La muerte por violencia no termina. Con el gobierno priísta tal vez se retrajo un poco y estos últimos cuatro años nos acostumbramos a números sangrientos cotizados a la baja.

Marginal pero constante, la tendencia parecía distinta a los años aciagos de la guerra contra el crimen organizado declarada, lanzada y sostenida —de manera obsesiva— por Felipe Calderón.

El gobierno peñista cambió aquella estrategia; quitó reflectores a los asesinatos comunes, y sobre todo a ejecuciones cometidas por la delincuencia mayor; no hablar tanto de violencia funcionó en apariencia.

Pero otra vez los números rojos imponen. Cifras oficiales muestran un repunte de los crímenes dolosos de 2.5 por ciento en 2015 con respecto al año anterior. El dato parece insignificante, pero si hablamos de 20 mil 525 delitos, las cosas pintan de otro color, y peor ahora que la organización civil Semáforo Delictivo revela datos de cómo viene 2016…

En el primer semestre de este año, la tasa de homicidios dolosos en el país aumentó entre 15 y 16% con respecto al mismo periodo del año pasado y mantiene tendencia a la alza; 56% fueron ejecuciones del crimen organizado. Si bien el secuestro disminuyó (6%), aumentaron las violaciones (6%) y el robo (1%).

Las entidades más rojas son Guerrero, Michoacán, Morelos y Estado de México; ha esfumado la tranquilidad en Colima y Zacatecas.

La tasa nacional de homicidios en el primer semestre es de ocho por cada 100 mil habitantes. Guerrero presenta una tasa de 30; el lunes cuestionamos al gobernador de Guerrero sobre ese dato. Su respuesta fue simple: “Pues sí, son los números”.

Pues sí, ni modo…

¿No cree usted que merecemos mejores explicaciones?

Mientras, ayuda el diagnóstico de Semáforo Delictivo: “En México hay tres causas fundamentales de la violencia y todas están interrelacionadas: Los jóvenes en riesgo social, el mal gobierno y el mercado negro de drogas. La primera tiene que ver con acciones sociales orientadas a atender los sectores de la población con menores oportunidades en la vida. En ella deben participar tanto el gobierno transparente como la sociedad más informada, lo contrario es optar por sucumbir.”

La violencia revela falta de autoridad, fragilidad para imponer el Estado de derecho e incapacidad de las instituciones para depurarse; agrava la percepción negativa del México profundo que reclama menos dichos y más hechos.

EL MONJE LITERARIO: Cuando despertamos, el crimen todavía estaba ahí, diría el cuento más corto si lo reescribiera Tito Monterroso.

@JoseCardenas1

josecardenas@mac.com

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