Mal hacen los asesores del Presidente Peña Nieto en no apremiar el nombramiento de comisionado del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) para ocupar la vacante que dejó desde hace más de 5 meses Fernando Borjón, quien hoy dirige el Organismo Promotor de Inversiones en Telecomunicaciones. El Instituto, igual que la Comisión Federal de Competencia Económica —que también tiene una vacante—, fueron creados como organismos con autonomía constitucional desde la reforma de junio de 2013, y su integración concluyó en septiembre del mismo año; su pleno, que es su órgano de gobierno, está integrado por 7 comisionados. El número impar no es capricho, busca lograr un equilibrio en caso de empate en las votaciones, porque de lo contrario, el presidente del órgano debe ejercer su voto de calidad.

¿Cómo se nombra a los nuevos comisionados? El diseño de integración de estos dos nuevos órganos con autonomía constitucional se basó en diversos elementos: cada vez que exista una vacante, se debe reunir el Comité de Evaluación para llevar a cabo un proceso de selección a fin de integrar una lista de entre tres y cinco nombres de los cuales el Presidente de la República elige a uno de ellos y lo somete a ratificación del Senado, éste tiene 30 días naturales para aprobarlo por las dos terceras de partes de sus miembros presentes. En caso de que los senadores rechacen al candidato del Ejecutivo, éste someterá una nueva propuesta, si hay nuevos rechazos se repetirá el proceso las veces que sea necesario hasta que sólo quede un aspirante de la lista, quien será designado comisionado directamente por el Ejecutivo. La duración del encargo de comisionado es de nueve años sin posibilidad de renovación. Estos órganos fueron diseñados con un escalonamiento de sus integrantes, es decir, no todos concluyen sus cargos al mismo tiempo sino uno cada año, de tal suerte que se dé continuidad a los proyectos y al mismo tiempo transexenalidad y con ello mayor libertad en su actuación, pero también con la finalidad de que exista una renovación periódica constante de sus integrantes y permitir así a los distintos gobiernos (poderes ejecutivo y legislativo en turno) nombrar a algunos de ellos. Para lograr lo anterior, en la primera integración del IFT sus comisionados, menos uno, durarán menos de nueve años. Terminan todos el último día de febrero en el siguiente calendario: Fernando Borjón acaba de salir este año, Ernesto Estrada saldrá en 2017; Adriana Labardini, en 2018; Maria Elena Estavillo, en 2019; Gabriel Contreras, en 2020; Mario Fromow, en 2021, y Adolfo Cuevas en 2022. Pues bien, el 28 de agosto de 2015, el Comité de Evaluación (que componen los titulares del INEGI, el INEE y el Banco de México) emitió la convocatoria para participar en el proceso de concurso para ocupar la plaza vacante en el IFT, y desde el 22 de octubre de 2015, el Comité entregó al Presidente de la República y publicó la lista de los cinco seleccionados, para que de ésta elija uno de ellos y lo envíe al Senado, en orden alfabético fueron: Ramiro Camacho Castillo, Pascual García Alba Iduñate, Javier Juárez Mojica, José Oropeza García y Francisco Javier Soto Álvarez. De los 7 que tenía… Y como dice la canción, de los siete que tenía, ya nomás nos quedan seis, y de los seis que se tienen hoy, quizás queden sólo cinco. Ya pronto el Comité de Evaluación estará expidiendo una nueva convocatoria en unas semanas a fin de cubrir la plaza que dejará vacante Ernesto Estrada en febrero de 2016, sin que hasta el momento siquiera se haya cubierto la de Borjón. ¿Por qué no se designa al nuevo comisionado? En septiembre inicia el periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión, un retraso de más de seis meses —suponiendo que se nombre en septiembre mismo, lo que se ve improbable— podría estar alterando algunos efectos del escalonamiento dispuesto en la propia Constitución. La omisión presidencial es un desaire a los órganos autónomos que él mismo impulsó, pero también conlleva un desgaste a la institución pues su presidente, Gabriel Contreras, ha tenido que utilizar su voto de calidad cuando se han dado empates en el Pleno. Preocupa también que este retraso no sea casualidad y tenga que ver con la discusión de las medidas de preponderancia que se aproxima. Desgastar al IFT es desgastar a la reforma en telecomunicaciones.

En la sobremesa. Emboscada en Minería. Respeto enormemente a la Academia de Ingeniería, pero de plano el evento que llevaron a cabo el 28 de julio en ese hermoso Palacio sobre la red compartida mayorista, estuvo mal diseñado. No tengo nada en contra de que se divulgue y discuta sobre todos los temas nuestro querido sector, pero el formato, el equilibrio, la perspectiva y el tipo de discusión de un evento sí importan, le dan o quitan seriedad. ¿Qué sentido tiene discutir si un paciente que está en el quirófano, debe o no operarse? Ninguno. Lo mismo digo de la red mayorista, el proyecto está en la Constitución y su licitación está en proceso, la etapa de consultas, aclaraciones y preguntas ya cerró, ¿entonces? plantear la viabilidad, el sí o no del proyecto en un foro de la Academia huele más a politiquería; cumplir o no la constitución no puede ser materia de debate, otro enfoque del mismo tema –quizás técnico- pudo haber sido en verdad interesante. Hicieron bien en no asistir Mónica Aspe y Fernando Borjón, que afirman que cancelaron su participación el 6 y el 20 julio, respectivamente, y a pesar de ello siguió anunciándose su presencia. Y aunque le hicieron montón al comisionado del IFT Mario Fromow que defendió el proyecto, en efecto es indiscutible lo esquizofrénico que resulta que tengamos legisladores que lo aprobaron sin reservas y que hoy lo critiquen…sin reservas. Total que fue una mesa redonda que en realidad resultó ser más bien cuadrada, no pasa de anécdota.

*Presidenta de Observatel y profesora de la Universidad Iberoamericana.

Esta columna refleja la posición personal de la autora

@soyirenelevy

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