La entrega de la medalla Belisario Domínguez —el lunes 31 de octubre— es de gran importancia simbólica como premio a cualquier ciudadano por servicios notables a la mexicanidad… pero esta vez tiene componentes muy complejos.

Luis González de Alba propuso en vida otorgarla a Gonzalo Miguel Rivas Cámara, herido la tarde del 12 de diciembre de 2011 —fallecido tres semanas después— al evitar la propagación del fuego y explosión de una estación de gasolina ubicada en Chilpancingo, sobre la Autopista del Sol, vandalizada y saqueada por normalistas de Ayotzinapa para evitar que la policía los reprimiera. Aquella ocasión dos estudiantes fueron muertos por balas policiacas.

Al señor Rivas Cámara, modesto veracruzano, ingeniero de sistemas computacionales, empleado de la gasolinera, quien dejó viuda y dos hijas huérfanas por su heroísmo, nadie extendió siquiera un diploma de recuerdo a sus deudos. El comportamiento del hombre hubiera sido innecesario si los activistas enfurecidos, convertidos en agentes del caos, no hubieran intentado hacer estallar la estación de gasolina.

Pero…

Entregar la medalla Belisario Domínguez a quien dio la vida para evitar la muerte de más de 43 jóvenes permitiría enviar desde el Senado de la República una interpretación sobre los hechos de Iguala muy diferente de la narrativa de los “políticamente correctos”. Implicaría cercenar la mitología de los normalistas rurales. Confirmaría una corriente contra la cuidadosa canonización política de los 43 desaparecidos por manos criminales y dejaría coja la versión de un crimen de Estado. Emparejaría simbólicamente el marcador de la vergüenza, pues los hechos de la gasolinera fueron antecedente del robo de autobuses y los continuos bloqueos carreteros y toma de casetas, herramientas cotidianas en la lucha del conflicto de Ayotzinapa.

Por eso, a pesar de la simpatía generada por la propuesta de Luis González de Alba y la adhesión de grupos como Editorial Nexos, entre varios, nadie le va a entregar la presea a Gonzalo Rivas.

Si en la narrativa de los “correctos” las acciones y omisiones del gobierno causaron la desaparición de 43 personas, la terquedad y el sabotaje de los normalistas de Ayotzinapa provocó la intervención de Gonzalo Rivas quien, repito, salvó la vida a más de 43.

Si la gasolinera hubiera estallado, ¿a quién habrían culpado los defensores profesionales de los derechos humanos?

EL MONJE OPORTUNISTA: Vidulfo Rosales, abogado de los padres y familiares de “los 43” no se opone a que la medalla Belisario Domínguez sea entregada a Gonzalo Rivas Cámara, pero manifiesta su inconformidad tras asegurar que la versión oficial de los hechos ocurridos en la gasolinera de Chilpancingo carece de datos verídicos: “Aquel fuego no fue provocado por estudiantes, como se asegura; la policía no ha atrapado a los verdaderos responsables, ha criminalizado a los normalistas y ensuciado la memoria de los desaparecidos”.

@JoseCardenas1

josecardenas@mac.com

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