Guillermo Padrés intentó sorprender y terminó sorprendido. Amparos en mano, se apersonó en el espacio del periodista Ciro Gómez Leyva, en Grupo Fórmula, para anunciar su entrega total al Juez XII de Distrito y enfrentar acusaciones de defraudación fiscal equiparada (burlar al fisco) y uso de recursos de procedencia ilícita (lavado de dinero), falta grave, por un monto de 8 millones de dólares obtenidos mediante sobornos.

Pero Padrés y su ‘línea defensiva’ no contaban con la astucia de los artilleros de la Procuraduría General de la República, que de buenas a primeras le fincaron un nuevo delito aun más grave: delincuencia organizada. La acusación se lleva entre las patas al hijo mayor del ex gobernador de Sonora, quien es (era) parte de su equipo legal.

El espectáculo mediático del jueves por la mañana, quedó en mera pirotecnia, un intento de protegerse con blindaje de grueso calibre para hacernos creer que todo su drama es una persecución política.

El abogado defensor, Antonio Lozano Gracia, ex procurador general de la República, quien conoce de memoria las cloacas del Ministerio Público de la Federación… y los usos y costumbres para convertir a los probables responsables de delitos en víctimas la venganza del poder, afirma que la PGR violó el debido proceso de Padrés, y ahora de su hijo, al haber actuado a escondidas al nunca permitir a los imputados conocer los nuevos señalamientos en su contra. Según Lozano Gracia, la ex procuradora Arely Gómez orquestó la maniobra en contra del ex mandatario sonorense.

La estrategia detrás de la entrega ‘voluntaria’ del acusado, había quedado en evidencia en el momento en que Ricardo Anaya, líder nacional del PAN, garantizó el respaldo total de Acción Nacional para que Padrés sea sometido a un juicio justo, con respeto irrestricto al debido proceso.

En los hechos, Padrés y Anaya soltaron una cachetada con guante azul al rostro del priísmo sonrojado de vergüenza por culpa del impresentable Javier Duarte, ex gobernador de Veracruz, quien con la entrega de Padrés, quedaba solo como la una, en calidad de emblema de la corrupción nacional.

Si usted, amable lector, es ‘sospechosista’, y huele el tufo de una venganza mafiosa, lo más probable es que no se equivoque.

Los Padrés bien saben del poder y tamaño de la fuerza del Estado cuando le hacen ‘cosquillas’.

Cuando el ex gobernador apenas iba al juzgado, la PGR ya venía de regreso, tres veces. Si Padrés entendió que al entregarse le metía un gol al equipo enemigo, resulta que no había balón… y menos portería.

EL MONJE MEMORIOSO: Imposible olvidar los 15 minutos de gloria televisiva, cuando Javier Duarte anunció que pediría licencia para enfrentar a la justicia… y después se ‘voló’, embarrando de paso al gobernador interino, Flavino Ríos, quien le habría prestado un helicóptero oficial para ‘pintarse de colores’. ¿Será que Enrique Ochoa reza para que un ‘milagro’ como la entrega de Padrés también ocurra del lado tricolor, hasta hoy expuesto y ridiculizado?

@JoseCardenas1

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