la ciudad.

A río revuelto, los pescadores oportunistas, sumados a la causa de Blanco, también son varios; el rector de la Universidad Autónoma de Morelos, Jesús Alejandro Vera, señalado por despilfarrar recursos de la casa de estudios, rival del gobernador; el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro y Castro, quien mantiene una cruzada contra el gobierno hereje de Graco; el poeta rebelde, Javier Sicilia, líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad…

Como ve, no es una sino muchas, las manos que desatan el delirio de pasiones en Cuernavaca; ambiciones abundan…

EL MONJE ADIVINO: Esta será una historia sin final feliz.

@JoseCardenas1

josecardenas@mac.com

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